Dickinson (Serie de TV)

Empecé 'Dickinson' sin ningún tipo de expectativa y no me ha decepcionado. Es una serie que toma los activos más representativos de la cultura millenial actual y los emplasta con una personalidad tan importante como fue Emily Dickinson. Con una BSO que navega entre el pop comercial y el trap, la serie es marcadamente juvenil, vacía y nada biográfica. Emily Dickinson fue una mujer, una escritora, una poeta infravalorada toda su vida. Imposibilitada a publicar ninguno de sus poemas hasta después de muerta, no gozó del éxito merecido en vida. La escritora norteamericana disfrutaba de su hermetismo y soledad, encerrándose a menudo en su habitación y únicamente saliendo de su casa cuando era estrictamente necesario. Lo único que aquí se ve de esta gran mujer era su predilección por vestir de blanco, lo que Hailee Steinfeld hace perfectamente. Pero nada más. Hailee parece salida de una comedia romántica más, en la que solo se puede hablar de amor y cotilleos. Por no hablar de la relación que mantiene con sus padres, como si fuese una adolescente más del siglo XXI.
En definitiva, una serie totalmente prescindible. Si esperas ver un retrato de la que fue una de las mujeres más valiosas e impresionantes del siglo XIX, aléjate de aquí. En cambio, si simplemente quieres algo entretenido que no te haga pensar mucho, 'Dickinson' es tu serie.

No deja de sorprenderme esa habilidad para conseguir describir una tragicomedia de época encajando a la perfección una banda sonora tan contemporánea. Pero no solo la música clama a la modernidad, porque los diálogos, la expresión corporal, las conductas heterodoxas más propias de un millenial, la estupenda comediante Hailee Steinfeld... el conjunto le da a la obra ese toque gamberro y transgresor que tanto hubiera gustado a la propia Dickinson. A algunos les parecerá un sacrilegio, pero yo creo que la propia incongruencia del relato restaurado ofrece una originalidad poco habitual y muy interesante.

Como filóloga inglesa y doctoranda en literatura -especializada en Emily Dickinson-, me ha hecho gracia que ciertas críticas digan que, si buscáis una serie fiel a la vida Emily Dickinson, prescindáis de esta. Lo cierto es que esta serie construye el retrato más fiel de Emily en la ficción y, quien ha leído toda su poesía y sus cartas, lo sabe. A modo de curiosidad, el propio Museo de Emily Dickinson apoya y promociona la serie más que nadie.

Numerosos han sido los intentos en cine o teatro de reconstruir su vida meramente perpetuando el mito de virgen recluida en su habitación que creó Mabel Loomis Todd al editar y querer vender sus poemas, pero los estudiosos ya han demostrado en los últimos años que nada más lejos de la realidad. Por tanto, Hailee Steinfeld interpreta a la Emily rebelde y divertida que apreciamos a través de sus textos y descripciones de sus allegados.

Si bien es cierto que la serie hace un uso excepcional de la fantasía, absolutamente ningún elemento era ajeno a Emily. Desde el carruaje de la Muerte y el abejorro, hasta los volcanes o la invisibilidad, se trata en todo momento de imágenes presentes en sus poemas y de figuras con las que Emily dialogaba en su obra. Además, todos los personajes, incluso los secundarios, existieron en la vida real, desde compañeras de clase con las que mantenía una relación epistolar hasta las personas que trabajaban para los Dickinson. Alena Smith, creadora y guionista de la serie, destaca por ser una enciclopedia andante de Emily Dickinson y, tras largos años de duro trabajo e investigación, nos ha entregado este regalo a todos los amantes de la poeta.

Si de verdad queréis sumergiros en el mundo de Emily y descubrir en qué circunstancias pudo haber escrito algunos de los mejores poemas de la lengua inglesa, os animo encarecidamente a ver esta serie. Además, toca muchos temas importantes que, mediante la inserción de elementos del siglo XXI y paralelismos, demuestran que las cosas no han cambiado tanto desde el siglo XIX. Por tanto, la serie incluye numerosas críticas sociales que eran relevantes para Emily o injusticias que ella misma sufría. Sin duda, la serie tiene una gran profundidad y cada capítulo os hará reflexionar.

Solo puedo decir que me quito el sombrero ante Alena Smith, Hailee Steinfeld y el resto del equipo. Se trata de una obra maestra que recomiendo tanto a los amantes de Dickinson como a aquellos que la descubrirán a través de la serie, pues no ha dejado de atraer a nuevos lectores.

