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El doble del diablo

Acción. Drama Película basada en las memorias del doble de Uday Hussein, hijo del dictador de Irak Saddam Hussein, que relata cómo se vio obligado a integrarse en la vida del clan Hussein en el país islámico. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
30 de julio de 2011
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dominic Cooper realiza una de sus mejores actuaciones en el nuevo film de Lee Tamahori (conocido por títulos como "Next" o "Die another day"). Sin embargo, el film se desinfla en los territorios de la indecisión. Pudiendo ser un film de acción, no lo es; pudiendo reflejar una realidad histórica, se inclina hacia una visión superficial; teniendo ante sí un producto una enorme carga psicológica, apenas si profundiza en el monstruo o su víctima.
"The Devil´s Double" parte de una contexto real. Tras la guerra entre Irán e Irak, Udai Hussein, uno de los hijos de Sadam, decide hacerse con los servicios de un doble, un ex-soldado llamado Laatif. Desde ese momento, Laatif se ve obligado a seguir los pasos de un ser desequilibrado, sádico, drogadicto y maníaco.
El punto de partida era por tanto prometedor. Y en esa línea uno se apresta a recibir los primeros compases del film. El gran primer escollo se produce con la caracterización de Udai, como mero fantoche. Hablamos de un tipo que causaba terror por la aleatoridad de su conducta; un verdadero monstruo. De un personaje de este tipo se espera un estremecimiento, un verdadero miedo. Nada más lejos de la realidad; nos encontramos ante un ser patético. No dudo que con ello, se intenta ofrecer una imagen interesada políticamente. Hasta la maldad puede causar admiración y Tamahori ha decidido restarle hasta de dicho atributo.
Cooper trata de compensar esta deficiencia con enorme profesionalidad. El problema viene cuando el guión se estanca. La acción no llega. La evolución psicológica no aparece. Y lo que nos encontramos es con una serie de escenas que subrayan las obsesiones sexuales (con asaltos a menores) y su disparatada violencia.
La película parece pararse y repetirse, insistiendo en contarnos la invasión de Kuwait y la subsiguiente guerra como si uno fuera estúpido.
El punto de giro llega tarde, con la insubordinación de Laatif, desembocando en unos últimos compases simplemente decepcionantes (de malísima película de acción).
En fin, lástima que Tamahori no haya optado por ninguna vía con decisión. El drama de ese individuo obligado a ser el doble de un monstruo y el talento de Cooper merecían algo mejor.
Lucien
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19 de mayo de 2013
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película funciona y entretiene, que son en si mismos ya un logro. Con planteamiento alejado del cine europeo y muy cercano a los estereotipos de hollywood, este trabajo de Lee Tamahori nos invita a adentrarnos en un mundo desconocido, aunque cercano por las referencias de las últimas décadas.

Se le ha tachado, de ahondar poco en su planteamiento político, pero no esa la razón ni el argumento de esta película. Se trata de una mirada personal sobre el supuesto doble de uno de los hijos de Sadan, y a partir de aquí, podrá gustarnos más o menos, pero su desarrollo no es otro, ni tampoco lo pretende.

Queda reflejado una vez más, lo que los regímenes autoritarios pueden hacer en pueblos sometidos, donde una vida vale menos que el precio de una bala.
Sexo, locura, desenfreno, drogas... Ahí podemos encontrar la moraleja final, donde la propia búsqueda del placer, cada vez más corrompido, conduce a su propia autodestrucción.

Un seis.
LEUGIM
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2 de diciembre de 2011
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film de origen belga, dirigido por Lee Tamahori (“007: Otro día para morir” o “Telaraña” con Morgan Freeman) y basado en la novela de Latif Yahia “I was Saddam's Son” (“Yo fui el hijo de Saddam”), quien fue obligado a ser el doble de Uday Hussein (el hijo mayor de Saddam).

El film está situado temporal y espacialmente en el conflicto entre Irán y Kuwait, en 1990. Utilizando imágenes documentales el film propone una mirada global y objetiva del conflicto, haciendo pesar el aspecto “pérdida de vidas humanas” a la que estos conflictos llevan. Luego, la parte ficcional del film ya desde su título deja en claro su postura sobre el régimen de Saddam y en especial sobre la maldad de su hijo Uday. En este último sentido, es interesante la contraposición que hace el film entre Latif y Uday, entre un soldado que da su vida por un país, el cual es manejado por el “diablo”… interesante paradoja. La actuación de Dominic Cooper es impresionante, no sólo por el doble papel, sino por lo distinto de ambos papeles.

