In Fear

Lo más grande que consigue In Fear es que nos mete el miedo en el cuerpo aun sin saber por qué. No nos muestra un claro icono refiriéndose al malo, no lo necesita para que tengamos que repensarnos el coger el coche y echarnos a la aventura. Y es por eso mismo que el film es mucho mejor en su primera parte, con esa incertidumbre y terror más psicológico que cuando por fin nos dan cara y ojos a lo que temer. Aun así el conjunto es muy entretenido y nos hace pasar un mal rato frente a la pantalla, que al fin y al cabo de eso se trata.

Una pareja se dirige a un festival musical, pero antes de llegar tienen reservada una noche de hotel en un pueblo cercano. El hotel parece estar situado en medio de un bosque con difícil acceso, además hay que sumarle unas indicaciones que más bien te hacen perderte por esos bosques aun más. Todo se agrava cuando una presencia empiece a acechar sus pasos en la oscuridad.

El hasta ahora director de series y algún documental, Jeremy Lovering se estrena en el largometraje con esta historia de terror, también escrita por él. La ambientación que consigue en la película pone los pelos de punta, tan solo con insinuar sin mostrar nada nos consigue acojonar. Tan solo además con tres actores en pantalla, de los cuales Alice Englert es la que más sobresale pero sin desmerecer en ningún momento al resto del elenco. Para conseguir esta fantástica atmósfera sin duda hay que dar mención especial a su banda sonora, compuesta por, Daniel Pemberton y Roly Porter.

En contrapartida a todo esto, comentar los que para mí son sus dos pecados capitales, el primero es sin duda su ritmo, en todo momento pausado, el cual puede pasar factura a más de un espectador. El segundo factor negativo es su historia, aunque en primera instancia es bastante original, al final resulta ser el mismo tópico de siempre, una lástima, porque el film técnicamente esta a un gran nivel.

Si os gusta el terror sobre ruedas, estáis de enhorabuena porque sin duda In Fear no os defraudará, pese a sus tópicos evidentes de guión, causa terror, que después de todo eso es lo que todos buscamos viendo estas cintas, ¿no? Es la nueva Carretera al infierno, pero dejando a un lado las interminables carreteras estadounidenses y adentrarnos en los frondosos bosques ingleses.

http://www.terrorweekend.com/2013/05/in-fear-review.html

Tom y Lucy llevan dos semanas saliendo, y él decide invitarla a pasar un finde loco en un macrofestival de música, pero antes, reserva una noche romántica en un hotel de esos que tán buena pinta tienen en trivago pero que acaban siendo una auténtica decepción. Vale, en este caso es peor, porque para llegar al hotel, perdido en medio de un denso y recóndito bosque, se ven atrapados en un laberinto de remotas y abandonadas carreteras secundarias cuyas indicaciones les hacen dar una y mil vueltas llegando siempre al mismo punto.
El mayor de los logros de la cinta, que como verán en mi nota me ha gustado bastante, es que consigue resultar espeluznante e inquietante, provocando auténtico miedo a lo desconocido. Porque no sabemos en los primeros 30 minutos a qué le tenemos miedo realmente. No hemos visto a un sádico con una sierra, ni a un lisiado con un hacha, ni siquiera a un bicho peludo de la tradición del lugar.
La gente se sube al coche e inmediatamente se siente segura, protegida. Yo aprobé el teórico a la primera a base de hacer miles de ridículos tests en los que realmente sólo aprendía cuál era la respuesta acertada. Después llegó mi primera clase práctica y ahí me dí cuenta de que eso no era para mí. En la segunda decidí que ya no sólo por mi bien, sino por el ajeno y universal, debería dejarlo ahí. Y en eso quedó mi experiencia como conductor. Pero aparte de malas experiencias personales yo soy de los que se sube a un coche y me siento todo menos seguro. Y mucho menos si estoy en medio de la campiña británica en unas carreteras de vacas y haciéndose de noche muy, muy deprisa. Será que he visto más pelis de terror de las psicológicamente sanas, pero yo, en medio del campo y de noche, metido en un coche, estoy seguro de que se me va a aparecer la chica de la curva, una nave extraterrestre va a abducirme o un sádico al volante me va a perseguir para alimentar con mis prietas carnes a sus cerdos tras torturarme y grabarlo todo en una snuff movie.
Para descanso de todos, nuestros protagonistas son lo que se dice “mas normales”, y aunque al principio están tranquilos, pronto empiezan a acusar ese miedo innato.
Y por eso, por la capacidad de infundir no sólo angustia sino verdadero terror sin saber el por qué, la primera parte de la cinta es simplemente perfecta, una maravilla.
Pronto descubrimos, a través de los ojos de ella, una impagable Alice Englert, que alguien vestido de negro y con una máscara blanca les está puteando. Y la cosa se pone fea cuando esa extraña presencia empieza a acechar sus pasos y perseguirles en la cada vez más profunda oscuridad y la gasolina casi en reserva.
El director, Jeremy Lovering, dedicado hasta ahora al documental y a alguna que otra serie, se lanza a la piscina del largometraje con un guión también suyo que cuenta una historia de terror profundo y muy, muy bien ejecutado, interpretada por sólo tres actores, todos en absoluto estado de gracia y con una logradísima atmósfera que junto con la maravillosa labor de ambientación consigue ponernos en tensión contínua dejando claro que a veces lo de “menos es más” es absolutamente cierto, y que más vale sugerir que gorear en ocasiones.
La fotografía, de David Katznelson, es digna de mención, al igual que la estupenda banda sonora firmada por Pemberton y Porter, y que no hacen sino sumar puntos a una obra cumbre de la tensión, la intriga, el suspense y el terror de los últimos años.
Pero, desgraciadamente, amigos lectores, la película tiene un fallo imperdonable a mi juicio, y es que el final de la historia se precipita en los últimos cinco minutos, como si el presupuesto se hubiera terminado de golpe y dejando las cosas como en cualquier otra peli del estilo, compartiendo terrenos comunes y sin dar una explicación lógica y coherente, lo que deja para la imaginación del espectador, y eso, después de hora y media en un coche, es para mí del todo imperdonable.
Aún así, la cinta no puede resultar más entretenida y trepidante, como road movie terrorífica que es, y a pesar de ese final tópico y sin sentido, merece y mucho la pena. SIGO EN SPOILER
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A la hora de elegir una película de terror siempre me gusta pasarme por los blogs especializados para buscar cosas interesantes y no perder el tiempo con cualquier bodrio. A medida que leía críticas sobre “In Fear”, mi desconcierto iba en aumento. Cómo una película con un argumento tan simple podía gustar tanto y hacer pasar verdadero “terror” a las personas que la veían. Pues es posible que a mí tampoco me creáis, pero es absolutamente cierto.

