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Con la frente en alto

Drama Tras ser abandonado por su madre, el joven Malony lleva desde que tenía 6 años entrando y saliendo del juzgado de menores. El matrimonio formado por Florence, instructora de menores a punto de jubilarse, y Yann, maestro que también tuvo una infancia difícil, adoptará al chico, de 15 años, para reformar su comportamiento. Por ello, Malony es enviado a un estricto centro educativo, donde conoce a Tess, una chica muy especial que le ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La justicia y la familia se tornan focos de conexión en la historia de Malony. Prácticamente abandonado por su madre con 6 años, su vida gira en torno a idas y venidas entre despachos de jueces y centros para menores. Con 16 años Malony es carne de presidio, y un asiduo delincuente con un serio problema de violencia incontenible. ¿Qué puede hacer el sistema con un chico así?

Emmanuelle Bercot consigue con La tête haute un producto correcto, bastante lineal y carente por completo de entusiasmo. Es interesante en sus formas y su mensaje, pero demasiado convencional en su contenido. Nos presenta los problemas de un menor, que podrían ser los de cualquier otro, no tienen ninguna característica que le sume relevancia. Se encuentra inmerso en un sistema judicial caduco e insuficiente, aunque con algunos medios humanos cargados de optimismo, encarnados por la figura de la juez que interpreta Catherine Deneuve. La vida de Malony ya viene marcada desde pequeño, con una familia desestructurada y casi inexistente, una madre de doble cara: por un lado, el lógico instinto maternal protector, y, por otro, la despreocupación de una madre joven más atenta a sus propias necesidades, magníficamente interpretada por Sara Forestier. En este ambiente deficitario Malony parece no tener más salida que la de adoptar un rol de rebeldía inherente a la adolescencia, un papel en el que la violencia se convierte en un referente que emana a borbotones en todos los aspectos importantes de su vida. Bercot intenta dibujarlo con una personalidad compleja e intensa, ofreciéndonos escenas de auténtico nervio, de rabia incontenible, de pura ebullición adolescente, pero no es, por ello, menos previsible en sus resultados. Sus personajes resultan acertados, aunque siguen la misma línea que su guión. Todos ellos parecen sacados de un manual de cine e hilados en esta red problemática que Bercot teje con mucho mimo, pero poco tino, no restando ello calidad en el campo interpretativo, lo más notable de toda la película.

Lo que resulta más interesante de La tête haute, y ya lo he apuntado anteriormente, es su mensaje crítico, algo sutil, pero fácilmente perceptible, una crítica abierta al sistema judicial de menores, un sistema que convierte a lo menores en meros números, y no en un caso al que extrapolar las circunstancias personales de cada uno de ellos, sin duda bastante relevantes en el camino que han decidido seguir. Esta crítica entronca perfectamente con la buena imagen que nos muestra de los centros de menores, algo más estructurados y con profesionales más cualificados, más cercanos a los problemas reales de esos menores que han acabado en el fondo de una sociedad que les ha dado la espalda. Bercot muestra esos centros como la salvación de unos inadaptados que buscan encontrar un lugar en este mundo, sin olvidarse de remarcar que al final no dejan de ser unos niños.

Como película funciona y tiene detalles remarcables, dejando un mensaje crítico final muy sutil pero importantísimo. No deja de ser el cine social de siempre, al que ya estamos acostumbrados, y que, en el fondo, resulta ya muy típico.
Kosti
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19 de abril de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las primeras escenas de "La cabeza alta" vemos a un niño de unos siete años siendo abandonado por su madre, sin derramar ni una lágrima, en el despacho de la jueza de menores.

Años más tarde vemos lo que ha sido de ese niño, Malony, después de ir de institución en institución, volver con su irresponsable madre, ser abandonado también por su padrastro... El resultado es que ha dejado el colegio a los 12 y se ha convertido en ladrón de coches a los quince.

En su familia sólo ha visto violencia física o verbal, rechazo e irresponsabilidad, y camina firmemente hacia la cárcel, las adicciones y a repetir el patrón de sus padres.

Lo que cuenta la película son, básicamente, los intentos desesperados de los servicios sociales y el juzgado de menores para intentar evitar esto.

Lo mejor de la cinta es, además de las interpretaciones, que no se resuelve el conflicto como en el típico producto de sobremesa: con un poco de buena intención, un par de gestos bonitos y, al final, una "conversión" del chaval contada con un montaje de imágenes del muchacho enderezando su vida, a ritmo de alguna canción animosa.

Y es que "La cabeza alta" ofrece una perspectiva mucho más madura y realista de un problema complejo que no permite pensar en una solución fácil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BelénLo
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18 de septiembre de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de las personas parecemos tener asumida la importancia de educar correctamente a los niños. Sin embargo, y hablando de los países occidentales, un pequeño porcentaje de estos niños acaban resultando muy problemáticos en su adolescencia. Hiperactividad, violencia, constante rebeldía ante la autoridad, realización de actividades no adecuadas a su edad como fumar o beber alcohol… Circunstancias por las que muchos les califican como deshechos sociales o cosas peores. Pero la brecha es mucho más profunda. ¿De quién es la culpa? Siempre se suele señalar a los padres, por no darle la educación pertinente o por haberle obstruido su infancia con problemas en el hogar. Pero lo cierto es que el sistema todavía está muy lejos de encontrar la solución a este problema. En muchas ocasiones, conseguir la reinserción social parece casi una utopía.

