Con todos los honores

*Estructura de la película

Con todos los honores es una película que podemos ubicarla entre el género bélico y en cierta medida, el drama judicial. Como podemos apreciar en la sinopsis, versa sobre la historia real de William H. Pitsenbarger (Jeremy Irvine). Y para adentrarse en los hechos recurre al recurso del flashback. Esto se debe a que la película se ambienta en 1999, pero los eventos que desencadenan todo ocurren durante la guerra de Vietnam.

Por tanto veremos como Scott Huffman, un correcto Sebastian Stan, realiza una investigación para averiguar si el ya citado William H. Pitsenbarger merece la Medalla de Honor del Congreso de los EEUU. La propia película se encarga en explicar el peso de esta medalla en las Fuerzas Armadas de EEUU y la repercusión que tienen. Ya que otorgar una medalla como esta es como un proceso de canonización.

*Desarrollo

Conforme Huffman realiza las diferentes entrevistas a los veteranos testigos de la acción, Con todos los honores recurre al flashback para mostrar las escenas bélicas y de combates. Estas escenas pueden resultar un tanto confusas, pero a fin de cuentas pretenden mostrar el caos y la furia de un combate en plena selva. Todd Robinson no es Steven Spielberg, así que estamos alejados de la maestría que podemos ver en los compases finales de “Salvar al Soldado Ryan”.

Pero sí es un director solvente que logra cumplir con las escenas bélicas y erigir a William H. Pitsenbarger como una especie de santo de las Fuerzas Armadas Estadounidenses que baja de los cielos a sanar a los heridos. Esto último es literal, ya que el personaje es miembro de los Pararrescatadores Médicos de las Fuerzas Aéreas de los EEUU. El lema de la unidad “Para que otros puedan vivir” explica completamente la motivación de William H. Pitsenbarger y lo muestra como un personaje heroico del que hablan sus actos por él.

*Aspectos ideológicos

No puedo evitar observar en esta cinta como surgen ciertos aspectos de carácter ideológico. EEUU se embarcó en Vietnam en una guerra larga y cruenta. En cierto sentido fue la pérdida de inocencia de una generación que veía a su propio país como los salvadores del mundo tras la Segunda Guerra Mundial.

En Con todos los honores, los veteranos comentan esos aspectos. Evidencian que Vietnam fue un avispero que solamente contribuyó al enriquecimiento de la industria de armamento estadounidense y que ellos pagaron el precio.

La cinta nos muestra como los veteranos lidian con las heridas del pasado. Estrés post traumático, remordimientos, sentido del deber y cierta añoranza. Esto se contrarresta con la actitud inicial de Hoffman que inicia la trama con total hastío y realiza un viaje de descubrimiento.

Sin embargo, aquí tenemos un problema, porque en ningún momento se nos muestran las causas y motivaciones de los vietnamitas para defender su tierra. Aquí este enemigo es como una fuerza de la naturaleza, quizás como los indios en “La Diligencia”. Y lo mismo da que los protagonistas estén luchando contra los soldados de Vietnam del Norte y del Vietcong que contra un tornado, incendio o inundación.

*Conclusión

En resumen, Con todos los honores es una más que correcta película bélica. No destaca por su especial dirección y el guion es incluso convencional. Sin embargo, sí sabe transmitir y conmover y emplea de forma estupenda los recursos de flashback para descubrir qué sucedió con William H. Pitsenbarger.

La película insiste mucho en el concepto del deber y de la ayuda a los demás en una situación límite. Evidenciando esto en el tramo final que llega a tener una belleza lírica digna de la mejor elegía. Si es cierto que tiene un gran sesgo ideológico al respecto de las Fuerzas Armadas de los EEUU aun teniendo algún que otro ramalazo crítico.

Pero sin duda, lo mejor de la película es la solvencia del elenco y las grandes actuaciones que nos ofrecen titantes como Samuel L Jackon, Ed Harris y Cristopher Plummer. Es una película bastante recomendable para los fans del cine bélico y de los dramas judiciales.

