Agatha Christie: Poirot - El caso del baile de la victoria (TV)

En este excelente caso de Poirot, de un metraje de más de 50 minutos, aparecen juntos como siempre, Poirot, Hasting y Japp en un episodio de lujo, con unos coches de época realmente admirables, y con un vestuario del baile de la victoria realmente fastuoso y muy acertado. Nuestro amigo tendrá que descifrar y resolver un intrincado y bien planificado crimen. Es un caso que esconde un sórdido y complicado asesinato, movido por un asunto de drogas. Este capitulo esta al mismo digno nivel, quizás con un plus, de todos los de esta buenísima serie de casos del genial detective. En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos con un David Suchet en estado de gracia en su papel de Poirot.
La ambientación de este episodio es francamente impecable, tanto en los exteriores e interiores, en los decorados, en el vestuario, y con la elegancia y la educación típicamente británica que desprenden todos los personajes, todo ello de una gran calidad.
Resumiendo: Perfecta para una tarde o noche para disfrutarla sin prisas, un 7 merecido.

El caso del baile de la victoria no lo he leído pero debe estar entre la colección que hay en mi casa. A Alfred Hitchcock no le gustaba Agatha Christie y eso que se parecen mucho excepto por los finales; los de ella son memorables y los de él son rutinarios y mediocres al 90%. A Agatha Christie sus novelas han pasado de geniales a que no era una buena escritora si exceptuamos sus intrigas, eso era hace eones ya que ahora sus novelas son de una maestría admirable aunando la descripción de los personajes con una intriga inigualable para el 100% de los mortales y además dejó para los restos el mejor detective del universo dejando a Sherlock Holmes y compañía a la altura del betún; y siguiendo con los relatos dejados para el cine que le dan 100 patadas a los de Sherlock que rebuscaba en las alcantarillas mientras Poirot rebuscaba en la condición humana.

Interesante historia bien dirigida por R. Rice que conjuga con destreza los requisitos de intriga y de intensidad aunque produce cierta sensación de distanciamiento personal porque no posee esa calidez tan apreciada en otros episodios. En efecto, se instala en el perfil de la porcelana elegante aunque fría y a ello puede contribuir la textura de las voces que realizaron el doblaje al español.
Los inefables D. Suchet, H. Fraser y P. Jackson desempeñan sus papeles con absoluta solvencia y gracias a ellos el relato se agranda, adquiere sólido carácter y se encarama al pedestal de las películas que merecen ser vistas.