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Beasts of No Nation

Drama. Bélico En plena guerra civil de un país africano, el pequeño Agu (Abraham Attah), separado de su madre, pierde al resto de si familia y se convierte en un niño soldado, manipulado por un temible señor de la guerra, el Comandante (Idris Elba), que le enseñará a matar y le instruirá en los caminos de la guerra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
17 de octubre de 2015
87 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única premisa que hay que tener antes de ver esta película es saber que vamos a bajar al barro, y esto puede ser duro para mucha gente, ya que hay secuencias duras y por lo general no se suaviza la historia que se está contando, de forma que hay que preparase para ver imágenes crueles.

Dicho esto, creo que es una de las mejores películas bélicas que he visto, ya que nos habla de la crueldad que subyace en todo momento en la historia de un niño soldado que tiene que crecer a la fuerza y le tocan ver muchas cosas que un niño jamás debería experimentar. Por tanto se habla de la guerra, su injusticia, la crueldad representada sobre todo a través de Idris Elba, con un acento fuera de su registro y una presencia en pantalla que le da un aura de maldad evidente; pero también se habla de la amistad,de cómo pese a todo un niño es un niño y por mucha crueldad que viva, va a tener reminiscencias de infancia, aunque no pueda llevar a cabo una vida y crecimiento normal. también nos habla de la indiferencia frente a barbaries, cómo parece que dejan de afectar a las personas ciertas crueldades cuando se suceden una y otra vez. Nos habla de la manipulación para atraer gente a una causa por muy brutal que sea, pero creo que finalmente nos habla de las consecuencias, de las heridas que producen en el interior de las personas el tener que crecer siendo obligado a ver, realizar, apoyar y tolerar grandes barbaridades.

El aura de maldad de Idris Elba está en su gran interpretación, pero se ve acrecentada por el ambiente y cómo la gente interactúa con él, pero creo que la gran interpretación es la del niño, Abraham Attah, está sensacional.

Esta película es en toda regla un "must see"
Ronicholson
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16 de octubre de 2015
62 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primer película de Netflix ha llegado de la mano de Cary Fukunaga, director de "Sin nombre" (2009), "Jane Eyre" (2011) y de la primera temporada de la serie "True Detective" (2013). En esta ocasión, Fukunaga se adentra en el tema de la guerra en África, donde no se limita a contar una simple historia de violencia y que ya sabemos como termina, sino que va más a fondo, a los problemas sociales y psicológicos.
Fukunaga nos hace sentir incómodos frente a esta realidad, que a veces creemos que está fuera de nuestras manos y que ni siquiera encajaríamos en una situación así. Pero toda esta culpabilidad, es despejada por una excelente puesta en escena y un pulso narrativo con fallos, pero que se disfruta.
Todo gira en torno a Agu, un niño que después de que su escuela cerrara y ser testigo de la muerte de su familia a manos del ejército, se ve inmerso en un grupo de adolescentes guiados por un comandante, donde empuñando armas y cargando una sed de venganza, buscan hacer presente su voz y buscar la justicia y la paz que un día les quitaron.
Desde que inicia, el filme no busca una manipulación ni ser una de esas películas de lágrima fácil, su atmósfera es distinta. La brutalidad de la guerra es puesta a descubierto y, teniendo a un niño como protagonista es aún más susceptible. Aunque la novela de Uzodinma Iweala salió hace más de diez años, las imágenes son actuales.
Las interpretaciones son excelentes, pero los que sobresalen son Abraham Attah, que según se cuenta el director de casting lo descubrió cuando viajaba en bicicleta por la calle y el británico Idris Elba. Elba tiene un papel inolvidable, que cuesta olvidarle después de ver la película. Con Attah, no parece estar viendo su debut, tiene tanta soltura que el nivel de realismo es grandioso.
En el campo estético, todo tiene su punto. La fotografía, del mismo Fukunaga, es maravillosa. La paleta de colores cambia según las circunstancias, nos ubica según el estado anímico de Agu. La banda sonora de Dan Romer, que nos regaló una elegante partitura en "Una niña maravillosa" (2012), aquí no tiene tanta presencia como en esa ocasión, pero la sobriedad de la música transporta al espectador. El diseño de producción es muy realista.
Quizá el único defecto es su excesiva duración, que hace que la narración tenga espacios donde no cuenta mucho, y eso le quita puntos, pero en sí no es algo muy recurrente. Sin embargo, pudo durar un poco menos.
En sí, "Beasts of no nation" es una de las mejores películas del año y lo que la hace atractiva es que es el primer film que se estrena en una plataforma streaming como Netflix. Recomendable.
Daniel Calderón
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18 de octubre de 2015
48 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores películas del 2015. Beasts of no nation no menciona en qué país transcurre, porque podría ser cualquier país africano, en cualquiera de sus guerras civiles. Se mencionan continuamente siglas, pero nunca se dice a qué organización o guerrilla pertenecen, porque África tiene en común la lacra de la guerra civil y el reclutamiento de niños soldado.
La película es durísima, porque pretende ser un aldabonazo en la conciencia del espectador. El trema central podría ser el de los señores de la guerra y los niños soldados, pero va mucho más allá, es una mordaz crítica a la pasividad de la ONU (cuesta ver como los cascos azules se retiran siempre ante el avance de las guerrillas) y también una crítica a las potencias extranjeras que venden armas a cambio de esquilmar la riqueza mineral de África (ojo a la presencia del ejecutivo chino de las gafas, que no tiene frase de diálogo, pero con su sola presencia lo dice todo)
Pero también es un canto a la amistad. Duele ver como dos niños soldados se aferran el uno al otro, sin familia, en medio de un mundo violento, como única forma de no perder los restos de su humanidad.
Magistral la dirección de Fukunaga, y soberbio su plano-secuencia de varios minutos de duración en el asalto a una casa de origen colonial. Plano que recuerda al que filmó al final del cuarto capítulo de True detective.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rufus T Firefly
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17 de octubre de 2015
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fukunaga recrea la guerra civil de un país africano cualquiera con excelente realismo y fuerza visual, retratando siempre desde el punto de vista de niño. Beasts of No Nation «Bestias de ninguna nación en español» nos muestra la realidad de esos niños soldado cuyas vidas corren tan mala suerte «unos acaban en el hoyo y otros caen en manos de fabricantes de máquinas de matar» cuando no hay quien los ampare, ni siquiera Dios. Niños a los que se les impone convertirse en unos asesinos, reclutados cuando lo han perdido todo y están tan desorientados y necesitados de cariño que se aferran a cualquier muestra de protección. Esto supondrá el inicio de la pérdida de la inocencia.