Uno de estos adolescentes es Malony, protagonista de La cabeza alta (La tête haute), película que dirige y escribe Emmanuelle Bercot y que inauguró el pasado Festival de Cannes. En ella contemplamos la actitud arisca, violenta y subversiva del joven. Su padre falleció cuando él era pequeño y su toxicómana madre ni supo ni quiso educarle desde entonces, como bien muestra la primera escena de la cinta. Una elipsis nos lleva, ahora sí, a su adolescencia, cuando una jueza de menores y los servicios sociales se estrujan la mente tratando de buscar una salida al problema que se les ha planteado con Malony quien, lejos de hacer acto de presencia en el colegio, dedica su tiempo a robar coches y conducirlos a toda velocidad por las calles de Dunkerque.

La puesta en escena de Bercot es prácticamente impecable en los primeros compases de película. La ya comentada escena en la que la madre de Malony desprecia a su hijo es buen ejemplo de cómo sintetizar en pocos minutos el origen del problema. A partir de ahí, la cineasta simplemente deja que el relato fluya a la manera de una crítica social que sobre todo apunta al poder judicial. Además, cada personaje secundario tiene su sentido, desde la veterana jueza interpretada por la mítica Catherine Deneuve hasta el curioso Benoît Magimel como el nuevo asistente social que, por fortuna, estará en las antípodas del cliché que hemos visto en otras producciones. Por encima de ellos, la interpretación de Rod Paradot en el papel protagonista es excelente, logrando un término medio a la hora de sacar de quicio al espectador con sus chiquilladas.

Pasada la hora de película, empero, ya aparece algún síntoma de que La cabeza alta poco a poco se está viniendo abajo. Ciertas reiteraciones dan una sensación de estancamiento que se terminará destapando en la media hora final, cuando descubrimos que la cinta, definitivamente, se alarga demasiado. Por una parte, podríamos pensar que es algo intencionado (se alarga tanto como un proceso judicial, en pocas palabras), pero la inclusión de alguna subtrama insípida como la de la relación amorosa hace perder contacto con el problema que acecha al protagonista, hasta tal punto que es difícil entender varios de sus movimientos. Tampoco ayuda un desenlace lejos de lo esperado, aunque aceptable.

De haber sido más ágil en su desarrollo final (o más hábil en la sala de montaje), La cabeza alta se habría constituido como un trabajo muy interesante desde el punto de vista cinematográfico y altamente recomendable para comprender una problemática social que, si bien es uno de esos “problemas del primer mundo” que parecen quedar en un segundo plano ante circunstancias peores como el éxodo de la población siria, no por ello se puede dejar de lado. De una manera u otra, Bercot acaba alcanzando esta segunda virtud, pero lastimosamente se queda a medio camino en la primera.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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18 de noviembre de 2019
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“La cabeza alta” parece un especial de dos horas de aquel programa de televisión llamado “Hermano mayor”. En la película de Emmanuelle Bercot, que aún no entiendo como pudo inaugurar la sección oficial del festival de Cannes de 2015, no falta ni uno solo de los clichés que en el programa de Pedro García Aguado se daban cita. Griterío y trifulcas continuas, gente irascible por cualquier chorrada, chonismo de extrarradio y estereotipos sociales a granel; todo ello abrazándose en un drama con el que no he conectado en ningún momento.
Haciendo memoria recuerdo que en la época en la que llegó “La cabeza alta” también se estrenó “Los héroes del mal” (Zoe Berriatua, 2015). Cinta de similares características pero muchísimo más certera y mejor enfocada que la de la cineasta francesa.
Malony es abandonado por su madre a los seis años. A partir de ahí se pasa la siguiente década, tiempo de metraje que Emmanuelle Bercot nos ahorra, saliendo y entrando continuamente del juzgado de menores. Un buen día una jueza decide tomarse en serio la integración del joven, el problema será ver si Malony se lo toma tan en serio como ella.
¿Cuál era el objetivo de Emmanuelle Bercot con “La cabeza alta”?… ¿Culpar a las instituciones de esta problemática?… ¿Quizás a los padres?… ¿A los propios chavales?… En realidad “Los héroes del mal” si hacia todo eso. Y ya siento volver a citar esa cinta que no viene a cuento, pero es que “La cabeza alta” no atina en ninguna de esas dianas, haciendo que el lote se vaya bastante al traste. El protagonista me da igual, pero es que el trazo de los secundarios es tan grueso que también acaban dándome igual. Y si todo me da igual, pues imaginen.
Es muy curioso, a la par que desconcertante, como me tuve que dar cuenta, gracias a la sinopsis y tras ver la película, de la relación que mantenían dos personajes de la misma. Cúlpenme a mi si quieren, pero yo creo que es culpa de un film hecho más a grandes rasgos que a otra cosa.
Isaac Paskual
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12 de junio de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado tiempo para contar una historia que, a ratos, parece un documental sobre los juzgados de menores.
El tal adolescente, bien interpretado por Rod Paradot, llega a hacerse tan insoportable que uno se ve en la tentación de desear que alguien le dé dos leches. Casi toda la película haciendo cabronadas gratuitas, no se sabe bien por qué.
Sí, algunos dirán, el entorno familiar, etc., etc. O la sociedad represora. Es más fácil: ha nacido con muy mala sangre.
Mayor defecto: el l giro del guión, en el último cuarto de hora, es inverosímil.
Únicamente vale la pena para ver a una Catherine Deneuve con setenta y dos años tan bien llevados.
yoparam
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