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100 metros

Drama. Comedia Ramón, padre de familia treintañero, vive para el trabajo hasta que su cuerpo empieza a fallar. Diagnosticado de esclerosis múltiple, todos los pronósticos parecen indicar que en un año no será capaz de caminar ni cien metros. Ramón decide entonces plantarle cara a la vida participando en la prueba deportiva más dura del planeta. Con la ayuda de su mujer y el gruñón de su suegro, Ramón inicia un peculiar entrenamiento en el que luchará ... [+]
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2016
119 de 129 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta pequeña reseña desde la óptica de un amante al cine que lleva 13 años arrastrando la enfermedad que padece Ramón Arroyo, con lo que supongo que mi grado de sensibilidad respecto a la película se ve acrecentada. Acertadamente se afronta la película como una montaña rusa de emociones, porque tras el shock inicial que supone tener esta enfermedad para el paciente y su familia, a la larga uno tiene que esforzarse en vencer una enfermedad muy dificil de llevar y hacerse fuerte. La elección de unos actores principales procedentes del sector de la comedia ayuda mucho a poner esos puntos cómicos y de relajación ante la cruda realidad que se nos está explicando e impiden que la peli sea un facilón valle de lágrimas.

A los ojos de la diversidad de pacientes de esclerósis múltiple muchos momentos nos resultan trágicamente familiares y tanto los momentos de incredulidad, de impotencia y los fuertes efectos de la severa medicación son fiel reflejo del largo recorrido del paciente hasta que asimila que debe condicionar su vida a la enfermedad, aunque el relato "a pelo" de los hechos se ve acompañado por la no menos emocionante y conmovedora historia del suegro de Ramón (un gran Karra Elejalde), cuyos tet a tet con Dani Rovira, nos vuelven a demostrar la enorme complicidad entre ambos actores, alternando momentos cómicos como de profunda reflexión sobre la vida.

Un perfecto complemento al documental de Efecto Robinson con un final made in Hollywood que hará brotar las lágrimas de los corazones más hostiles.

