Haz click aquí para copiar la URL

Metalhead

Drama Hera Karlsdottir es una chica que sufre debido a su incapacidad para dirigir su vida. Encuentra consuelo en el heavy metal y sueña con convertirse en una estrella de la música. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 >>
Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
22 de agosto de 2014
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿No hay críticas aun?

No me gusta ser la primera, pero allá vamos. Acabo de terminar de verla y la sensación que me ha dejado es del dolor que produce la pérdida de un ser querido. Todo el que haya perdido a alguien se sentirá muy identificado, y más aun, el que haya intentado superarlo de una manera de escape, como pueda ser ponerse la máscara y tratar de esconder la tristeza y ser otro, un payaso triste, en el fondo.

La película no trata sobre la estrella de heavy o rock que intenta conseguir su sueño. Sino del sueño roto que intenta sobrevivir y adaptarse aunque sea siendo un inadaptado. Vemos cómo los personajes van poco a poco pasando por diversas fases, por el dolor, la huida, la agresividad, la búsqueda de escape de una manera o de otra, hasta que al fín,se llega al perdón, y en ese perdón se libera el alma y con ella, el lastre del dolor.

Todos tenemos miedo a enfrentarnos a la muerte, pero combatirla no tiene sentido. No tiene nada que ver con el heavy metal, tiene que ver con mirarse al espejo y seguir adelante. Muy apropiado el ambiente gris y frío de la película, recomendada.
Dominion
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de diciembre de 2014
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hera se transformó en una burbuja: se guardó el dolor en algún lugar bien profundo y esperó unos años. Desde luego, la adolescencia es caldo de cultivo ideal para la emanación de viejas heridas endeudadas; entonces la protagonista se apropió de los gustos de su difunto hermano y canalizó su odio contra la vida por esa vía.

Decir que Malmhaus es una peli sobre el heavy metal, sobre la destrucción y la llegada del anticristo a la tierra, sería francamente una estupidez. Se trata de un drama demasiado intimista como para ser enfocado teológicamente. Abundan los curas y las iglesias pero la mirada principal evita cualquier bajada de linea doctrinaria. El dolor de Hera es universal, aunque no tanto su forma de expresarlo hacia afuera. Su tendencia es la autodestrucción, un agujero negro que se va consumiendo y arrastra todo lo que tiene cerca. Dicho de manera más Metállica: Hera quiere sacar la fucking basura, sacarla de una vez. Solo que la saca arrojando la bolsa abierta contra los vecinos.

La prota falla en el proceso, su dolor es tan directo, y ella tan carente de matices, que a su herida solo le resta presentarse en forma de grito anulatorio. La peli toma de ella su simpleza, sus sin-vueltas, para construir un relato compacto, de metáfora clara y breve. Salvo en esos instantes finales en donde una anónima sutileza le confiere a la peli una nueva dimensión, mucho más rica e inteligente (spoiler).

Hera descubre que de las cenizas se sale...construyendo. No hay otra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de septiembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ad ganga med bok I maganum. En castellano, el significado de esta frase islandesa es: Todo el mundo da a luz a un libro. Y es que este país oscuro y magnético del noroeste europeo con una población de algo más de 300.000 habitantes ostenta el mérito de tener mayor número de escritores, obras publicadas y libros leídos per cápita que cualquier otra nación del planeta. Aunque el séptimo arte no tenga en sus fronteras tanta cabida como las historias contadas en formato papel, de vez en cuando nos encontramos de frente con alguna joya cinematográfica como Málmhaus (Metalhead). Esta obra, cuarto filme acuñado por Ragnar Bragason, nos arrastra con fuerza y sordidez a la vida de una joven chica de un complejo granjero a las afueras de Reikiavik. Hera Karlsdóttir vive desde su infancia cargando con la pesada losa de la muerte de su hermano Baldur, a causa de un trágico accidente de tractor cuando éste contaba sólo con doce años. Un hecho que ha trascendido en el círculo familiar instaurando silencios cortantes y una sensación de angustia perpetua cada vez que entran a la habitación del chaval, intacta desde su fallecimiento y repleta de posters de grupos heavymetaleros. Precisamente, en torno al nacimiento de Hera, surgía en 1970 Black Sabbath, una de las bandas que marcarían el gusto musical del joven Baldur, cuyos vinilos siguen sonando, todavía, una década más tarde en los altavoces de su hermana. La fiebre del rock and roll corre por las venas de Hera, que compone canciones desgarradoras e inyectadas de adrenalina, guerra y rabia, toca la guitarra eléctrica y vive permanentemente con los cascos puestos y el walkman subordinado al encanto de Judas Priest, Iron Maiden y el resto de grandes estrellas del heavy metal del momento. Nunca recuperada del trauma de la desaparición de su hermano, Hera sufre varios problemas de conducta y arrebatos de ira, no puede comprender su existencia sin música y tiene una relación distante y gélida con sus padres, dedicados de forma casi espartana a la producción ganadera.

