El médico alemán

Con una destacable realización y unas interpretaciones que sostienen la trama, el "Médico alemán" quizás adolece de querer ser demasiado sutil en el desarrollo del suspense. Tanto que roza la pérdida del interés del espectador en algunos momentos.

Con un aspecto "scope" (2.35:1) la fotografía encuentra el medio adecuado para lucir las localizaciones naturales excepcionales de los Andes argentinos. Y es un poco este acierto junto a la naturalidad de los actores lo que mantiene el hilo argumental basado en la novela de la escritora y directora cinematográfica Lucía Puenzo (Wakolda) que ella misma lanza a la gran pantalla como ya hiciera anteriormente con otra de sus novelas.

Los hechos a su vez están basados en una historia real y en personajes reales, lo cual en su relación escalofriante convierten a priori en emocionante la película. Sin embargo, esto no es aprovechado al máximo, y ese intento por normalizar y minimizar la tensión dramática lastra la atención requerida. Lo cual se traduce en cierta falta de impacto, falta de comunicación de sentimientos, en una frialdad que no casa con los hechos. Es decir, lo que sabemos que subyace en la trama es duro, trágico, sin embargo cuesta sentirlo como tal.

En definitiva, una película elaborada a partir de una muy buena idea, formalmente de mérito, trabajada con esfuerzo -no hay más que mencionar por ejemplo el que se hablan en ella hasta tres idiomas (español, alemán, hebreo) y que incluso la actriz Natalia Oreiro hubo de estudiar alemán intensivamente más de dos meses antes de comenzar el rodaje-; pero que en el fondo no aprovecha todo su potencial.

Aun entre cortinas, el horror por la deshumanización es en cualquier caso un testimonio que queda bien retratado. El hombre sigue siendo el peor depredador del hombre.

Lucía Puenzo logra ambientar notablemente la narración, valiéndose de su capacidad técnica y correctos recursos estéticos para darle un tono dramático y fino a la fotografía del film. Pero a veces, lo que resulta apreciable para la óptica humana, no se condice con la línea argumental.
Wakolda nos remite a la historia de Lilith (Florencia Bado en destacable actuación), una niña de 12 años con problemas de crecimiento. Sus padres (Diego Peretti y Natalia Oreiro) hospedan en su hostería a un misterioso médico alemán (Álex Brendemühl). Éste, en la piel del acérrimo y perverso nazi Josef Mengele, parece obsesionarse con la pequeña a fin de someterla a tenaces experimentos que la ayuden a ganar unos centímetros más de longitud.
Difícil de descifrar, el alemán intenta seducir y subir escalones en confianza desembolsando efectivo sin tapujos, ya sea por adelantado para su alojamiento o bien invirtiendo en negocios asociados a la familia. Pero hay algo que nunca cierra, y el flanco siniestro del doctor se va descubriendo poco a poco.
Con una dinámica lenta, mansa pero sin aburrir, Wakolda se toma su tiempo para enlazar y enganchar plenamente al espectador. El relato encuentra su punto de equilibrio llegando a la mitad del metraje, pero luego empieza a decaer mientras se ahoga en su dificultad para cambiar de marcha, quizás en su afán por abarcar varios subtramas como el paso hacia la adolescencia y la mirada despectiva hacia el otro, elementos que más allá de estar bien contados, enfrían el eje central de la cinta.
Un drama que goza de interpretaciones creíbles y afable pulso, con rasgos de buen cine y un trabajo de fotografía virtuoso. Un producto que de tan cuidadoso falla a la hora de cosechar suspenso, dejando una sensación de desaprovechamiento, sobre todo en lo que respecta a la tensión que se podría haber suscitado si se hubiesen pulido mejor las escenas en donde el personaje encarnado por Brendemühl debería invocar al horror y a la monstruosidad tan aberrante que formaron parte de su ser.

LO MEJOR: dirección, ambientación, actuaciones. Gran calibre técnico.
LO PEOR: decae con el correr de los minutos. Falla cuando debe generar tirantez.
PUNTAJE: 5,6

http://cinefiloclub.blogspot.com.ar/2013/10/wakolda-critica.html

Una digna película que merece la pena ver.
Mantiene el interés en todo momento, un ritmo estupendo que no decae.
Bien interpretada por sus actores.
Buena fotografía.
Uno se queda con las ganas de saber mas y tirar de libro de historia.
La recomiendo y me parece esta directora digna de ser seguida.

