Tres colores: Azul

Allá por los noventa un director polaco exiliado en Francia se decide a reconstruir la psicilogía humana a través de los paradigmas que la revolución francesa a finales del siglo XVIII legó a la república francesa: igualdad, libertad y fraternidad.
Por si eso no fuera poco asoció a cada una de las tres piezas con cada uno de los tres colores de la bandera francesa (color que predominaría a lo largo del film, sabiéndonos transmitir genialmente la atmosfera psicológica de cada cinta).
Nos hallamos por tanto ante la primera película de la trilogía y la obra suprema de esta, bajo mi punto de vista: Azul.
Una soberbia Juliette Binoche interpreta a una mujer a la que la vida asesta un duro golpe, dejándola en soledad, tras un fatal accidente de tráfico, que sesga la vida de su marido e hijo ante su presencia.
A raíz de los hechos, Bonoche se verá obligada a reconstruir por completo su vida, dejando atrás, de la manera menos dolorosa posible, tan crueles acontecimientos.
Kieslowski nos muestra el entramado psicológico del ser humano, cuando está expuesto a situaciones de gran adversidad emocional, por medio de metáforas visuales de gran factura y lúgubres escenarios y decorados como no de color azul predominantemente.

Un cuento brutal, perfecto de principio a fin en el cual Juliette Binoche hace uno de sus mejores papeles. Juguemos con la música, con su pensamiento, con su magia, y adentrémonos en las profundidades de un alma atormentada que no puede escapar mas que de una manera... La mejor de la trilogia sin duda.
Un clásico.

La belleza está en la sencillez, y ésta película nos lo recuerda.

Con un estilo silencioso y delicado, Kieslowski nos trae la primera de su trilogía de los Tres colores, llamada Bleu. En ésta podemos apreciar de una manera singular, lo que es el dolor de un pérdida y aún más, el dolor de la soledad.

Pero no hubo mejor forma de demostrárnoslo, que con el ritmo del silencio, un ritmo que nos traslada al mundo de una mujer desolada, que lo ha perdido todo y que ahora simplemente vive su día a día, sin nada de lo que pensar.

Esta historia común, logra más profundidad que cualquier otro culebrón y sin duda, la pulcra interpretación de Juliette Binoche es partícipe de que esto se logre.

Además hay que destacar su extraordinaria fotografía, que fijándose en el color azul, destaca de otras películas.

En fin, excelente película, la cual nos muestra la belleza del color azul y todo su esplendor.

Retrato poderoso, magnético, historia ya del cine europeo, de esa Europa que se nos venía encima, unida, armoniosa. Francia, como paradigma de la igualdad, la libertad, la fraternidad. Esta primera entrega de la trilogía de Kieslowski nos habla de la pérdida, de cómo rehacer la vida tras la tragedia más terrible, de los pasos, lentos y temblorosos, buscando la luz desde lo más oscuro de la tiniebla del alma. Una película lenta, con ratos difíciles, donde la música tiene una importancia grande en el tempo y el guión. Binoche, magnífica, esplendorosa, nos lleva por el camino de la negación, la renuncia, la pérdida, el perdón y, finalmente, la esperanza. Es una película imprescindible, que en algún momento hay que ver. Ahora, cuando esa Europa que parecía unida empieza a descoserse, todo se entiende mejor. O no.

Para mi gusto demasiado simbólica y sentimental.

Se puede destacar de esta cinta, la banda sonora y el juego con los distintos tonos de azul. Aunque la historia en sí, no es mala ni mucho menos, prefiero películas con mas ritmo, donde el guión represente el cimiento fundamental de la trama y la simbología de autor quede en un segundo plano.