Indignante, fuerte, bien situado contextualmente y buenas interpretaciones. Además, hay que destacar su diferencia de otros films hechos sobre los conflictos de medio oriente, los cuales casi siempre terminan condecorando “fílmicamente” a las tropas norteamericanas y pierden muchas veces el problema interno de raíz, en este caso, hay una mirada moral más que política.
gonzafer85
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4 de febrero de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solvente biopic sobre la vida de Uday, el hijo mayor de Sadam Hussein, un personaje en el que concurrieron todos los ingredientes físicos (tendencias violentas), psíquicos (el chaval reunía una rara combinación de toda clase de patologías mentales) y ambientales (una familia de asesinos con una fortuna desmesurada) para hacer de él lo más parecido a un demonio hecho hombre. Una vez perdida toda capacidad de discernir entre el bien y el mal –no digamos entre lo correcto y lo incorrecto- y con todos los medios materiales, humanos y económicos a su disposición el muchacho pudo dar rienda suelta a todos sus impulsos y placeres, cosa la película narra con detalle pero sin recrearse en el morbo. De este modo, se nos presenta un retrato profesional de las “hazañas” de Uday que deja el pertinente mal cuerpo pero nos recuerda que hay gente así e, incluso que esta gente no nace, sino que se hace (o mejor dicho, se pervierte). Una de las sensaciones que me deja la película es que la degeneración de Uday no es muy distinta a la que sufriría cualquier hijo de famoso español, al que vemos hacer patochadas en la tele mientras le ríen las gracias y le pagan por ello, si estuviera respaldado por un ejército de asesinos sin ley en lugar de padres toreros o tonadilleras.

La película está narrada de manera inteligente desde el punto de vista de su doble, Latif, la persona forzada a punta de pistola a reemplazarle en visitas aburridas o peligrosas, con lo que la trama tiene la excusa para mostrar un plano más amplio del Irak de los Hussein. De este modo, por un lado tenemos un contrapunto moral a la depravación de Uday y por otro podemos ver cómo era la vida del pueblo llano bajo el reinado de los tiranos.

Como anécdota os advierto que la versión española queda muy descafeinada con un doblaje poco afortunado a manos de buenos dobladores de comedia (voces de Eddie Murphy y Jim Carrey) que desentonan en este entorno dramático; pero no deja de ser recomendable si no hay niños ni gente sensible delante. Tiene ese punto de interés de ver ampliada información de una una persona que sólo ocasionalmente salía en segundo plano en algunos telediarios.
OsitoF
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20 de noviembre de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las películas que Lee Tamahori ha firmado, no se puede decir que su carrera merezca un especial interés, pero es cierto que, probablemente, ésta sea su película con mejores resultados.
Next, 2.007, se convirtió en el principio del fin de Nicholas Cage y Tamahori necesita ganar credibilidad perdida.
De alguna manera, The devil's double, podría significar el relanzamiento de su carrera si nos atenemos a la primera media hora de película, pero si nos fijamos en la última, las cosas cambian.
No cabe duda de que lo más interesante de la producción es la actuación de un sobresaliente Dominic Cooper que realiza un gran trabajo y también la historia que pretende narrar que es a la vez dura e interesante por lo que supone de historia reciente.
Pero Tamahori no consigue que su película despegue porque camina de manera irregular entre la indefinición de no saber muy bien qué querer contar.
Entre la denuncia de una realidad social y política contando con el sufrimiento de las víctimas pasando por la caracterización psicológica del protagonista, la película se pierde sin saber encontrar una linea a la que querer mostrar fidelidad.
En los primeros minutos de drama los resultados son esperanzadores porque existe una línea de narración pero, a medida que el tiempo transcurre, esa apuesta va perdiendo fuerza en favor de otros líos en los que se va zambullendo hasta el estrépito final en la que jugamos casi a James Bond con malas armas y un poco de ridídulo.
Ese estrépito final no omite que, por momentos, se había conseguido una identidad como película y como mensaje que, por desgracia, insisto, se cae como un castillo de naipes.
nudodobleblogspotcom
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