“In Fear” es la primera incursión en el cine de su director, Jeremy Lovering, que aquí también firma el guion, conocido por haber dirigido el primer capítulo de la tercera temporada de Sherlock. También participó en el festival de Sundance del año pasado, donde recibió buenas críticas.

La película se divide en dos partes en las que, no sólo el terror que experimentamos es diferente, sino también la calidad de las mismas. La primera parte es absolutamente soberbia, una de las mejores muestras de terror psicológico que yo he visto hasta la fecha. Sin embargo, la segunda pierde intensidad, convirtiéndose en algo que hemos visto muchas veces, y precipitando un final que esta película no se merecía.

“In Fear” cuenta la historia de una joven pareja, Tom y Lucy, en la que el chico invita a su novia a pasar un fin de semana a un Festival en Irlanda. Sin embargo, tras tomar unas copas en un pub en el que ocurrirá un incidente que nunca se nos aclarará totalmente, Tom decide sorprender a Lucy invitándola a un hotel romántico y aislado. Se embarcarán en un viaje en coche a través de un laberinto de carreteras secundarias, que les llevará una y otra vez al punto de partida, debido a las indicaciones contradictorias que señalan el hotel. A medida que va pasando el tiempo, la noche se va echando encima y la gasolina se va agotando, la desesperación de los protagonistas, al igual que la nuestra, va en aumento. Ese miedo ancestral a la oscuridad y a lo desconocido se manifestará de forma tan palpable en esta película, que sentiremos verdadera angustia ante una amenaza desconocida.

Esta intranquilidad también se verá acentuada por la atmosfera claustrofóbica y agobiante creada por el bosque por el que serpentean estas carreteras secundarias. La carretera está flanqueada por árboles, creando un pasillo de paredes muy altas, en el que la visión más allá de estos “muros” es prácticamente imposible. La música, compuesta por Daniel Pemberton, Roly Porter, también incide notablemente en esta sensación de miedo y tensión que hace que no despeguemos los ojos de la pantalla ni un sólo segundo, por miedo a perdemos algo importante.

En este punto de la historia, nuestro desconcierto es total, ya que no sabemos en qué género encasillar la película que nos ocupa. No sabemos si el problema está en la cabeza de Tom o de Lucy, si van a ser atacados por lugareños, por la gente del pub, por fantasmas, por zombis, si el hotel está encantado y desaparece a tu antojo, etc. La sensación de saber que algo va a pasar, pero desconoces la naturaleza del elemento o individuo que nos va a asustar, es absolutamente magnifica.