El fascinante inicio de Beasts of No Nation nos acerca, a modo de prólogo, a la forma de distracción de un niño africano que no quiere pensar en que su país está en guerra «nadie quiere guerra», desde que la cámara se introduce en el interior de una tele imaginaria en la que se ve a unos niños jugando hasta una escena tan familiar como es la comida que, por culpa de una serie de eructos y otros actos groseros, la situación se vuelve esperpéntica. Lo siguiente es el horror de la guerra y todos los que son partícipes de ella, y pronto se hace evidente el objetivo del director: buscar la denuncia, llegar primero al corazón para que después nos duela a nivel personal todo lo que estamos a punto de presenciar.

Fukunaga nos atrapa con la voz de off del protagonista que se dirige a Dios como única persona culpable de lo que le está pasando, o con su madre perdida, una vez se da cuenta de que Dios lo ha abandonado. La dirección del californiano es precisa, firme y briosa, con extraordinarias escenas que se quedan grabadas en nuestras retinas: como la secuencia en la que Agu está atacando bajo los efectos de la droga, momento en el que ya no le importa nada y el verde de la vegetación es sustituido por tonos rojizos como roja es la sangre que es derramada por unos actos por los que nunca se podrá perdonar. La música de Dan Romer no destaca pero si acompaña al protagonista a adentrarse en un infierno terrenal.

Por último, destacar unos imponentes trabajos interpretativos de Abraham Attah e Idris Elba, que actúa a otro nivel encarnando a un personaje que por brutal es inolvidable. Un film tan duro y real que la crudeza de sus imágenes va más allá de la simple ficción.
Angel Lopez
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17 de octubre de 2015
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La irrupción de ‘Beasts of No Nation’, el regreso al cine del laureado director Cary Fukunaga después de su paso por la TV con ‘True Detective’, rebasa y por mucho el ámbito meramente cinematográfico al ser la primera película de producción original de Netflix, y primera que se distribuye de manera global en dicha plataforma, además de algunas salas del circuito de arte en los Estados Unidos, ante la negativa de las grandes cadenas de exhibirla al sentirse desplazadas.

Basada en la novela de Uzodinma Iweala con un guión escrito por el propio Fukunaga, la historia se ubica en un indeterminado país del África envuelto en una violenta guerra civil, teniendo como protagonista al pequeño Agu (Abraham Atta), un chico que vive con sus padres y hermanos cuya calma termina cuando el ejército arrasa con el pueblo incluido su padre y hermano mayor, logrando huir tanto la madre como su hermano más pequeñor.

Agu consigue huir al bosque donde pronto será capturado por un ejército de rebeldes, encabezado por el llamado comandante que interpreta Idris Elba, Agu será entrenado como una máquina de matar mientras su infancia le es robada al tiempo que se convierte en el favorito del comandante, conoce las drogas y se familiariza con tremendos baños de sangre.

La historia avanza a través Agu, quien va relatando y reflexionando voz en off mediante recorriendo un camino sin retorno, en medio de escenas crudas y muy gráficas que embellecen el horror de, por ejemplo, una iniciación al asesinato de manera por demás cruel.

Fukunaga demuestra su solidez como narrador, con la habilidad que ya se le conoce en cuanto al uso de largos planos secuencia efectivos y asombrosos, aunque también abusa de cierta exaltación de la violencia estilizada, en este cuento de horror poderoso que logra sin embargo sortear algunos excesos para conseguir transmitir la inutilidad de las guerras y todos sus daños colaterales.

Con el tremendo soporte de las grandes actuaciones tanto del pequeño Atta como de Idris Elba, Fukunaga consigue un film sólido, que se erige además como un histórico parte aguas en cuanto a la distribución del cine.

http://tantocine.com/beasts-of-no-nation-de-cary-joji-fukunaga/
Quique Mex
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