Las atmósfera espesa que determina todo el transcurso de Málmhaus desde su comienzo hasta su final es un reflejo fiel de los pensamientos que surcan la cabeza de su controvertida protagonista, una chica agotada capaz de agotar por momentos al propio espectador, puesto que en muchas ocasiones se siente demasiado incomprendida de puertas para afuera y de puertas para dentro de su cuerpo. Sensibilidad y rudeza, autodestrucción y autosuperación, riffs y lágrimas son los dos hemisferios que dominan el día a día de Hera, concentrada en componer, desgañitarse y evadirse, sin atreverse a emigrar a la ciudad en busca de algún trabajo decente, con desgana absoluta ante la socialización y escasas convicciones católicas. Hera siente que Dios le debe algo que no puede devolverle (dilemas que conducen a su amistad con el nuevo cura del pueblo), y el lastre de sus recuerdos de infancia es el causante de tantas cuentas pendientes con el pasado y esa incertidumbre pastosa y paralizante que parece experimentar hacia el futuro. También abundan los conflictos amorosos y la iniciación sexual pertinente de una adolescencia tardía, de por si más extraña que la del resto de jóvenes de su quinta. Para contarnos las secuelas de la pérdida de un ser querido, las fases de liberación paulatina del dolor, y la inadaptación de una rebelde que intenta combatir la muerte con rock, y sobrevivir con la cara pintarrajeada, como un payaso triste resistente a claudicar, Bragason apuesta por una actriz de interpretación convincente y carismática como Ingvar Effert, capaz de comunicar huida, agresividad, derrota y pasión. El contraste entre la banda sonora repleta de piezas archiconocidas del heavy metal clásico y los silencios envueltos en nieve blanca, parajes estáticos o interiores claustrofóbicos como la habitación de Baldur obtiene como resultado una estética densa, azulada e inquietante, parca en colores pero rica en expresividad.
Finalmente, aunque el ritmo narrativo es lento y farragoso, podemos vislumbrar múltiples frentes abiertos: familiares, laborales, sociales y personales, que redondean un filme intimista y con un claro mensaje de supervivencia, a pesar de estar sumido en esa nebulosa islandesa por donde no pasa la luz, todo el año parece invierno, y sólo una buena canción de Judas Priest puede romper la quietud de las vacas en el establo. Málmhaus es, ante todo, profundamente realista y humana, y mucho más que de amor por el heavy o la persecución de un sueño musical, nos habla de límites, de miedos, de lastres y redenciones. También de la inmensa falta de fe de su protagonista, por supuesto no en el sentido estrictamente católico, sino mucho más amplio y relacionado con la anulación total de esperanzas, o la carencia absoluta de respuestas para seguir en pie. Al finalizar su visionado, nos quedamos secos y diversas imágenes de este, gélido pero a su vez cálido filme, se quedan clavadas en la retina y en la memoria para siempre; especialmente porque ¿existe algo más metafórico sobre el (sin)sentido de las cosas que una chica tocando un furioso rock and roll frente a la tumba de su hermano?

Andrea Núñez-Torrón Stock

http://www.elantepenultimomohicano.com/2014/09/critica-metalhead-malmhaus.html
torroncitostock
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que yo fuera con extremas expectativas de una película de la que desconocía todo. Cansado de los intentos por llevar el metal a la gran pantalla pensé que quizá por aquellas tierras la cosa cambiaría. Si hay alguna parte de la que te puedes fiar musicalmente ésa es el norte de Europa, así que esperaba algo mucho mejor con respecto a las incursiones norteamericanas en el tema.

