Mi última palabra

Una vez más la crítica profesional se ceba con un producto mucho mejor de lo que sus ciegos ojos y retrógradas mentes pueden apreciar. Decir que es una comedia y centrarse ahí es poco, si solo fuera una comedia no sería un buen producto porque tampoco es que te partas de risa viéndola, pero los momentos cómicos son buenos y encajan perfectamente en este puzzle.
Conozco muy pocos trabajos de Mark Pellington como director pero se agradece que aun queden algunos que saben como colocar la cámara en absolutamente todos los planos de una película, algo que no solo le aporta fluidez, sino que te engancha, no puedes dejar de verla por muy simple que sea la trama o sencillo el guion.
Tan bueno como el apartado visual es la banda sonora, entre los dos consiguen que la película suba a otro nivel, ya sabemos como suelen terminar esta tipo de películas y es por eso que la magia de estas producciones tiene que estar en el viaje, en la transición desde el comienzo hasta los grandes cambios que presentan los personajes al final del trayecto y como hemos visto esa evolución.
Por mi parte he de decir que Shirley MacLaine hace un papelón porque encaja perfectamente como lo que se espera de ese personaje que interpreta, seguramente no recibirá otro Oscar por esta película porque películas independientes como esta no suelen estar en las grandes galas del cine, pero es que no se me ocurre mejor actriz para interpretar a Harriett, es tan acertado como el papel que se dió a si mismo Clint Eastwood para interpretar a Walter Kowalski en "Grand Torino". Amanda Seyfried no tiene por que necesariamente hacer un papelón, su personaje no lo exije, solo tiene que funcionar y ser creíble, y en eso lo borda, le aporta fuerza y consigue que sea en 3D que tenga un progreso y es que es una actriz poco valorada, quizá por eso del apadrinamiento en los inicios de carrera, pero oye si en su lugar ponemos a las tremendísimamente sobrevaloradas Jennifer Lawrence o Emma Watson, seguro que esos críticos profesionales de The New York Times, Variety o cualquiera de estos grandes periódicos donde hay tipos a los que se les paga por escribir su opinión puramente subjetiva, le subirían la nota elogiando lo que esté de moda en ese momento.
Por favor no hagas caso de la crítica, no veas el trailer, ni dejes que te la cuenten, visiónala por ti mismo y después medita y opina, es la única forma de que saque provecho de un producto de muy buena calidad que las grandes multinacionales lanzaron al Bluray directamente sin pasar por las salas de cine.

Sencilla, directa, con momentos de emoción. Una buena interpretación de la gran Shirley y de Amanda.
Y una buena música, gracias al truco de que la anciana se mete a locutora de una radio independiente.
No mucho más, pero agradable. Y un detalle: el sueño de Amanda, desde pequeña, es ir a un sitio con el nombre más bonito del mundo, Andalucía. Y, como andaluz, agradezco esa promoción turística más que merecida.

Pues ya que he visto que no hay ninguna critica... vamos alla.
Es una historia bastante simple, donde una mujer de edad avanzada que no le cae bien a nadie, le pide a una escritora de periódico, que redacte unos párrafos como si ella hubiera fallecido. Para asi, saber lo que podría mejorar en vida, o que piensa la gente sobre ella.
No es la mejor de Amanda Seyfried, pero bueno, se deja ver. No se te hace soporífera. Es una historia para ver una tarde en casa, y sin mas.

Encontré esta película haciendo zapping en la tele una tarde aburrida mientras me tomaba un te y la deje por descarte, porque no encontraba nada que me atrajera totalmente. Por suerte no fue una mala decisión, y me tope con un film que, sin ser nada del otro mundo, me entretuvo por dos horas con una historia bastante mas interesante y divertida de lo que en un primer momento podría parecer.
Harriet Lauler (MacLaine) es una empresaria retirada que siempre ha buscado tener el control de todas las cosas de su vida y alrededor, por lo que decide contratar a una joven escritora (Seyfried) para que se encargue de escribir su obituario el día que ella muera. El problema para Harriet es que ni familiares, ni ex compañeros de trabajo, ni vecinos tienen algo bueno que decir de ella, sino todo lo contrario. Por lo que decide intentar darle un cambio radical a su vida, obviamente con su particular manera.
La química que logra la dupla MacLaine-Seyfried es palpable y disfrutable desde el comienzo, ambas están geniales en todo momento. MacLaine es una gigante del cine y una garantía de buena interpretacion, y Seyfried es, en mi opinión, una actriz bastante infravalorada que siempre cumple en sus papeles y logra darle a sus personajes el tono adorable que necesitan para historias como esta.
Recomendable.

Me gustaría ignorar las críticas que realizaron los supuestos profesionales, pero me es francamente difícil. Clama al cielo que gentes que se suponen más elevadas que el resto y que deberían saber, y efectivamente lo saben, lo complicadísimo que es sacar una película adelante, más si se trata de una producción independiente como esta, lo único que tengan que decir de "Mi última palabra" es que es una película muerta. Anda, a freír a espárragos.

Es injusto por muchas razones, pero fundamentalmente porque es mentira. Mark Pellington y su equipo han parido una producción modesta y cuidada, cuyo pasable argumento es revertido en un viaje delicioso, trascendente y que parece espontáneo. Ese es su éxito. Nunca tienes la sensación de que están intentando venderte un producto, ni que pretenden hacerte reír o llorar, ni siquiera entretenerte, sino que logran que "Mi última palabra" sea algo natural.

Empecé a verla sin demasiadas esperanzas y me fue atrapando poco a poco, gracias a una premisa inmensamente real, pues mujeres -y hombres- como la protagonista las hay a patadas, profesionales retirados que en su jubilación no encuentran más que aburrimiento y soledad al haber dedicado su vida a su profesión, sin haber sido excesivamente agradables con quienes les rodeaban. Desde Faye Dunaway hasta las compatriotas Encarna Sánchez o María Teresa Campos, hay muchos ejemplos como MacLaine. Y a partir de ahí, a través de un gancho algo superfluo como se preocupe de su propio obituario, entra en acción una chica enérgica y la vida de ambas cambiará.

Shirley MacLaine, cuando la limitan, es una actriz magnánima. El papel le va como anillo al dedo y la película, además, se preocupa en amoldarse a ella y en construir el entorno, para muestra, las decenas de fotografías de la propia actriz. La otra protagonista está encarnada por Amanda Seyfried, la que me provocaba una considerable irritación hasta anoche, cuando me demostró que, con un buen papel entre manos, uno que no sea un algodón de azúcar con patas, la tía sabe estar delante de la cámara. ¡Qué fresca está aquí y qué bien peinada!

A medio camino entre la comedia -protagonista insoportable- y el drama -relaciones personales complicadas-, la justa categoría que merece "Mi última palabra" es la de como la vida misma. No os guieis por nadie, no esperéis nada, sentaos en el sofá y disfrutad de una agradable historia entre dos mujeres que no se encuentran en el mejor momento de su vida. Y disfrutad, sobre todo, de un guion excelente, siempre elocuente y salpicado por momentos mortalmente incorrectos*(1), alguno lúcido*(2) y varios verdaderamente hilarantes*(3), todo ello arrullado por un director con un gusto exquisito.