Genoveva

El paseo tradicional entre Londres y Brighton, organizado por el Club de Coches Antiguos, y en el que solo pueden participar vehículos anteriores a 1905, es el marco en el que se desarrolla esta original comedia británica.
Alan McKim es un joven abogado con pocos recursos económicos, que heredó el viejo coche “Genoveva” de su padre, y no falta nunca a la cita. A su mujer, Wendy, no le hace mucha gracia la tradición (“Ese día siempre me quedo sin comer”), y preferiría ir a la fiesta que ha organizado una amiga.
El fanfarrón Ambrose Claverhouse, amigo de la pareja (fue el que los presentó), es un soltero adinerado que cada año hace el recorrido con una novia distinta. Este año es la elegante Rosalind, que ha tenido la ocurrencia de acudir con un enorme perro.
El pique infantil entre los dos hombres, presumiendo de sus coches, es el detonante de una absurda carrera en el regreso a Londres, para desesperación de sus parejas, y que da lugar a muchas situaciones cómicas, entre las cuales no está descartado el juego sucio (“Ni haciendo trampas eres decente”).
El título que he elegido es una ingenua frase que repetía Alan para animarse, cuando se acumulaban las averías y los contratiempos.
Comedia para todos los públicos que merece la pena recordar y reivindicar.

Dos parejas toman parte en el rally de coche antiguos Londres - Brighton, y las tensiones van en aumento según se van aproximando a la meta. Esta espléndida comedia, mucho más dura que las rodadas por los estudios Earling durante el mismo período, ofrecía una imagen satírica de la clase media inglesa, aparentemente culta y refinada, pero en el fondo estulta e ignorante.

Clásica comedia británica de la época dorada de los 50, cuando este género alcanzó la excelencia de la mano de las producciones Ealing, aunque en este caso es The Rank Organization la empresa cinematográfica que produce el filme. No obstante, ambas solían colaborar en producciones asociadas (por ejemplo, este mismo año, en la divertida "Los apuros de un pequeño tren"), por lo que el estilo y el tono de las comedias son coincidentes.

La historia, nada pretenciosa ni compleja y cuyo desarrollo, aunque algo previsible, resulta siempre agradable y entretenido, encuentra su mayor acierto en la descripción de los cuatro protagonistas, cuyas relaciones, caracterizadas por la ingenuidad y las torpezas, son el verdadero motor de la película. En general, el guión establece cierta diferenciación entre las mujeres y los hombres, siendo las primeras, pese a sus diferencias, mucho más sensatas que los segundos, que utilizan la carrera como excusa para sus bravuconadas infantiles. Todo ello, incluidas las discusiones de pareja, se plantea en ese tono ligero tan británico, que contempla a sus personajes con ironía pero también con cariño; y es que es esa mirada amable, comprensiva con las debilidades, manías y obsesiones de las personas, uno de los rasgos principales de la comedia británica de siempre.

Correctamente interpretada, con diálogos eficaces aunque no tan buenos como los de otras comedias de la época, el guión diseña un crescendo humorístico, que culmina en la accidentada carrera que libran las dos parejas; además de contener los momentos más divertidos y dinámicos, es un planteamiento que hará fortuna en posteriores películas, como en la excelente "The Great Race" ("La carrera del siglo" de Blake Edwards), que a su vez inspiraría series de dibujos animados, como "Wacky Races" ("Los Autos Locos"). Aunque la sátira social está presente -no olvidemos que el caprichoso, ingenuo y bastante infantil protagonista es todo un abogado- no alcanza la profundidad crítica ni el tono cáustico de algunas otras películas de la época, como "The Lavender Hill Mob" ("Oro en Barras"), "Kind Hearts and Coronets" ("Ocho sentencias de muerte"), "The Man in the White Suit" ("El Hombre del Traje Blanco") o "The Ladykillers" ("El quinteto de la muerte"), sin duda el cuarteto estelar de la comedia británica de posguerra.

Dirigida por Cornelius (de quien también resulta recomendable su comedia "Pasaporte para Pimlico"), es sin duda una película muy agradable, apta para todo tipo de conductores y de pasajeros.

Este film es uno de los más primorosos resultados de aquellos esquisitos estudios británicos EALING, a esta altura ya legendarios, que supieron capear toda la difícil época de la Guerra Mundial II, apelando al ingenio, la cretividad y un humor esquisito: ese que más que hacernos reir logra hacernos sonreir y disfrutar desde las primeras tomas. Por dichos Estudios pasaron los mejores actores de la época -y para no olvidarme de alguno- pondré sólo por ejemplo a Sir Alec Guinness que era un joven en esos tiempos.
Genoveva se filmó en color, cosa que no fué frecuente en la post guerra, y refiere a la muy inglesa carrera de viejos autos que se corría anualente. No se la pierdan.
Como Bonus veran a la hermosa Kay Kendall tocando la trompeta en un escenario....

Deliciosa película, aparentemente sencilla pero que esconde multitud de detalles que, por un lado, le aportan gran variedad de lecturas y, por otro, le permiten mantenerse actual incluso seis décadas después de su estreno.
Francamente divertida, con grandes dosis de acción, buen desarrollo de las miserias y las grandezas de los personajes (que no son planos en absoluto), prominente presencia de vehículos clásicos dignos de cualquier museo del automóvil y sorpresas que la alejan constantemente de la previsibilidad.