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América, América

Drama Stavros es un joven griego cuya única obsesión es llegar a los Estados Unidos de América. El primer paso será ir a Constantinopla para conseguir las 110 libras turcas que necesita para comprar el pasaje, toda una fortuna para un chico como él. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
28 de noviembre de 2005
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kazan nos cuenta la historia de su propia familia (empieza con una voz en off en primera persona) y lo hace con una película muy arriesgada en blanco y negro, con actores desconocidos y una realización completamente alejada del academicismo hollywoodiense. Por tanto no es una cinta al uso visualmente, en el empleo de la técnica, ni en el ritmo narrativo. Hay momentos en que ni siquiera parece norteamericana.

La película destaca por lo bien trazado que está el protagonista. Un personaje muy humano, con sus virtudes y defectos puestos en primer término, sin ser idealizado en ningún momento. Y es un logro a tener en cuenta ya que la peripecia por la que pasa invitaba a contar su historia desde la idealización del personaje y sus avatares.

Técnicamente destaca por una luz muy clara y contrastada, acentuando el realismo de los fotogramas, que resalta los negros cabellos y las barbas enredadas, la suciedad, la palidez del desierto, el polvo...

Esa fotografía realista encaja a la perfección con las ajustadas interpretaciones de los actores (su prometida y el padre de ésta están especialmente brillantes), realzadas con expresivos primeros planos, y con las acusadas elipsis que hay en el desarrollo de la trama que le dan un tono seco y cortante a la película que se ajusta especialmente bien a lo que te están contando, al igual que el recurso de la cámara al hombro que también se usa con cierta frecuencia.

Por todo ello la autenticidad que se respira es, creo, el principal logro de la película. A ello ayuda también que el origen teatral de Kazan, muy presente siempre en su cine (para bien o para mal sería otro tema), es aquí menos acusado, tanto en la construcción de las secuencias como en la interpretación de los actores, algo más plácidos y menos exageradamente teatrales que en otras ocasiones. Quizás sea uno de los motivos por los que la película avanza de forma ligera pese a sus tres horas de duración junto a, por supuesto, la coherencia formal de la que hace gala y el fantástico guión.
Bloomsday
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29 de octubre de 2009
52 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo está en "América, América". Por qué es necesaria la ilusión y por qué hay que asumir el desencanto. Por qué hay que buscarle un sentido al dolor y por qué hay que evitarlo aún entregando nuestra dignidad a cambio. Por qué hay que caminar, caminar y caminar y por qué hay que parar. Por qué no podemos confiar en los seres humanos y por qué no nos queda otro remedio que hacerlo. Por qué es necesario equivocarse. Por qué la sabiduría no te la da el conocimiento sino la constante renuncia. Por qué hay que vivir a toda costa.

Todo lo que Elia Kazan puede decir de sí mismo está aquí. Por qué haber sido griego en Turquía explica todo pero no justifica nada. Por qué fue revolucionario y por qué fue reaccionario. Por qué fue un luchador, un cruzado, un soñador, un rastreador de la verdad. Y por qué cuando llegó el tiempo de los canallas se convirtió en uno de ellos. En "América, América" está todo.

