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Greed

Comedia. Drama Narra la historia del billonario británico Sir Richard McCreadie (Steve Coogan), cuyo imperio de moda está en crisis. Durante 30 años ha regido el mundo del 'retail', pero tras un incidente su imagen pública se derrumba y afecta a su negocio. Para salvar su reputación, decide montar una publicitada y extravagante fiesta por su 60 cumpleaños en la isla griega de Mykonos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
2 de julio de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Greed (2019), el director británico Michael Winterbottom retrata al horroroso millonario y empresario de la moda Richard McCreadie, interpretado por el comediante Steve Coogan. La película, a través de un ritmo frenético, se manifiesta contra los súper ricos.

Por Nicolás Bianchi

La pandemia de coronavirus que mantiene en pausa al mundo llegó en un tiempo político de auge y renacimiento de distintos sectores de derecha. Neoliberales, neoconservadores, nacionalistas, anticomunistas. Las etiquetas son muchas y variadas. Luego de la crisis económica de 2008, que al parecer va a quedar prontamente minimizada por la situación post Covid-19, emergieron una serie de representantes que se subieron a la ola reaccionaria. Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, es el más relevante de ellos. Una de sus políticas más sostenidas desde que gobierna es la exención de impuestos para quienes tienen más. Por poner un ejemplo de los tiempos que corren, Jeff Bezos, dueño de Amazon, el hombre más rico del mundo, no pagó impuestos en 2018 y “apenas” tuvo que depositar 162 millones de dólares en 2019, cuando facturó más de 13 mil millones.

En contrapartida, en los últimos tiempos se registran distintas producciones audiovisuales que señalan la desigualdad y la concentración extrema de riqueza como un problema. Su más alta manifestación es Parasite (2019, Bong Joon Ho), la mejor película del año pasado. Otras producciones retratan a los ricos como gente sumamente despreciable, tal es el caso de la brillante serie Succession, que ya lleva dos temporadas y es producida por HBO. Muchas películas de género, sobre todo de terror, se alinean en la misma dirección. Solo los eventos cinematográficos protagonizados por superhéroes parecen rescatar las figuras de los millonarios con personajes como Iron Man o Batman.

Dentro de este contexto se inscribe Greed (2019), del prolífico director británico Michael Winterbottom, en la que se cuenta la historia del empresario textil Richard McCreadie (Steve Coogan), una persona realmente desagradable que está por celebrar su cumpleaños número 60 en un paraje paradisíaco de Grecia. Cambiaria todo lo que tengo solo por un poco más, dice Míster Burns en un célebre capítulo de los Simpsons. Tal parece ser el leit motiv de McCreadie, un multimillonario que escatima no ya sueldos, sino hasta la propina más insignificante.

Al comienzo del relato Winterbottom nos presenta dos elementos que funcionan como la pistola de Chejov, aquella que es mostrada en el primer acto para ser disparada en el desenlace. Por la realización de la fiesta hay un grupo de trabajadores que está construyendo a las apuradas un anfiteatro de madera que es necesario para alguno de los eventos de los festejos. También hay un león veterano, decaído, en una jaula, a la espera para ser parte de un show. Por otro lado, en la playa contigua al predio donde se desarrolla la fiesta hay un campamento de refugiados sirios que huyeron de la guerra. McCreadie quiere que los desalojen porque “afean la vista y los invitados se fijan en esas cosas”, pero alguien le explica que eso no se puede hacer porque en Grecia las playas son públicas.

La película transcurre en un vértigo total, a 1000 kilómetros por hora. El relato va y viene desordenadamente en el tiempo para contar el ascenso del empresario a la fortuna, desde que regatea en locales ingleses en los años 70 hasta que compra grandes partidas de productos a fábricas de explotación intensiva del trabajo en Sri Lanka. En el medio una comisión de legisladores lo interroga por quiebras, evasión de impuestos y demás maniobras fraudulentas. El montaje del film le imprime un ritmo por momentos demencial ya que no hay ni medio segundo entre escenas o secuencias. Nada de lo que se dice, entonces, reverbera especialmente pero sí se acumula en una continua exposición de personajes espantosos.

Otro de los problemas de Greed es la cantidad de temas que aborda: la concentración de la riqueza, la evasión impositiva en Mónaco, el trabajo prácticamente esclavo de las mujeres asiáticas en las fábricas textiles, las condiciones de vida de esas mujeres, los refugiados sirios, la banalidad y frivolidad de los súper ricos que se ve, sobre todo, en una de las hijas de McCreadie (Lilly, interpretada por Sophie Cookson) que filma un reality show mientras se desarrolla la fiesta de su padre. Además se retrata a las mujeres en torno al millonario, también desagradables aunque no tanto como él. Allí están su insoportable madre (Shirley Henderson), su ex mujer y madre de sus hijos (Isla Fisher) y su actual pareja (Shanina Shaik). Completan la galería de personajes Finn (Asa Butterfield –el protagonista de Sex Education-), como el hijo al que su padre desprecia, el periodista Nick (David Mitchell) quien se encuentra filmando un documental sobre McCreadie y la asistente Amanda (Dinita Gohil) hija de una de las mujeres que trabajó en las fábricas de Sri Lanka, y que guarda cierto rencor por su patrón.

Al principio Greed parece una comedia liviana con muchos pequeños gags sobre famosos que los personajes mencionan, en la que el rol de las celebridades, que apoyan marcas de indumentaria que tienen un trasfondo dudoso o delincuencial, es otro de los temas que se agrega a la lista abordada anteriormente. Luego el tono se oscurece hasta llegar al drama y hasta se incluye un epílogo que podría ser parte de un documental. En síntesis es una sátira, según los críticos ingleses, lejanamente inspirada en la vida del empresario británico Philip Green, cuya vida tiene puntos de contacto con la de McCreadie.

Winterbottom parece ser como esos boxeadores desprolijos que tiran una andanada de golpes pero solo aciertan algunos. En este caso son suficientes para que su punto quede claro. Si alguien espera sutilezas es mejor que busque por otro lado. El ritmo híper veloz del relato lo hace entretenido y agobiante en partes iguales.
El Golo Cine
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1 de febrero de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli va de un magnate de la moda que va a celebrar su 60 cumpleaños montando un anfiteatro de madera en Mikonos. Se nos va contando su vida a base de flashbacks. No me ha gustado porque todos los personajes me parecen vacíos y superficiales, y ha llegado un momento en que me aburría y he dejado de verla. He visto aproximadamente la mitad, y la otra mitad dando saltitos, sólo para comprobar que, efectivamente, no merecía la pena.

El personaje de la madre no han sabido maquillarlo. Se nota a la legua que se trata de una mujer 40 años más joven.
echulin
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10 de febrero de 2022
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Sir Richard McCreadie, es un millonario déspota, ambicioso, carente de escrúpulos que humilla a sus empleados y proveedores.

GREED, resulta un espectáculo desigual, pero interesante. El juicio que nos brinda, entretiene, al salpicarse con los acontecimientos financieros que le sucedieron durante treinta años.

La parte menos jugosa es la preparación del 60 cumpleaños, con un sorprendente trazo en su evolución, que justifica la espera. Bajo mi criterio, aprueba holgadamente aunque no alcanza el 6.
LEUGIM
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