El accidente

Adrien Brody (Nadie está a Salvo de Sam) se convierte en único protagonista del noventa y nueve por ciento de la película. Él y el entorno natural en que se personaje se ve envuelto y rodeado entre lianas, pinchos, hierro en el abismo de un total aislamiento del resto del mundo y una amnesia que prevalece en su caracterización que a poco a poco se va diluyendo cuando no solo nos encontramos ante un drama de supervivencia si no lo que queda de un thriller (un atraco) cuando va recuperando la memoria.

Concebido como un “deliverance” moderno, la cinta del quebequés Michael Greenspan (Kill for Me) pretende ser una “tour de forcé” en que se intentan encontrar varios géneros pero al que se limita única y exclusivamente fijarnos en la actuación paciente y correcta de un Adrien Brody (lo que tarda y consigue en recoger y zamparse a chupetones un caramelo es para apurar metraje y no quedarse tan corto) para salir del embrollo en que se ha metido. Le acompañan en su periplo, a parte de un presencia fantasmal interpretada por Caroline Dhavernas (conocida por su intervención en la serie “Hannibal”),un perro salvaje, un oso y un par de cadáveres.

La película puede intrigarte durante su duración, poco más de una hora; pero eso no la hace buena. A mi juicio la historia empieza a decaer con las reiteraciones en las que el juego de ir descubriendo lo que le pasó al protagonista se convierte en un recurso de manipulación que, sin sutileza, nos quiere hacer ver que hemos participado de un engaño mental. Cuando todo se descubre es como si nada hubiera pasado: no tenemos por qué asumir la sorpresa vencedora en el relato, ya veníamos los espectadores un poco tocados con los ires y venires del pobre accidentado Brody.

Dada la proximidad temporal y la cercanía entre las propuestas, es inevitable abordar el análisis de “Wrecked” intentando establecer una comparación con “Buried” (“Enterrado”, a mi entender, uno de los mejores del 2010) y “127 Horas”.
En principio, y a la hora de caerle con la crítica, habría que hacer la salvedad de que se trata de producción independiente de cine canadiense, que no es un dato menor (a pesar de que cuenta con el protagonismo de un gran actor como Adrien Brody). Considerando este punto, hay que decir que se encuentra muy lejos del nivel de aquellos dos films y que carece de un guión lo suficientemente sólido como para ser el soporte de semejante desafío que implica representar una historia de este tipo y de esta manera. Peca de inverosímil en muchos sentidos (el dolor físico no pareciera ser del todo creíble) y parecen faltarle motivos por el cual el personaje hace lo que hace y la cámara muestra lo que muestra. En 18 minutos de cinta, ya habían transcurrido más de dos días (según los efectos que simulan el día y la noche) y nuestro personaje había tomado sólo un poco de agua de lluvia.
A diferencia de Buried (recordemos el celular en el film de Cortés), le faltó mayor cantidad de diálogos que hagan de Wrecked algo más llevadera (aparece muy pocas veces producto de algunas alucinaciones, sueños y fantasmas). Claro está que la historia de por sí es menos atractiva y, desde un inicio, nos dice que no será fácil mantener la concentración. En “127 Horas” por ejemplo, la película se inicia con más de un personaje antes de volcarse a la interpretación solitaria de James Franco.

Desde lo plástico, podemos decir que la filmación se hace casi enteramente con cámara en mano, que abundan los primeros planos y que hay un buen uso del “punto de vista”, es decir, cuando tenemos alternancia de planos del rostro de nuestro personaje con planos que simulan su mirada al ambiente circundante. El sonido es prácticamente ruido ambiente, a veces acompañado de una corta musicalización que aparece en los exabruptos y giros dramáticos, y algo de la radio del auto (clave para empezar a entender la historia). Sorprende que en un film de este tipo el uso del plano secuencia estuviera muy relegado al del decoupage, ya que parecía ser una buena alternativa.
Pasada la media hora la película mejora, cuando la intriga acapara la trama y empezamos a querer saber quién es este hombre, que no recuerda nada, producto del accidente. A medida que conocemos un poco más de cómo llegó a este lugar, y a medida que el ambiente se va haciendo más duro para este personaje que apenas puede moverse, el suspenso gana terreno. Sin embargo, tiene demasiados baches, el film se “plancha” muy seguido entre las pocas secuencias emocionantes y parece un texto más descriptivo que narrativo, aburriendo y poniendo demasiadas veces en juego la paciencia del público. El final es bueno, aunque no parece valer la pena semejante esfuerzo.

Un accidente de trafico. Un coche destrozado con un hombre herido dentro. Es Adrien Brody. Confuso, sin memoria, gime y lloriquea tocándose la nariz mirándose al espejillo del coche. No, señor Brody, esa nariz no está así del accidente, ya la traía de casa.

Vamos con la crítica y trataré de no ser injusto. Esta película es lenta y aburrida, el protagonista creo que solo dice una o dos palabras durante toda la cinta y no hay tensión, acción, misterio y nada, no hay nada, solo al señor Brody con su cara de hombre bueno sufriendo atrapado en un auto.

Brody no transmite nada salvo lástima y en buena parte de la cinta, creía que él era mudo.