En el capítulo personal, es una película que servirá para dar luz a mucha gente, a una enfermedad con nombre siniestro y futuro incierto, pero donde ejemplos como Ramón Arroyo nos muestran que no hay que afrontarla con pesimismo sinó como un motivo para crecerse en la adversidad
Robert Thornhill
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23 de diciembre de 2016
57 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo voy a decir porque si no lo digo reviento.
De aquí a unos años películas monstruosamente publicitadas y con recaudaciones extraordinarias habrán quedado en películas correctas, del montón de las decentes, y otras, no me extrañaría que esta lo fuese, que han pasado modestamente, perdurarán en el grupo de la películas inolvidables, que se realizaron en homenaje a esos seres humanos que de un día para otro, no sólo poder andar 100 metros, sino ver los colores, oír los pájaros o asomarse a la puerta de la calle se convirtió en un sueño imposible. Y además dirigida con una valentía y un acierto admirable.
Tengo que decir que fue ver el elenco y la desdeñé, me imaginaba una mezcla de ocho apellidos vascos y el club de la comedia, pero no sé si fue ver la foto del cartel, dónde no sé por qué me parecía que los de entonces no eran los mismos, o por la temática lo cierto es que fui. Y no, no me equivoqué.
Debe haber sido una labor de titanes para el director y para los tres actores principales conseguir actuar sin caer en el encasillamiento del que venían. El que más complicado lo tenía por lo definido de sus papeles interpretados era Karra Elejalde, después Dani Rovira y luego Alexandra Jiménez. Y ha sido en sentido inverso, lo que es lógico, cómo han superado la prueba. Ella está fantástica, Dani Rovira ha dado pruebas de que está preparado para lo que le echen y Karra Elejalde, no quiero ni pensar en el laborioso proceso en el que se habrá visto inmerso para no caer en lo que tantas veces hemos visto. Ha sido un goce para mí ver como había instantes en los que parecía que iba a caer en el encasillamiento y como se libraba. De filigrana. Ver dialogar a los dos, lanzándose pullas y no acordarse de los ocho apellidos es un logro de una dificultad formidable. Marcel Barrena lo ha conseguido.
Esta historia sobre el dolor, el sufrimiento y el tomarle a la vida la medida que en realidad tiene, indefinida pero impredecible, que debo decir que si ha habido gente que ha llorado monstruosamente con películas recientes, con esta puede deshidratarse, está rodada con la sencillez y la simpleza que tiene la cotidianidad cuando se vuelve horrible, de pesadilla: Ese dedo que deja de obedecer, esos ojos que se oscurecen para siempre, ese momento en el que asumes que vivir no es que sea un regalo, es que es un milagro.
El protagonista se lo resume muy bien a su suegro cuando lo pone a girar al borde del barranco y una vez que ya está mareado y en el filo del abismo le dice,
-Así es mi vida.
Basada en hechos reales, al final hay fotogramas de los verdaderos héroes, la película no es sólo es un homenaje a ellos, es un homenaje a aquellos que por encima de todo y contra todo defienden esa parte que les ha tocado administrar de lo verdaderamente importante: Vivir.
Vayan a verla y si no lloran más que en la monstruosa, es que la publicidad les ha obnubilado el sentimiento. Digo yo.
cinefiloman
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11 de noviembre de 2016
69 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo del Ironman siempre me ha parecido una brutalidad hermosa, por imposible, como una de esas cosas que me gustaría hacer, pero sin haber pasado por el previo y tremendo entrenamiento, tormento cruel, es decir, llegar y besar el santo.
Tener la esclerosis múltiple debe ser horrible. Si ya de por sí la vida es dura de cojones, si además le añades una enfermedad difícil, pues ya ni te cuento.
Esta película intenta relatar estos dos asuntos. Y la cosa queda a medias, bastante pobre y superficial. Hubiera sido mucho mejor un documental en el que se hablara de cualquiera de los dos aspectos o de la relación entre ambos en este caso concreto. En cambio, aquí han optado por la ficción de la situación. Y no se han aclarado. Han ido dando tumbos del principio al final. Felicidad-Me muero-Ironman. Los dos o tres cambios bruscos del personaje están presentados a lo bruto, de tal manera que el espectador no entiende nada y se pregunta si es tan así en la realidad, si se pasa de parecer que no puedes ni salir de casa, te vas a quedar ciego y sordo, y al día siguiente te pones a entrenar para correr maratones y a nadar, cual delfín, en el ancho mar, no sé, no creo yo.
Y también se producen bandazos en el tono. Pasan de comedia familiar con toques de drama a tragedia espantosa en el horizonte, de comedia banal y sin (casi) gracia a historia de superación a... popurrí de buenos sentimientos y bastante confusión. Pero todo plano y limado, una convención afectada y mansa que demuestra cierto buen gusto, cierto decoro y oficio, pero que renuncia de lleno a todo atisbo de riesgo, hondura o penetración en cualquiera de los temas planteados.
La idea parece la de siempre. Debes luchar y no rendirte. Vale. Lo obvio, mensaje vacío y consabido. Pero ese aspecto tampoco está desarrollado ni suficientemente explicado. Ni se establece relación entre la enfermedad y el entrenamiento, apenas nada. Ya digo, es la suma de varios clichés y géneros juntados a la buena de dios, unidos por un buenismo inofensivo y una endeblez general. Quizás me quede con el buen detalle de no elegir el tremendismo como recurso lacrimoso, nada más que solo un poco, ni exagerar demasiado los momentos más sensibleros. Son pudorosos en comparación con otros engendros.
Prácticamente no se explica nada. Por ejemplo:
- El trabajo. Dos o tres escenas intercaladas sin mucho sentido y a correr.
- Sus caídas, brotes o resurrecciones. No se sabe bien por qué pasa de un estado a otro, ni cuánto tiempo, ni nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5 de noviembre de 2016
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Barrena empieza con el horror de inspirado en Hechos reales. Por una vez no es algo malo o para vender el producto. Es una comedia dramática bien construida y bien planificado Con un buen plantel de buenos actores que hace que todo sea mas sencillo.Un film reindivicativo emocionante y divertido a partes iguales. No cae en el sentimentalismo barato ni en la ñoñería. La historia de Ramón gusta sobre todo por el buen hacer de su actor principal y el resto del reparto como ya he dicho antes. Funciona por esos bonitos momentos y por esos momentos no tan buenos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Orson_Welles
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9 de noviembre de 2016
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
qué linda película.
Los actores están magníficos, en especial alexandra Jiménez. Hay escenas de esas que no se olvidan y el final es de una emoción que te arranca el corazón, lo echa al suelo y lo pisa.
Hay que verla más de una vez porque tiene dos mil detalles, como ese cartel de los Beatles, y la estupenda banda sonora, de Amaia Montero un tema en catalán, Nino Bravo..., porque la películas va a por todas, y todas le salen bien. Os la recomiendo a morir, me parece una de las mejores experiencias que he tenido en un cine, con gente aplaudiendo incluso antes de que se terminara. El cine sirve para esto, para ser curativo, para hacernos sentir bien. Y eso es 100 metros. Y qué grata sorpresa Dani Rovira.
moncayo
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