Sin embargo, en la segunda parte de la película, este miedo se manifiesta de manera real en forma de un hombre con máscara que les acecha. La película pierde intensidad, al convertirse en un tema muy manido en el cine de terror: la lucha desesperada por salvar la vida que se ve amenazada por un perturbado sin ningún tipo de escrúpulos. A mi parecer, el final es un poco precipitado y te deja con la sensación de no haber entendido el por qué de toda la historia. Han dado más importancia en crear una atmosfera claustrofóbica y tensa, que de dar una explicación coherente a todos los hechos que suceden en la película.

En definitiva, una película que a pesar de que se desinfle en su segunda parte, merece la pena ver. Sólo por esa primera parte en la que tu angustia va creciendo, junto con la de los protagonistas, y desconoces si este miedo obedece a una causa real o está sólo en tu imaginación, hay que verla. Un trabajo de terror psicológico soberbio, que es una verdadera lástima que, en su segunda parte, fuese desaprovechado y se encaminase hacia un jardín del que fueron incapaces de salir.

Sin extenderme mucho voy a decir que ésta es una buena película,

Cumple su objetivo de entretener, tiene un ritmo un poco lento, pero tiene producción, buena ambientación y fotografía.
Su "hora y pico" pasa rápido, cosa que se agradece, últimamente hay muchos film de casi 2 horas,
y a veces que hay historias que no necesitan tanto "metraje" (o relleno), como en este caso.

A Favor: Ritmo tenso y angustiante, sustos muy bien logrados... que es la idea de la película.

En Contra: La trama es un poco floja, la historia parece un tanto sin sentido.

In Fear es uno de esos films que seguramente le deben mucho a Strangers, ya que se trata como aquel, de un film de terror independiente que se preocupa más en crear una atmósfera y una tensión en aumento que en justificar o en dar una explicación al porque de lo que sucede.

Y precisamente esa es su mejor virtud, la de crear unas condiciones óptimas para generar una situación realmente aterradora. Me gusta por una parte que sus dos sufridores protagonistas sean una pareja que se conoce desde hace poco, y eso se nota en que constantemente están intentando agradarse mutuamente, con lo que su comportamiento viene condicionado y no explotan a la primera de cambio, intentando mantener el tipo hasta que, claro está, la situación se descontrola.

Nuestra joven pareja protagonista son dos jóvenes que se han conocido unas semanas atrás. Él la invita a un festival donde se reunirán con otros amigos, y ella acepta. Desde un principio está claro que existe una atracción entre ambos que esperan confirmar en ese fin de semana, pero todo empieza a torcerse cuando buscando un hotel en medio del campo donde pasar la noche antes de llegar a su destino se pierdan en un laberinto de carreteras secundarias que no parecen llevar a ninguna parte y siguiendo unas señales que no hacen más que llevarlos a dar vueltas en círculos. La chica se empieza a poner nerviosa, y más cuando parece haber una extraña figura acechándolos en las sombras.

In Fear va creciendo a medida que avanza, creando muy bien la situación y llevando poco a poco a los personajes al límite ¿Es su imaginación o realmente hay alguien que les persigue? Mientras nos estamos debatiendo en esta cuestión el film da un giro y aparece en escena un nuevo elemento que nos obligará a plantearnos de nuevo la situación.

Alice Englert, vista en la no tan mala como podía parecer Beautiful Creatures o en Ginger & Rosa, es de lo mejor del film, se nota su miedo contenido y sin duda va a ser una de esas jóvenes promesas que dará mucho de que hablar en el futuro. Su compañero de reparto no está mal, aunque no le llega a la altura, a Iain De Caestecker lo podemos ver actualmente en Agents of S.H.I.E.L.D., aunque lo descubrimos en la genial serie The Fades.

Pese a que de buen principio consigue captar nuestra atención, In Fear no aguanta el tipo y se empieza a desinflar en su segunda mitad, donde el mayor problema reside en que la amenaza está siempre en el momento preciso y en el lugar indicado para asustar a la pareja, aunque estos no paren de dar vueltas en coche, cosa que acaba siendo poco creible. Y luego está el tema de su resolución final, que seguramente dejará a más de uno perplejo y sin llegar a entender nada, no os preocupéis, es que no hace falta, como ya he dicho al principio, una explicación, sino dejarse llevar por la atmósfera y sufrir con los personajes y su pesadilla campestre.

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