Livide: herencia maldita

Sitges parece estar especializada en proyectar películas destinadas a dividir opiniones. En esta edición de 2011 ha habido varias que encajarían en esta descripción ("Twix" de Coppola, "Beyond the Black Rainbow" de Cosmatos) y con "Livid" ocurrirá lo mismo, como ya sucediese hace unos años con la anterior película de los directores franceses Alexandre Bustillo y Julien Maury, "À l'intérieur" (2007). Aquella era una salvajada en toda regla y ésta es más calmada, lo que hará que quienes aplaudieron la anterior puedan no encajar esta nueva propuesta, lo cual es una pena porque la película es modesta pero está bien resuelta, sin fallar en casi ningún momento y midiendo al tensión con bastante solvencia.

La realización es de primer nivel pero no sólo funciona como un ejercicio de estilo sino que tiene una necesidad real, pues la historia de otra forma se habría quedado en anecdótica. Así, seguimos el primer día de trabajo de una joven (una guapísima Chloé Coulloud), el reencuentro con su novio y la posibilidad de obtener cierta cantidad de dinero/joyas que se les presenta. Con esto en mente, se adentran en una casa habitada por una anciana en coma... pero como en toda película de fantasía sobrenatural, nada es lo que parece. Su primera mitad es una gozada y recupera el sabor añejo de las producciones del género de los '80 (como ocurría con "House of the Devil" de Ti West pero sin forzar el uso de los filtros) y la segunda parte abraza en cierto modo la brutalidad de la nueva ola del cine francés de terror. La mezcla funciona incluso pese a las licencias argumentales y permite al espectador implicarse en un proceso en el que no falta de casi nada: jóvenes pasando situaciones límite, una ambientación de órdago, algún flashback para dar cierto background a los personajes y varias escenas memorables (la aparición de Anna, el ataque de las trillizas). Avisar una vez más: la película no es un ejercicio gore (aunque tiene sus cosas) sino un cuento de terror bien facturado, modestia, sencillo. Se pasa volando y se disfruta. Al menos, sus 90 minutos no me pesaron nada.

Alexandre Bustillo y Julien Maury, grandes impulsores del cine francés de terror de los últimos tiempos gracias a su impactante película “À l’interieur” dan un artístico giro a su carrera con este cuidado proyecto cinematográfico de cuyo guión también son responsables. La película fue proyectada en diversos festivales, obteniendo en Sitges el (merecido) galardón al Mejor diseño de Producción y colándose como película de inauguración en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián.

“Livide” nos cuenta la historia de Lucy, una joven que comienza a trabajar como cuidadora de ancianos. En su primer día le es presentada una de las convalecientes que habrá de visitar, una anciana que mora, postrada en estado vegetativo, en una alejada mansión. Fue una profesora de danza de gran fama y a su alrededor se construye la leyenda de que, en sus dominios, un tesoro se halla oculto. La codicia hace presa de Lucy y junto a otros dos jóvenes se aventurará al interior del caserón de forma furtiva en pos de comprobar la veracidad de la leyenda, con la esperanza de abandonar la casa con algo de valor… pero encuentros sobrenaturales y plenos de horror les esperan…

La película se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera de ellas nos narra la situación de los jóvenes, sus relaciones, su vida, sus sueños, sus miedos… y la segunda corresponde a la tenebrosa aventura una vez se sumergen en los dominios de lo sobrenatural. Teóricamente no hay problema con dicha estructura, siempre y cuando nos sirva para profundizar en los personajes, empatizar con ellos, arrastrarnos bajo su piel y sufrir por su suerte una vez la oscuridad desciende sobre ellos… pero en el caso que nos ocupa, y tal como están realizados los planteamientos, el esbozo de personajes no despierta interés alguno y arrastra más al tedio y a la ausencia de atención que no regresa a la pantalla hasta que lo oculto despierta.
La segunda mitad de la película, en contraposición a la primera, mantiene en vilo, capta todos los sentidos y resulta altamente atractiva en lo que cuenta y en el modo de contarlo, no tanto en lo que ocurra con los protagonistas sino en los secretos de la casa y su pasado..

Si en algo destaca “Livide” es, pese a lo macabro de ciertas escenas, la elegancia de sus imágenes, lo cuidado de su puesta en escena, el detalle en su diseño de producción y maquillaje, para ser una película de género, llama poderosamente la atención lo cuidado de este apartado técnico y es digno de alabanza. Igualmente su revisión del vampirismo, las revelaciones sobrenaturales que guarda, los giros de guión a este respecto, bordados con el lirismo de sus imágenes, también son dignos de mención y de más que agradable visionado. Pero es la parte más convencional y mundana la que lastra la producción, los trasfondos y aventuras (y desventuras) de los tres protagonistas que rezuman la sensación de mil veces vistas y que en este caso no acaban de empastar con el resto, sobran. Esta mezcla de factores tan contrapuestos hacen de este film un producto diferente e interesante, que podía haber sido una gran película, una gran fantasía gótica, pero que no alcanza todo el brillo que tal riesgo le habría aportado. No obstante, este viaje a las tinieblas es digno de realizarse y estos dos directores siguen demostrando su valía en el género y que tienen aún mucho que decir. Interesante.

-Enoch-

Cuando hace cinco años revolucionaron el concepto "cine de terror francés" con la inconmensurable À l'intérieur me dejaron con unas ganas locas de ver cual sería el siguiente paso de estos dos genios franceses. Por fín, en versión original y sin subtitular cayó en mis manos Livide cuando ya lo daba por perdido todo y las esperanzas de su estreno en España se deshacían poco a poco. Y lejos de decepcionarme, que en el fondo es lo que uno espera tras una obra maestra que encima es ópera prima, me vuelven a conquistar con una reinterpretación del terror gótico a todas luces soberbia. Heredera del giallo, del gore más exquisito, de la Hammer, de Poe y del oriental del bueno, Livide no sólo resulta escalofriante y terrorífica, sino que nos ofrece una pequeña esperanza de que no todo está perdido en cuanto a pasar miedo de verdad con una peli de miedo se refiere. Virtudes a tutiplén, un solo defecto, que perdono y omito y una puesta en escena impecable hacen que ansíe aún más una tercera peli por venir.
Te encantará si los siguientes términos te dan por lo menos, repelús:
Taxidermia, heterocromía, autómatas, bailarinas, madres severas demoniacas, hijas sordas que levitan, componente zombie (por supuesto), caserones terroríficos, polillas y sangre negra y roja.
Partiendo de un componente de cine social como la crisis económica, las pocas esperanzas laborales de la juventud, la pérdida materna y la avaricia del pobre, Bustillo y Maury se encaminan por sendas peligrosas que no todo director de cine sabría resolver y salen más que bien parados.
Si alguien después de ver la escena de las bailarinas con velo y praxinoscopio bisturí en mano no tiene al menos un poquito de miedo, es mi héroe. Y me cae mal, muy mal.
IMPRESCINDIBLE.
Lo mejor: Todo, ambientación, música, efectos visuales, terror... Todas las actrices, impecables.
Lo peor: Quizás un final redentor no de todos los gustos.
No creo que ahora mismo haya una opción que siquiera se le acerque para cualquier fan del género.

Los autores de esta película, Alexandre Bustillo y Julien Maury, que son los responsables del film Inside (A L’interieur), aunque se alejan de las premisas de su primera e impactante incursión cinematográfica no consiguen mejores resultados al cometer errores (¿los mismos?) en su afán de distanciamiento.

Si su primera película, Inside, era un slasher brutal con grandes momentos gore, quedando algunos de ellos en la retina de los aficionados al género de terror. Livid es un cuento macabro y gótico (supuestamente lleno de referencias y lirismo).

Inside tenía una factura técnica impecable, pero pecaba sin embargo de un guión plano (casi sin sentido), donde lo reseñable (y mucho) era el salvajismo de la persecución implacable que (en una casa apartada) realizaba una despiadada psicópata a una joven embarazada. Si hubieran desarrollado algo más los personajes y la trama podrían haber conseguido una de las mejores películas de su especie, pero se quedaban a medio camino y sólo conseguían un film entretenido y bestial que te ponía los pelos de punta en varias ocasiones.

Livid vuelve a tener una factura técnica increíble, gran fotografía, banda sonora, ambientación, efectos visuales, maquillaje y unos actores bastante solventes (donde destacaría a la joven y atractiva Chloé Coulloud y a la enigmática Beatrice Dalle), pero no llega a ser el cuento de terror gótico y malsano que podría haber sido porque los autores se pierden en un final confuso donde la redención y el lirismo no están bien desarrollados y sólo consiguen la indiferencia en el espectador.

La película se puede dividir en dos partes, una primera donde observamos el primer día de trabajo de una joven que se dedica a cuidar de ancianos y una segunda parte donde dicha joven y dos amigos se adentran por la noche en una casa apartada que pertenece a una decrépita comatosa donde supuestamente hay guardado un tesoro (y tesoro exactamente no es lo que esconde esa vieja casa fantasmagórica).

Es una lástima que los autores se vuelvan a perder, ahora al intentar realizar una historia terrorífica y poética, porque esta película cargada de referencias tenía un potencial estupendo (a falta de los 20 últimos minutos donde casi todo se echa por la borda, estaba siendo ejemplar). A pesar de lo dicho la película resulta entretenida y ágil y regala algún que otro momento sangriento muy interesante (estupenda la escena de las tres jóvenes bailarinas con cuchillos y la lucha final), aunque sin llegar al gore, casi extremo, de Inside.

Cuento fantasmagórico sobre vampirismo, el acierto es no caer en los tópicos al pensar en películas sobre vampiros, pues la forma de tratar esa faceta es distinta y muy acertada. La película se puede dividir en dos partes de modo global, pues quedan diferenciadas de forma evidente. El tono de la película pasa por una evolución que empieza por lo que sería "realista", con un argumento narrativo y lineal, pasa de forma progresiva hacía una historia de fantasía sobrenatural para culminar en un clímax en formato de poesía visual; ahí cobra sentido el título de la película, llevando el planteamiento inicial al terreno de lo etéreo. Presentación de personajes y colocarnos en situación, sería la primera parte. Luego tenemos lo que sería la otra, que dota al conjunto como verdadera película de terror fantástica. La fotografía consigue realzar todos esos elementos, Laurent Barès consigue junto al operador de cámara unos interesantes planos, una iluminación con tratamiento cromático, exagerado y desmesurado pero al servicio de la película. Todo ello tiene una necesidad real que se debe a la historia, por cierto, muy emotiva e interesante. Las interpretaciones están dentro de los margenes de lo correcto y no desentonan durante la película, ni para bien, ni para mal.

Los equipos técnico artísticos que han participado han realizado un trabajo sobresaliente, quienes no han estado a la altura de su propia historia han sido los directores Bustillo y Maury. Es el punto flojo, no han sabido canalizar todo el potencial que desfila por la película, un gran acierto el modo de desarrollar la historia, buena puesta en escena y emotivo fondo argumental que sufre la transformación de la narrativa discursiva hacía la visual. El defecto es como se rueda, que no es lo mismo que como se muestra, pues todo se entiende y queda muy bien atado. Son las diferentes elecciones que en teoría toman los directores que durante la película no consiguen potenciar el material. Soluciones arbitrarias, falta de inventiva, algún momento violento explicito es arbitrario y gratuito, no me pareció que estuviera integrado en la acción. El defecto es la relación entre encuadres, no está bien construida y deja que muchos planos queden en el aire siendo muy potentes, pero sin mostrar una continuidad o consonancia visual más allá de lo estético. Estamos de nuevo, ante la ineficacia de los dos directores, que no quiero decir que sean malos directores ni guionistas, pero no han conseguido trascender con su propósito y el proyecto se les ha quedado grande. La banda sonora es algo a destacar, muy atmosférica, la mezcla de sonido consigue muy buenos golpes de efecto. Es una lastima que por algunas decisiones inapropiadas, la película pueda presentar algunos errores y no elevarse para ser mejor de lo que podría haber sido. En esta ocasión y por ese motivo la película queda coja, pero vale la pena por su atractiva propuesta y gran trabajo tanto técnico como artístico.