Y sí, las sorpresas se sucedieron en pequeños detalles. En concreto, apostar por canciones menos conocidas del género denota personalidad. Es una maravilla ver la película y que prácticamente empiece con la maravillosa Thora Bjorg Helga tocando un riff de nada más y nada menos que Savatage. Sí, están las referencias inesquivables a los Maiden, Judas Priest y todos los míticos, pero ver meterse a otras bandas menos típicas es un verdadero placer.

Dado que no sabía de qué iba la cosa, esperaba algún tipo de homenaje al género musical, algún tipo de grito reivindicativo. Pronto me di cuenta que lo del metal era algo más bien contextual, aunque sí es verdad que forma parte de la película en todo momento. Así, cambié el chip y me dediqué a intentar meterme en el drama que presenta Bragason y que no acabé de entender. Digamos que todo va bien hasta que llega el fin de la primera hora de la película, donde todo empieza a cambiar y tú no entiendes muy bien la razón. Yo al menos no la entendí. No sé el tipo de adolescencia o pasado metalero del tal Bragason, pero no es que tenga muy claro qué hacer con la película.

Y es que uno no sabe si el esperado grito reivindicativo lo es tanto o si simplemente no está entendiendo lo que está pasando. No me quedó claro si durante un rato la adorable-odiable criatura metalera que aparece en pantalla se acaba vendiendo a la "aceptación social". Soy más bien de los que piensa que hay mucho más complejo que marginación propia en el mundillo, pero como digo se me escapa el mensaje que lanza en toda la parte final de la película. Me pareció un poco falto de personalidad para un personaje tan interesante como habíamos visto.

Pero a la misma vez tengo la extraña impresión de que simplemente yo no acabé de entenderlo. Me echo más la culpa a mí que a lo que hace Bragason con la película. En cualquier caso, no deja de ser demérito del director que la cosa se vuelva tan extrañamente confusa de cara al final.

No es el "homenaje" que esperaba en cualquiera de sus vertientes, pero la película goza de un interés peculiar.
NeoJ
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Atención metaleros! La película inicia en el año 1983, en el fatídico día en el que el metalero Baldur de 16 años muere en un terrible accidente mientras laboraba en la granja de su padre. Su hermana Hera (Thora Bjorg Helga) una chica rosa de unos 12 años lo encuentra agonizando, evidentemente no logra sufrir. A modo de homenaje, respeto, admiración, o por el luto, ella decide optar por comenzar a escuchar Heavy Metal y ponerse la ropa de su hermano.

Años después, entrado los años 90, la protagonista ya es una metalera hecha y derecha, compone canciones para tocarlas frente a la tumba de su hermano, viste y tiene una actitud terrible. Sin embargo, su vida aún se encuentra tocada por tan terrible suceso, no lleva la mejor relación con sus padres ni con la sociedad, le cuesta engancharse trabajo y divaga con muchos problemas.

Málmhaus toca como tema primordial el luto de sus protagonistas, en primer plano el de Hera quien está al frente del film y que ya se mencionó en que le afecta, un plano más atrás está el luto que manejan sus padres, quienes tampoco logran superar este acontecimiento. La comunión de ambas perspectivas del duelo son las que llevan a sus personajes a hundirse aún más impidiendo la superación.

El personaje que llega como un giro en estos individuos es el de Karl (Ingvar Eggert Sigurðsson), el nuevo pastor de la comunidad quien intenta conocerlos y ayudarlos en lo que respecta a dicho tema. Estas son las ideas que la película maneja en 97 minutos de metraje, el problema es que Bragason quien es también guionista no logra compenetrarlas totalmente, o al menos hacerlas del todo funcional.

Hera va con su problemas, de sociabilidad, familiares, de trabajo, musicales, amorosos, etc., mucho que contar para tan poco tiempo, se enfoca en una cosa para luego ponerla en pausa y seguir con otra, perdiendo la anterior, no hay una continuidad argumental bien trabajada, se mantiene el interés pero una mejor integración de elementos se hubiera agradecido.

Más allá de esto, Málmhaus tiene momentos buenos, el atronador inicio con ese espeluznante accidente, la relación de la protagonista con su amigo de la “friendzone”, la llegada de Karl y su interacción con Hera, algunos momentos jocosos, el concierto final y como no, para los amantes del Heavy Metal la música es una excusa perfecta para verla, aunque me hubiera gustado que fuera más utilizada. Una agradable propuesta.
10P24H
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow