Vigilancia extrema

Surveillance no pasará a la historia, por su originalidad, la oscuridad de su argumento, de la que inicialmente quiere presumir, pero desde luego consigue llevar al espectador a ese mundo surrealista, basado en las alteraciones emocionales de casi todos sus personajes, a los cuales se les debería preguntar esa frase tan mítica del humor negro del cine cuanndo el sargento Hartman le pregunta al recluta patoso en "LA Chaqueta Metálica": "no te hacían caso tu papá y tu mamá cuando eras niño?!?!". Todavía me río cuando pienso en ella en alto, pero rapidamente me acompaña un estremecimiento que me recorre hasta la punta de los cordones de mis zapatos. Ésta creo que es la mejor forma que tengo de expresar el sentimiento que te golpea constantemente mientras ves la película de J. Lynch, que aunque probablemente no sea mejor que el 90% del resto de las obras del género de la gran pantalla, es mucho mejor de lo que nos tiene acostumbrado el cine proveniente de los grandes estudios americanos en los últimos años.
Una pelicula no apta para quien busque una noche tranquila antes de acostarse, pero que no se arrepentirá de ver.

Me gusta ese aire surrealista intrínsecamente asociado al apellido Lynch. Me gusta y mucho. Casi tanto como el papelón de Pullmann o la macabra secuencia lésbica entre Julia Ormond y Pell James. Pero no nos engañemos: “Surveillance” no es “Terciopelo azul”, ni “Carretera perdida”, ni mucho menos, “Mullholland Drive”. Entre otras cosas porque se queda a medias. A medias entre las delirantes y oníricas paranoias de Lynch y un thriller con cierta coherencia argumental. Vamos, que ni una cosa, ni otra. Y eso no mola.

Cinco raspadas estrellitas, pues, para un thriller con aliño lyncheano del que podría haberse sacado mucho más jugo si la proporción entre desvarío y tensión hubiera sido la adecuada. Y eso significa que uno de esos dos ingredientes debería haber prevalecido sobre el otro. Los fifty/fifty, normalmente, no funcionan. Y si no, pregúntenle a Salomón.

No sabemos si la vigilancia será de papá porque algunos planos le delatan. Y precisamente ahí, en ese instante, hay una película entera. “Surveillance” nos remite a un segundo visionado para ver lo tramposa y tram-prosa que ha sido. Las imágenes niegan la narración de sus tres oradores… No es un “Sospechosos habituales” con serial killer ni tampoco quiere seguir la pauta de “Plan oculto” para modernizar narrativamente el género de atracos a bancos (esta vez a un thriller con asesino). Le falta ese halo y pizca de cult-movie que siempre suelen tener los filmes de su padre aunque no hay que para nada defenestrar una original propuesta con ciertos momentos brillantes. Tal vez la objeción al riesgo sea su mayor error. Aunque tampoco se entienden sus pésimas críticas en EEUU para una película interesante y premiada en Sitges.

Dos agentes del FBI encarnados en Bill Pullman y Julia Ormond investigan en un pueblo perdido la actuación de un asesino en serie dentro de una serie de testigos que parecen sospechosos: policías sociópatas, una pareja de tortolitos y una familia de vacaciones con una niña que parece ser la más cuerda. Hay malabarismos macabros y una secuencia sugerente que empaca todo el filme: Bill Pullman mira en un tablón las fotos de los cadáveres de los homicidios pero la pared desaparece ante nosotros y vemos esa transparencia desde el otro lado. Como si nosotros a partir de ese punto fuéramos los vigilantes de esos personajes y de sus futuros designios.

A través de las declaraciones de una niña y de una deslenguada drogadicta, que están siendo interrogadas por unos agentes del FBI, en una comisaria situada en un pueblo en mitad de ninguna parte, ocupada por una cohorte de palurdos y descerebrados policías, que también van aportando su particular versión de los hechos, vamos conociendo a base de continuos flashbacks, (al mismo tiempo que dichos agentes), las circunstancias que desembocaron en un sangriento hecho, del que solo se nos muestra un fugaz atisbo al comienzo del film. Magnífica película con un cierto aire malsano, (que se va enrareciendo a medida que avanza la historia), sembrada de un inclasificable humor tirando a negro, que aunque logra mantener nuestra atención según van encajando todas las piezas, a medida que se nos va revelando el rompecabezas, abrimos los ojos como platos quedando completamente subyugados ante la montaña rusa de sensaciones que nos regala esta digna hija de su padre, (David Linch), en el acojonante final. Absolutamente recomendable.

Violencia extrema gratuita, personajes desequilibrados, histrionismo visual, música tenebrosa... Parece que la pequeña Jennifer quiere y está siguiendo los pasos de su padre, el genial David Lynch. No es para menos, y es que David es el productor de la película, es decir, el hombre ese que está ahí y supervisa y ayuda a dar forma a la historia. Siendo así, y teniendo la misma sangre, no es de extrañar que el resultado sea una película de lo más "lynchniana".

La idea es muy buena y el tratamiento también. Aun así, el argumento pierde peso a medida que avanza la película y el desenlace se torna bastante más que previsible. Esas son las razones por las que "Surveullance" no tiene una nota más alta. Sus puntos fuertes son también los del padre: mantiene la atención de una forma espléndida. Y sobretodo algo que hace David Lynch a la perfección y que también consigue de manera más que acertada su hija: conseguir que los protagonistas sean los personajes misteriosos más que los secundarios, como suele ocurrir en la mayoría de cine.

F.B.I., asesinatos sin resolver y sobretodo Bill Pullman... GRACIAS FAMILIA LYNCH!