Adaptando su propia obra literaria, la directora a Lucia Puenzo recrea en su última película la estancia en la Patagonía argentina del doctor nazi Josef Mengele durante los primeros años de la década de los 60 del siglo anterior. Este episodio es bastante desconocido en la vida del denominado Doctor Muerte, algo que permite a la realizadora ese lujo impagable que da el cine que es fabular. También de paso vuelve a introducir un tema que parece que le interesa mucho como es el de las alteraciones y las anomalías genéticas en el ser humano, en especial durante la época adolescente, argumento ya expuesto en su celebrada opera prima “XXY”.

Como se nos recuerda en los propios créditos del film, tras escapar de su país y siendo objeto de una implacable persecución por parte del Mosad israeí, Menguele halló refugio en varios países de Sudamérica. Allí siguió perpetrando sus deleznables crímenes y sus macabros experimentos en niños, animales y mujeres embarazadas. Esto también lo pudimos ver en aquel magnífico clásico de los años 70 “Los niños del Brasil”, título que flota permanentemente en nuestra cabeza mientras asistimos al visionado de la obra de Puenzo.

Comienza “El médico alemán” con aires de thriller psicológico. El encuentro en los hermosos y bellamente fotografiados paisajes del sur argentino entre el enigmático protagonista y la familia de lugareños que encuentra por el camino nos pone alerta de que algo turbio puede estar a punto de pasar. Puenzo maneja con sutileza las miradas, los diálogos cargados de segundas intenciones, las reacciones de sus personajes (la ambigüedad del personaje principal, la fascinación que ejerce sobre la niña protagonista, el escepticismo con el que el padre ve esta relación). Sin estridencias y sin golpes de efecto extraños, el film va derivando hasta convertirse finalmente casi - y sin casi- en una película de terror; el terror que inspira la proximidad de un personaje como Mengele, o peor aún casi, la cercanía de los cachorros que tomaron su siniestro legado.

Ese mismo terror encuentra acomodo en el rostro pétreo de Alex Brendemühl, un actor a quien nunca tuve en mis altares, pero que aquí compone un más que brillante doctor Mengele. Evidentemente, no es Gregory Peck. Tampoco la película en la que participa es “Los niños del Brasil”, aunque puede verse como un complemento muy digno al film de Schaffner.

La parte más aterradora de Wakolda es una escena en que la yorugua Natalia Oreiro abre un ventanal presentando la ribera del lago Nahuel Huapi. Bajo sus aguas se oculta el terrible Nahuelito, el hermano menor del monstruo del Lago Ness. Desgraciadamente, y al igual que en la película de Godzilla del 2014, el bicho no se deja ver, con lo cuál hay que conformarse con el aburrimiento de la historia de un bigotudo que hace dibujitos en su cuaderno, como un escolar aburrido.

El infame médico nazi, el Ángel de la Muerte, Josef Mengele, aparece en Bariloche, que al parecer en la década del 60 era un destino de fugitivos nazis y no de bulliciosos adolescentes egresados de escuelas secundarias. Un poquito exagerada la ambientación que le da Lucía Puenzo al lugar y sus pobladores: alguien que no conozca, viendo la película, se llevará la impresión de que Río Negro era un sucursal de Alemania.

La conocida atracción "científica" de Mengele por los gemelos se verá aquí suplantada temporalmente por un desafío mayor: las narices gemelas de Diego Peretti y Elena Roger. Dicen que ambos actores podrían hacer un campeonato de esgrima usando sus narizotas en lugar de espadas. Elena puede usar el mismo pretexto que Barbra Streisand y decir que necesita de su gran napia intacta para cantar bien, pero Peretti no tiene excusa para no hacerse la rinoplastia y librarnos de su jeta de tucán.

Además de ocuparse de la genética nasal, Mengele intentará hacer crecer a una niña demasiado petisa para su edad - método nazi que décadas más tarde sería aplicado por los Mengeles del Fútbol Club Barcelona en el pequeño Lionel Messi - y completa haciendo una metáfora obvia del delirio hitleriano de la perfección racial con las hermanas de la muñeca que da título al film. La idea de la relación entre un niño/adolescente con un ex jerarca nazi tiene un precedente conocido en el cuento "Alumno aventajado" de Stephen King, luego llevado al cine (a.ka. "Verano de Corrupción").

Los puntos altos son la bonita nena Florencia Bado y Àlex Brendemühl en su atinado acercamiento a Mengele como un personaje creíble y no en una la caricatura de villano de otras pelis como "Los Niños del Brasil". Roger desaprovechada y la dupla Diego Peretti y Natalia Oreiro - hablando alemán, madre mía - más soportable que de costumbre.

Wakolda es una buena parte introductoria a una película que no llega nunca. No llega nunca a convertirse en un drama, ni tampoco en un thriller. Justo cuando la historia está lista para despegar, termina.