Escrito por Juan Carandell Rojo

A los estadounidenses les encanta alabar a su ejército y a los héroes en combate. Esto, en el cine, se ha reflejado en muchos títulos similares a este, y que parecen sacados de un molde. Se trata del subgénero de justicia militar.
Hay dos variantes, las de consejo de guerra (como “Algunos hombres buenos” o “Reglas de compromiso”, en la que también aparece Samuel L. Jackson) y las de investigación para conceder honores (como “En honor a la verdad”). Este film es de los segundos.
Todo este cine tiene dos cosas en común, y aquí no se da la excepción. En primer lugar, tienen un argumento un poco pesado (incluso rayando el aburrimiento). En segundo lugar, ese defecto suelen compensarlo con un reparto de categoría, que ofrezca buenas interpretaciones para salvar el día. Nadie en su sano juicio puede decir que la de Tom Cruise y Jack Nicholson sea mala, pero ¿habría sido igual si la hubieran hecho otros?
En “Con todos los honores” han contado con varios actores respetables de dos generaciones. Entre los mayores, podemos comprobar lo viejos que están ya Christopher Plummer y William Hurt.
El problema que nos encontramos aquí, es que no han sabido hacerla amena para nada. No hay equilibrio entre el diálogo y los flashbacks de la guerra. Las entrevistas que hace el “soldado de invierno” son bastante aburridas, la verdad. Ninguno de los prestigiosos actores que intervienen en la película, se lucen lo suficiente como para que merezca la pena verla, ni siquiera Ed Harris. Algún buen momento dan, pero no lo bastante intenso o duradero para imprimir al film de suficiente calidad o satisfacción para el espectador.
Básicamente, todo es charla tediosa y con poca emoción, que solo hace un amago de mejora cuando nos llevan a la guerra de Vietnam esporádicamente. Pero la parte bélica es escasa y muy poco impresionante para todo lo que ya se ha hecho en el género. Ya no solo es eso, sino que ni siquiera han sabido plasmar con todos los honores (como el título dice) los actos épicos y elogiables de este soldado. Solo nos ofrecen esbozos, quizás por falta de presupuesto, pero sinceramente, no he logrado comprender que lo que hizo este hombre fuera para tanto. Hasta en “Forrest Gump” (o por supuesto en “Hasta el último hombre”), pudimos ver muchísima más heroicidad por parte del protagonista que la que vemos aquí y que le llevó a optar por la famosa medalla de honor, nada menos.
Es como todos los films que he citado al principio, pero sin actuaciones o diálogos memorables que compensen el denso aburrimiento que supone ver a un investigador charlando todo el rato con diferentes veteranos de guerra.
No vale la pena.

Yo empecé a visualizarla, pensando en encontrarme la típica película de batallas en Vietnam. Es más un merecido recordatorio (desde el punto de vista americano) a sus héroes (que en nada se parecen a Rambo), basada en hechos reales conmueve y enseña otra cara de la guerra del Vietcong.

No dudo que mucha gente (incluyendo varios críticos) han ido a ver esta película cargados de palomitas para ver una pelí de guerra con acción a raudales. Ya lo han dicho las demás críticas, no lo es.

Otra cosa es que esa gente pretenda, una vez que no es ese tipo de película, criticarla como lo que no es. Es mucho más lenta que una película de guerra... Pero tiene bastante más ritmo que según qué ganadoras de Goya recientes, por poner un ejemplo.

¿Es sensiblera en algunos momentos?. Sin duda, pero no queda más remedio. Si quieres ver el hueco que deja un héroe tras morir, no hay alternativa. Y algo de sensiblería tienen que tener las motivaciones para determinados tipos de heroísmo.

También se puede criticar el sentido yanqui del heroísmo sin más, sin meterse como alguien ha dicho en las motivaciones que iniciaron esa guerra y sus problemas. En eso estoy de acuerdo, evidentemente no soy de allí y esa manera de pensar me parece lejana, pero sin duda en su país de origen es una mentalidad bastante habitual. Por otra parte ya se han hecho muchas películas sobre las motivaciones y los errores de la guerra de Vietnam, y me parece bien que una película se aleje de ese terreno que empieza a estar bastante trillado. Y el sentimiento anti-yanqui es algo que creo que hay que dejar de lado antes de evaluar si una película es buena o no.
¿Que queda? El viaje de un burócrata sobre la vida de otra persona notable desde la perspectiva de otros. Las impresiones que dejó esa persona en los demás. El vacío, la vida diferente, qué impulsa a una persona a actuar de manera desinteresada, los fantasmas del pasado, los errores cometidos. Todo ello con un reparto con secundarios de ultra-lujo con actuaciones en varios momentos memorables.

Para nada es una película de 5,6. Tampoco estoy dispuesto a poner un 10 para compensar, pero me gustaría que más de uno se replanteara la nota que ha puesto.

Es absolutamente verdad que Con todos los honores aburre. No a las ovejas, por suerte, pero sí aburre. Le falta mucho ritmo y mucha pasión narrativa para que nos llegue la heroica historia de William Pitsenbarger.
Tiene grandes actores, se le puede dar un 5 por la buena producción y por el tono, pero no es una película que destaque como debería. De una historia similar, Mel Gibson se sacó un filme oscarizable con Hasta el último hombre, y eso ocurrió porque consiguió emocionar e involucrar al respetable. Eso no ocurre aquí, por mucho que se esfuercen Ed Harris o Jeremy Irvine.
Insuficiente.