Alena Smith, en compañía del conocido David Gordon Green (La Noche de Halloween de 2018 y un amplio número de irregulares ficciones) nos adentran en el mundo de Emily Dickinson. En un tono de comedia irónica (muy a lo Austen), con un mejunje de personajes (de los que algunos sabemos que existieron), mezclando astutamente el estilo de la época con modernidades (tanto en música, como en vocabulario), nos encontramos un raro retrato de los años que le tocó vivir a la –ahora- famosa Emily.
En la primera temporada recorremos un terreno que parece ser conocido. La vida familiar; la relación con sus hermanos, con su padre y especialmente con su mejor amiga y luego cuñada, Susan, con la que puede que compartiese algo más que poemas, juegos o sueños. Muchos poemas de amor tienen como destinataria a Susan, lo que ayuda a desentrañar un poco a la casi fantasmal Emily. Su hermano Austin se convirtió en abogado, como su padre, y Lavinia, su hermana pequeña, fue una confidente siempre y la que reuniría todos los poemas de Emily a la muerte de esta. Además, a pesar de saber que su hermana escribía, respetó la decisión de la escritora de no publicar ni enseñar sus poemas hasta que muriese.
Los Dickinson eran una familia muy conocida, habían llegado a Estados Unidos en la primera oleada migratoria puritana. Eran férreos protestantes, lo que se nota en su obra y también, entre bromas, lo refleja la serie. Está claro que su padre no quería que Emily publicase (ni siquiera se contemplaba esta idea). Dejando esto aparte, al menos Emily recibió una educación más amplia que las mujeres de su época. Le gustaban las ciencias naturales (el abejorro que aparece en la serie es prueba de ello, le dedica varios poemas a él y a otras criaturas, como mariposas y distintos pájaros), pero también se le daba bien el latín y prácticamente todas las asignaturas que cursó. Desgraciadamente, la frágil salud de Emily la obligaron a dejar de estudiar. Para conocer su vida privada hay que leer sus poemas (y aquí es donde empieza la segunda temporada).
De la primera parte nos podemos quedar con que más o menos todo ocurrió, pero sin ser seguro al 100%. Por las cartas que se conservan y por los poemas, los distintos biógrafos e historiadores han intuido que Emily pudo estar enamorada de su cuñada y amiga, pero también hubo otro amor, del que se sabe menos. Algunos creen que fue un secretario de su padre y otros que era un pastor protestante. Para las dos teorías hay algunos datos, pero no suficientes (esta información se ha ido desvelando por la correspondencia que mantenía Emily con el señor Newton, que habría trabajado dos años con el padre de Emily y que se marchó tiempo después).
La serie navega, por lo tanto, entre lo conocido y lo desconocido, pero dejando que disfrutemos de algunos poemas que pueden servir como cebo para leer algo de ella y para descubrir algunas de sus extravagancias (que sí son ciertas), como que le gustaba ir siempre de blanco, que no saludaba a sus invitados o que terminó confinada en su habitación casi toda la vida, especialmente los últimos años.
Después de perder a los amores de su vida, Emily se negó a salir de casa y también se negó a publicar y de lo poco que divulgó le hicieron corregir partes por considerar que no rimaban como se exigía en la época, o incluso, por faltas de ortografía. Cuando Lavinia sacó a luz la obra de su hermana también fue corregida y cambiada; sólo muchos años después, décadas, la obra de Emily nos llega tal cual la escribió ella. Emily tenía su forma especial de «no rimar» y en la época eso no molaba demasiado.
Los actores están muy bien escogidos, de hecho, la actriz que encarna a la poeta (Hailee Steinfeld), hasta se parece un poco físicamente; la madre de Emily es la fabulosa Jane Krakowski (Ally McBeal) y su padre es Toby Huss (Halt and Cath Fire); Ella Hunt es Sue; Anna Baryshnikov es Lavinia Dickinson y Adrian Enscoe es Austin.
La ficción de Apple es todo un acierto para este triste año.

Siglo XIX. Emily Dickinson tiene el sueño de ser poeta y ser reconocida por sus poemas. Pero tiene un problema: el pensamiento estereotipado de la sociedad sobre la mujer y su rol de sirvienta, cocinera, o cualquier cosa relacionada al hogar. Es por ello que en ella surge una serie de rebeldías que la llevan a descubrirse a sí misma y constituir su propia identidad.

Entonces, estamos ante una nueva historia de empoderamiento femenino. Personalmente, no tengo nada en contra de esta causa, es más, la apoyo, y siento la necesidad de esclarecerlo antes de continuar; pues el principal problema que se le puede encontrar a esta serie es que, como hemos visto muchas entregas en el mundo del cine y la televisión que se centran en este tema, el guión resulta repetitivo y predecible, originando que carezca de alma a pesar del mensaje. Las historias que buscan enaltecer a las mujeres hoy en día resultan muy básicas, y se ha perdido la dedicación de buscar una semilla de la que surja una poderosa aventura, como las que fueron sembradas en The Help y Brave. Sin embargo, a pesar de ello no deja de entretener y transmitir al espectador ese sentimiento de empatía con Emily y su objetivo de rebelarse, además hace reflexionar sobre cómo vemos el mundo y las consecuencias que traen nuestras acciones. Bien por eso.

Otro aspecto por resaltar es el gran elenco de esta serie. Hailee Steinfeld como Emily resulta muy creíble, agregando esta serie a su lista de éxitos compuesta por True Grit y The Edge Of Seventeen. Te puedes identificar con ella fácilmente en esos momentos en los que la frustración nos corrompe y buscamos salir de la burbuja. Los padres de Emily también están sensacionales: Toby Huss como el padre de Emily engloba el pensamiento machista contra el que su hija tiene que luchar, brindando una interpretación potente y dura; mientras que la madre de Emily, Jane Krakowski, resume la formación que recibía una mujer en esa época, cumpliendo un papel sumiso ante los deberes del hogar y buscando complacer a su esposo, por lo que debe transmitir esta formación a su hija, quien convierte en sus padres en sus principales enemigos en su lucha. El hermano y la mejor amiga de Emily (Adrián Blake Enscoe y Anna Baryshnikov) están bien, pero no resaltan tanto como los mencionados anteriormente.

Entonces, ¿esta serie vale la pena? Yo diría que sí, es una muy buena opción para pasar el rato y si buscas una serie que cause aunque sea una muy ligera reflexión en tu interior. Es un destacable inicio para Apple TV, y con una segunda temporada recientemente confirmada, parece que las cosas irán bien en esta plataforma.