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Sangre de héroes

Ciencia ficción. Acción Tras una devastadora guerra nuclear, la sociedad ha quedado destruida y la convivencia humana regresa a la barbarie. El entreteniento de la época es un cruel y violento juego, en el que un equipo impone su ley en el desierto, desplazándose de población en población, soñando con llegar a la ciudad y enfrentarse al campeón de la liga profesional. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
7 de abril de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film post nuclear sin pretensiones que sólo quiere entretener.

El argumento: las peripecias de un grupo de deportistas de un juego brutal. Una mezcla entre futbol americano, combate medieval y asesinato. Se usa un cráneo de perro como balón y los jugadores van armados con mazas, lanzas, redes, etc. Al rival se le para de un espadazo o mazazo. Ya te imaginarás que quedan pocos vivos al acabar el partido...
Por cierto, esto mismo con armas de plástico y un cráneo de plástico se juega en la realidad en muchos de nuestros parques: se llama jugger, (jugg significa robar algo de valor, en inglés marginal). Este juego se basa, por supuesto, en esta película que es icónica para ellos.

Bueno, pues van de pueblo en pueblo jugando al jugger. Conocerán a gente por el camino y alguno se les unirá.
Llegarán a una gran ciudad dónde queda algo de civilización y que no tiene nada que ver con los pueblos de la estepa donde ellos malviven normalmente. Allí el capitán del equipo se va a encontrar con alguien muy importante para él en el pasado...

Con pocos medios, mucha imaginación y estética ochentera este film a lo "Mad Max" entretiene por su estética y ambientación.
Los actores sobreinterpretan. Pero la devastación y la miseria en la cara de todos le da mucha credibilidad a la trama.

No le pidas mucho a esta película porque no lo tiene. Es cine de serie B y muy orgulloso de serlo.
Nunca pretendió ser otra cosa...
Jose Solo Z
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13 de julio de 2024
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Era sin duda un sueño ambicioso y de formación lenta, porque la idea de "Sangre de Héroes" le surgió al tan afamado David Peoples durante su época de editor, tal vez después de ver "La Carrera de la Muerte del Año 2.000". Sin embargo él, en lugar de tomar un evento ya existente, se lo inventó de la nada.
Podríamos creer que se inspiró en "Rollerball", realizada en 1.975, pero su juego mortal donde dos equipos armados con palos y cadenas deben clavar en una pica la calavera de un perro nació unos años antes. Claro que él ni tenía dinero, ni influencias ni nada de nada.

Incluso cuando, en mitad del rodaje de "Blade Runner", habló de ello al recién llegado Rutger Hauer, todo parecía imposible. Pero siete años más tarde pudo hacerse realidad y el tipo incluso se situó, por primera y última vez, detrás de la cámara, en una producción, de nuevo, demasiado ambiciosa para el presupuesto sólo moderado con el que contaban, y la decisión más importante fue llevarla a cabo en Australia; por desgracia, como también podemos ver durante el desarrollo de la historia que aquél nos tiene preparada, esa ambición no abarca más de los mismos términos de producción.
Las tierras del Sur del país nos regalan un ambiente misterioso y exótico, en especial las de Cooper Pedy; este paisaje bellamente fotografiado por David Eggby nos traslada al clásico escenario post-apocalíptico de la ciencia-ficción de los '80: un mundo hundido en la barbarie después de un supuesto desastre o guerra nuclear. Futuro "madmaxiano" que no vemos por enésima vez plagado de coches, bandas armadas y batallas por el combustible o el agua; la premisa, igual que las tierras donde tiene lugar es atractiva, ya que la violencia sólo se expresa a través de ese deporte, el "jugger"...y eso es todo lo que nos da la película.

Peoples, que siempre ha detestado su experimento de cineasta, dirige más o menos bien, su modo de escenificar la acción huye de lo "comiquero" y se presenta cruda y desagradable en pantalla, y su atención al diseño de producción, pese a lo cutre que pueda resultar, lo considero por encima de la media de lo que este género solía ofrecer en los '80. Más allá de eso: el vacío. Es inconcebible que el guión lo firme el responsable de "Sin Perdón" y que colaboró en la escritura de "Blade Runner", porque sus habilidades brillan por su ausencia.
Tenemos al personaje de Joan Chen, Kidda, fascinada por este deporte salvaje y que decide seguir al grupo "estrella" liderado por Sallow (Hauer), abandonando a sus padres; Peoples podría haber añadido algún incentivo, que dicho juego reportarse dinero y ella lo usara para ayudar a su familia, es decir, que se uniera a los "juggers" por necesidad. En una escena clave la madre pregunta a la chica por qué está empeñada en jugar a ese deporte, y ella sólo habla de ganar, a lo que la madre vuelve a preguntar "¿Pero ganar qué?". Y así se pone de manifiesto el sinsentido de este argumento.

El sinsentido de ver a personajes tan carismáticos horriblemente desdibujados, sin misión, sin un propósito, sin nada que decir y que hacer salvo ir a una siguiente ciudad y romperse los huesos por algo que no tenemos muy claro lo que es. ¿Qué busca esta gente?, ¿es la excitación por la violencia?, ¿la fama y el respeto?, ¿la oportunidad de vivir grandes emociones en un mundo que desapareció hace mucho tiempo? Únicamente queda la especulación, pero mientras en otro tipo de películas resulta adecuado aquí acaba siendo confuso y deprimente. Es aún peor ver el modo en que Peoples describe a todos estos personajes.
¿Para qué jugar a construir un pasado para Sallow si sólo se menciona de soslayo?, ¿para qué hacer de Kidda el interés romántico de Gar (un perdido y sobreactuadísimo Vincent D'Onofrio) si no va a ir a ningún sitio?, ¿qué pintan Delroy Lindo, Gandhi MacIntyre y Anna Katarina en este lío? ¿Por qué Peoples no nos puede regalar, ni una sola vez, una maldita conversación entre los protagonistas donde sobresalga su espíritu de equipo?, porque de lo que menos goza este equipo es de relación y de espíritu. ¿Qué ata a estos individuos y por qué se unieron en este juego cuyas reglas son otro misterio insondable?

Y el clímax, que transcurre en una ciudad subterránea (imaginativa concepción la del director artístico John Wingrove) liderada por una clase alta, nos presenta a su jefe (Hugh Keays-Byrne), que mantiene un gran resentimiento con Sallow; ¿para qué seguir con la subtrama sobre el protagonista e introducir a un potencial gran villano si no va a desarrollarse nada, ni se va a profundizar en eso que les convierte en enemigos ni siquiera van a cruzar palabra el uno con el otro? Todos esos elementos tan interesantes quedan en un infame desperdicio.
Después uno se entera de que Peoples estuvo muy restringido por los productores, que desecharon parte de su guión, descartaron muchas escenas ya filmadas y decidieron centrar la película en la acción y la violencia sin sentido. Y así se queda: en un sinsentido. Y lo que más sigue despertando mi curiosidad es: ¿por qué una cabeza de perro? ¿Quizás en el pasado los perros desencadenaron una pandemia global y por eso se les considera animales vilipendiados?

Como nadie nos explica nada de nada, por teorizar...
Chris Jiménez
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