Por qué, en resumen, Elia Kazan fue cineasta. "América, América" es la razón.
Talibán
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3 de julio de 2010
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha gustado Elia Kazan. Creo que es un cineasta muy clásico, en cuanto a forma, pero con destellos de genialidad que han ayudado a la evolución de este arte maravilloso. "América, América" es, a mi modo de ver, una verdadera obra maestra. Kazan trabajó toda su vida (o la mitad de ella dada su longevidad) para realizar este proyecto, y consigue ofrecernos una película de muchísimos quilates. No se me hace nada larga a pesar de sus casi tres horas de duración. Todos los actores están a un alto nivel, pero destaca un sensacional Paul Mann en el papel de Aleko, el padre de Thomna. La música de Manos Hadjidakis crea un ambiente acertadísimo, con el uso de instrumentos populares, especialmente la cítara. La fotografía de Haskell Wexler recrea, a buen seguro por expreso deseo de Kazan, en algunos momentos el expresionismo alemás, como por ejemplo en la modélica escena del baile con el matrimonio Kebabian. Las miradas de deseo de la actriz Katharine Balfour hacia el personaje interpretado por el protagonista, Stathis Giallelis, son de una fuerza que pone los pelos de punta.
Miquel Ortega
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5 de agosto de 2017
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver esta película de Kazan me ha supuesto un viaje casi tan complejo como el que el propio protagonista efectúa geográfica y personalmente a lo largo de la trama. Nunca las películas de Kazan eran fáciles, ni en su temática ni en sus personajes. Era consecuente con un estilo único que buscaba indagar en las complejidades y contradicciones del ser humano de forma independiente a las normas impuestas por la industria. America America no se libra. El retrato que nos plantea del personaje protagonista está plasmado sin concesiones, implacable, mostrado con toda su dureza pero a la vez lleno de sensibilidad. Kazan decide contarnos que en la injusta sociedad moderna, para sobrevivir muchos terminan corrompiéndose moralmente, incapaces de ver otra salida. Un viaje de inocencias robadas pero no destruidas y un interrogante lanzado al espectador: ¿Cuánto está dispuesto a pagar el ser humano por sus sueños? La película simplemente es magistral. El matizado retrato de personajes profundiza muy hondo en ellos y los deja al desnudo delante de nuestros ojos. El guion es extraordinario. Los actores transmite una veracidad absoluta, y el protagonista mantiene una de las miradas más bellas e intensas que he visto en el cine. Pero es Kazan el que, asumiendo el profundo sentido biográfico y personal del relato, lo da todo en un ejercicio virtuoso, complejo y maravilloso de dirección que está a la altura de las más grandes de su director. America America no ha alcanzado tanta fama como otras grandes del director, llámense East of Eden, A Streetcar Named Desire, On the Waterfront o Splendor in the Grass. Pero sin duda es una obra de arte atemporal, brillante e inolvidable que hace aún más grande la figura de ese incansable y polémico estudioso del ser humano que fue Elia Kazan.
cineoptero
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29 de febrero de 2020
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi no podía creer lo que estaban contemplando mis ojos. Un film de un director superstar de Hollywood ambientado en la Anatolia de principios del siglo XX. Supuestamente la historia real del tío del propio Kazan, y quien se lleva a toda la familia a América.

Un joven de una familia de origen griego (ciudadano de segunda en la Turquía previa a AtaturK), aunque mínimamente acomodada, emprende un viaje a Constantinopla (mal llamada Estambul) para trabajar con un tío. Sin embargo, en realidad su mente está puesta en viajar a América en procura de un mundo de libertad y prosperidad; el genuíno sueño americano. Esa es la historia y con muchas vicisitudes camina inexorable hacia esa meta porque la detreminación obsesiva del protagonista es inquebrantable. Todo medio, desde el trabajo de sol a sol hasta el robo, hasta el engaño, hasta la utilización de las personas a las que se ama, con un fin.

Pocas películas son tan convincentes en el retrato y el desarrollo de una obsesión.

La trama se desarrolla de forma perfectamente ordenada, y todo gira en torno a la planificación y desarrollo del viaje, si bien resulta un retrato social y político muy realista de la Turquía decadente.

El personaje está logradísimo y magistralmente interpretado, logras odiarlo pero en cierto modo entenderlo. Tomnha (Linda Marsch) y su padre sublimes. La dirección un 10, y la fotografía un 20, por momentos elevada a las alturas de la estética y por instantes sórdida, con un acento visual intencionadamente puesto en la mugre y en el ambiente polvoriento. Gran decisión y ejecución del blanco y negro.

Muy emotiva, capitaliza la obsesión al máximo. Para mi, sin duda, la mejor película de Elia Kazan y una de la mejores de la historia.
Hammersfall
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