El corazón es mentiroso

Cuando se realiza una adaptación de un libro, de algún modo lo único que se pretende es adaptar ese libro, nada más. Si el libro es de dragones que vuelan, en la película sería un detalle que saliera algún dragón volando. Esta es la adaptación al cine de la obra de J T Leroy del mismo título (aquí en España creo que se tituló El Corazón es un Mentiroso). Un icono de la literatura underground americana; basada en una gran mentira, que seguro que dará para alguna (y seguro que mejor que esta de Asia Argento) otra cinta. Pues hace poco se ha descubierto el pastel; que no existe el tal J T Leroy, que no es autobiográfico (osea que nada de prostitución infantil) , que no hay glamour que valga, que a Courtney Love se la han colado (como a otros muchos famosos que eran amigos del nuevo joven ídolo literario), que el autor es en realidad una cuarentona, con toda la dosis de aburrimiento que eso conlleva. Las cuarentonas no venden, los travestis de veinte sí. Conclusión, si os habéis leído el libro, cosa que recomiendo a quien tenga un mínimo interés por la literatura de su tiempo y por el arte en general, veréis que se trata de una digna adaptación, y muy fiel a la forma y al espíritu del libro. Y algún dragón que vuela hay, eso seguro.

Empecé a verla, sin prejuicios, como hay que ver las cosas, con la mente abierta. Me acomodé en la butaca, relajé los brazos. Sentarse a ver cine es siempre un placer. Nada de ojo crítico, sólo criterio de espectador, que es el que vale. Empecé a verla, y a los quince minutos me cagué en la madre que me parió.

Cómo realizar una película pretendidamente indie atendiendo a todos los cánones concebidos:

A. Personajes radicales, aflicciones raritas, gritos desmedidos, obsesiones chungas, mucha mala leche... vamos, que si te llevas un berrido o algo te golpea, no te quejes. Te lo mereces, coño, por ver productos alternativos.

B. Tramas pretendidamente originales, momentos descorazonadores, diálogos desgarrantes... y luego vas, y te quejas porque le aticen a un niño... que no, coño, que esto es en plan radical, joer, que si no hay polémica y cosas d'esas pa qué....

C. Metáforas relevantes, mensajes entre líneas, contexto transgresor... así que si de la mitad de lo que sucede, no te empanas, no recurras todavía al psicólogo, intenta mejor buscar respuestas por el internete, ellos te dirán porque actúan de esa forma tan extraña, y de paso podrás vacilar a posteriori.


Y hay más, fijo, pero como tampoco quiero dar demasiadas claves para que no resulte obvio, paso a la crítica:

Parece que lo de hacer cine independiente ya es algo que está de moda, y aquí Asia Argento usa un talento evidente y natural para crear palpables atmósferas, y lo desperdicia realizando una cinta que, si en sus primeros compases se erige como la revisión macabra de cualquiera de esos cuentos infantiles tan añorados de nuestra infancia, luego se decanta por otros caminos que no hacen más que lastrar la propuesta, como por ejemplo, ese tono tan grotesco que adquiere el relato, y que trazado de otro modo, seguramente no sería así, y que puede espantar a más de uno.

No ayudan en exceso las idas y venidas de la protagonista y su ¿hijo? que, además de no poseer el interés suficiente, están recubiertos de un halo de turbiedad que parece más aderezada con vaselina que otra cosa. Y sí, es cierto, la música está bien compuesta y encaja a la perfección en cada momento, y la escenografía teñida con esa decadencia es bastante buena, pero lo que no se puede hacer en ninguno de los casos es querer que el espectador se retortije debido a los agresivos hechos que en ella se narran y que, con total sinceridad, sólo parecen un medio para hablar del debut de Argento como algo más original de lo que es.

Eso sí, si en algún especto está verdaderamente logrado es en el narrativo, donde la soltura resulta una gran baza, y quizá en ciertas interpretaciones, como la de Asia que logra con descaro y virtud un personaje tan apático por momentos, como incomprendido por otros, o el de Jimmy Bennett que, al menos, no hace de típico niño con expresión bobalicona. Eso sí, lo que no me cuelan de ningún modo, es que apareciendo Winona Ryder tan pocos minutos, sea uno de los nombres más destacados, y aun menos, cuando la sobreactuación de la norteamericana resulta espantosa, cuanto menos.
Del todo fallida.

Una historia sobrecogedora llena de tópicos.
Película que no deja indiferente pero que tampoco acaba de convencer.
Para mi gusto demasiado cruda.
Me quedo con la interpretación del niño protagonista y con muchos de los planos que salen en la película.
La banda sonora es un acierto, sin duda.

La película, basada en una dura pero interesante historia de JT Leroy, es una desoladora, sórdida y durísima relación entre una madre y su hijo. La vida de un niño, acogido en una familia adoptiva, cambiará drásticamente al ser entregada la custodia a su madre biológica (que me expliquen cómo la consiguió). El pequeño crecerá entre moteles de carretera, padrastros sin escrúpulos y sin cerebro, y una presencia materna totalmente nefasta.
Dura, sin concesiones y muy sórdida.


Lo mejor: la interpretación de Jimmy Bennett, los numerosos cameos de actores de cine indie.
Lo peor: Demasiado gráfica y desasosegante. Pretende impactar, por supuesto, pero quizás lo hubiera logrado de una manera más sutil.