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En la Vía Láctea

Drama. Comedia Primavera en tiempos de guerra. Cada día, un lechero atraviesa el frente en burro, esquivando las balas para llevar su preciada mercancía a los soldados. Bendecido por la suerte en su misión, amado por una hermosa aldeana, un futuro apacible parece esperarle… hasta que la llegada de una misteriosa mujer italiana da un vuelco a su vida. Así comienza una historia de amor prohibido y apasionado que sumergirá a ambos en una serie de ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es lo mejor de Kusturica, ni mucho menos, aunque mantiene siempre su espíritu.
Esta especie de fábula con toques subrealistas, no acaba de arrancar y terminas viéndola fijándote en los pequeños detalles. Chirría en varios planos.
floro
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2 de junio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he disfrutado con el cine de Kusturica, pero esto es infumable. Un guión deslavazado, simbolismos inútiles, efectos especiales ridículos, animales sacrificados, qué sé yo.
¿Qué pretende? ¿Una alegoría de aquellas guerras de odios étnicos? Pero no sirve, porque los personajes están exagerádos. El mismo Kusturica, que sale en casi todas las escenas, llega a cansar.
Para mí que se le ha ido la olla. No ha tenido la prudencia de dar a leer el guión a alguien con cabeza.
Es un capricho, ha hecho lo que le ha salido de los mismísimos. Pero le ha salido un bodrio.
Menos mal que hay un Kusturica anterior.
yoparam
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8 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra personal como guionista, actor y director de Emir Kusturica. En el prefacio nos avisa que se ha inspirado en tres historias reales y le ha echado mucha fantasía. Sabemos que la fantasía es un mecanismo de defensa del self por el cual construye un mundo imaginario alternativo al hostil o frustrante en el cual se ha sufrido. ¿De qué se defiende Kusturica? La rica simbología de la película nos da muchas claves de interpretación. La imposibilidad de la convivencia humana, el desenfreno asesino entre vecinos, la imposibilidad de establecer una vida de amor y de paz son algunas de estas claves. La ilusión de una naturaleza aliada y protectora, una religión que sosiegue el alma y el amor profundo e incondicional son las construcciones defensivas de su fantasía. El padre que estaba en viaje de negocios se trasforma en la vía láctea en el lechero que construye un mosaico de piedras blancas sobre el campo de minas que ha hecho saltar por el aire a los corderos y a la hermosa serenidad de Mónica Belluci. El duelo personal de Kusturica y de toda una generación marcada por la guerra fratricida de los Balcanes se universaliza ya que todos los pueblos viven heridos y separados por las huellas de sangre del pasado.
JRBoxó
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16 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emir Kusturica aparca momentáneamente los documentales y sus giras con la banda 'Emir Kusturica & the No Smoking Ochestra' y, para su nueva obra de ficción, recupera ese donaire costumbrista y rupestre de vodevil gitano que ya exploró con fortuna en 'Gato Negro, Gato Blanco' (1998): boñigas de vaca, olor a pastos y prado, cachorros de gato que se cuelan entre las ventanas de las casas de piedra, carneros que cruzan el pueblo tras separarse de su rebaño, y el espíritu jubiloso del folklore serbio -empañado por la Guerra de los Balcanes, claro-.
Kosta (Emir Kusturica) es un humilde lechero, prometido a la aldeana -y ex gimnasta olímpica- Milena (Sloboda Micalovic), cuya vida transcurre sin más sobresaltos que las balas que esquiva cada día para completar su reparto. Hasta que llega al pueblo Nevesta, una mujer italiana (Monica Bellucci) que está prometida con su futuro cuñado (Predrag Manojlovic), y de la que, por supuesto, acabará enamorándose.
En los paisajes construidos por Kusturica suele dar la impresión de que las personas, los animales y hasta los objetos se mueven a cámara rápida, contagiados por el nervio hiperactivo de quienes viven, aman, gozan y sienten a mayor velocidad que el resto de los mortales; creando un escenario de alborozo romántico donde cada instante de jarana es enfatizado por la tradicion popular (y musical) del Sureste de Europa.
'En la Vía Láctea' (2016, Emir Kusturica) es la prueba evidente de que a Kusturica ya sólo le queda repetirse, pecar de un reiterativo histrionismo visual y ocultarse bajo el mantra de la fantasía romántica. No obstante un Kusturica menor sigue pareciéndome más estimulante, en una línea similar a la de este cuento de amor y guerra, que alguno de los últimos trabajos de Terry Gilliam o cualquier película del temible Jean Pierre Jeunet. No es el mejor Kusturica, pero sí una de las mejores excusas posibles para acercarse a su cine más reciente.
antonio lopez herraiz
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12 de julio de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regresa el director serbio Emir Kusturica después de 7 años desde su último largometraje para volver a ponerse detrás de la cámara con la película En la Vía Láctea protagonizada por una siempre bella Mónica Bellucci y el propio director, en su primer papel como actor protagonista de su carrera. Se trata de una historia de amor imposible con la Guerra de los Balcanes como telón de fondo, narrada con un fuerte componente simbólico donde la naturaleza juega un papel importante. Estreno 14 de Julio.

La mayoría de las películas de Emir Kusturica tienen como tema común la guerra, y en esta ocasión, no estamos ante una excepción porque la trama de En la Vía Lactea sobre una historia de amor imposible entre Kosta, un lechero serbio (el propio Kusturica) y, Nevesta, una misteriosa y bella mujer serbio italiana (Mónica Bellucci), tiene como telón de fondo la Guerra de los Balcanes. Emir Kusturica en este film no solo es el director sino que también forma parte del elenco de actores, aunque actuar no sea algo nuevo para él, si es la primera vez que lo hace como protagonista.

El personaje de Kusturica, Kosta, aturdido por la pérdida de su padre en la guerra, y a pesar del entorno horrible y violento en el que vive, está comprometido con la atractiva Milena (Sloboda Mićalović) y es feliz llevando la leche a los soldados. A la aldea llega Nevesta, con la intención de casarse con el hermano de Milena, un general (Miki Manojlovic) que está en la Guerra de Afganistán. Con la llegada de la bella Nevesta nada volverá a ser lo mismo, Kosta se enamora a primera vista de ella, y al poco tiempo, ese amor será mutuo, siendo este el detonante principal de los trágicos acontecimientos que se desencadenarán en la segunda mitad de la película.

En La Vía Láctea, Nevesta siempre es nombrada como la novia, nunca recibe un nombre y no sabemos mucho de ella. Tampoco cuenta con una historia convincente, es mitad italiana y mitad serbia, ha venido de Krajina, la autoproclamada república serbia a lo largo de la frontera con Croacia, quizás este hecho tenga alguna lectura e intención política por parte de Kusturica. La espléndida y bella actriz Mónica Bellucci, aunque en esta ocasión no esté a la altura de sus mejores actuaciones, su sola presencia devora la pantalla y se complementa muy bien con la interpretación de Emir Kusturica.

Desde las primeras escenas, la irracionalidad en la película queda patente. Existen dos elementos muy característicos a lo largo del metraje, el primero es el comportamiento bastante inusual de los animales: el burro obediente, a los gansos les encanta bañarse en sangre, la serpiente bebe leche, a un pollo le gusta mirarse al espejo y el halcón casi domesticado que puede bailar al son de la música. Todas estas escenas constituyen los momentos más simpáticos a la vez que absurdos de este drama surrealista y, a pesar de su vacua apariencia, están dotados de un fuerte simbolismo relacionado con la filosofía de Kusturica y su relación con la naturaleza (como ha manifestado el propio director). Los animales juegan desde un principio un papel importante como camaradas y protectores de Kosta, coreografiados de forma fabulosa con poderosas imágenes simbólicas de la sangre, el cielo, la tierra y el agua. Aunque sea una alegoría o estemos ante una hermosa oda llena de imaginación, las disparatadas y alocadas fantasías de En La Vía Láctea, en el fondo, tan solo tienen sentido en la cabeza de Kusturica.

El segundo elemento a destacar es la música, muy importante en las películas de Emir Kusturica. La música es divertida a la vez que conmovedora, y se complementa a la perfección con cada escena, siendo un eje fundamental de la propia historia. Sin la música las imágenes no serían lo mismo ni tendrían el mismo impacto. El ritmo de la música en esta historia de amor en tiempos de guerra es un signo de paz. Muchos momentos de éxtasis y diversión donde la música de los Balcanes suena de forma incontenible, a destacar en la que aparece Kosta tocando el címbalo y luego bailando con su bella amada Nevesta como una forma de olvidar la dureza de la guerra y lo que vendrá después.

El tono divertido y distendido de la primera parte, choca con los últimos 45 minutos de la película, donde los acontecimientos toman un giro apocalíptico, debido a la llegada de unas fuerzas especiales asesinas enviadas por el general, sediento de venganza. En este tramo final Kusturica divaga más sobre el realismo mágico, en donde los fieles amigos de Kosta, los animales, aparecerán en momentos cruciales para ayudar y salvar a la pareja de enamorados en su huida de los soldados por bellos paisajes fotografiados de los Balcanes. La dureza de la montaña, la dificultad del itinerario con las interminables extensiones de prados, amplios cañaverales, ríos de profundas aguas y los animales ocultos en los bosques supuestamente simbolizan la complejidad de su amor.

En la Vía Láctea es una comedia de humor negro, triste y melancólica. El trabajo realizado para conseguir las localizaciones de la película es uno de sus grandes méritos, con fotografías de paisajes realmente sorprendentes, montones de bellas imágenes naturales especialmente del principio. Emi Kusturica narra un cuento de hadas donde el amor, la música y la pasión consiguen superar la brutalidad de la guerra, y para explicar esto se sirve de la naturaleza y los animales como elementos simbólicos, además de una fantasía que a veces resulta algo exagerada.

Cinemagavia: https://cinemagavia.es/pelicula-critica-en-la-via-lactea/
Eduargil
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