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La verdad

Drama Dominique Marceau es juzgada por el asesinato de Gilbert Tellier, un músico lleno de talento recién salido del Conservatorio. Los abogados intentan encontrar un móvil que explique su conducta. ¿Pasión, venganza o accidente? Entre los testigos están los conocidos de Gilbert, los antiguos amantes de Dominique y, además, su hermana Anne, estudiante de violín y prometida de Gilbert. Los datos que van proporcionando los testigos permiten ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2014
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho menos conocida que otras películas de Clouzot, "La verdad" me ha parecido un más que eficaz drama judicial, en el que se reflexiona en torno a las dificultades del amor, el tedio y sinsentido de una vida sin objetivos, y la siempre equívoca y traicionera moral, que acostumbra a ser fiel reflejo de la ideología de quienes mandan en la sociedad.

La joven Dominique, protagonista absoluta del filme, es sometida a juicio tras haber asesinado a su antiguo amante, Gilbert; el desarrollo del proceso, con la narración de los acontecimientos por parte de fiscales y abogados y su rememoración a cargo de diversos testigos, da pie a la introducción de varios flashbacks, que constituyen nuestra mejor fuente de información acerca de Dominique. La construcción de este personaje es el mejor logro del guión, que nos dibuja a una joven insatisfecha, que ha crecido a la sombra de su ejemplar hermana, y que carente de verdaderos intereses o pasiones parece inclinarse -al poco de su llegada a París- por la bulliciosa pero vacua actividad de los cafés y garitos de la "rive gauche", por donde pululan bohemios sin oficio ni beneficio. Sin embargo, Dominique acabará trabando relación con el serio y prometedor director de orquesta Gilbert, en principio pareja de su hermana, y con él vivirá un amor difícil, marcado por los celos de él, la supuesta volubilidad de ella, y en general, por una notable torpeza de ambos. El deterioro progresivo de su relación desemboca en el crimen antes mencionado, seguido por un vano intento de suicidio de Dominique.

En paralelo a esta narración de acontecimientos y descripción de personalidades, la película propone una ácida crítica a la moral burguesa, que es representada por los fiscales y demás juristas y público que asisten al juicio; todos ellos encarnan la respetabilidad y el formalismo de la sociedad biempensante, y de ahí que desde el principio abunden en las tendencias disolutas y poco respetables de Dominique, subrayándose el contraste con su intachable hermana. Para enfatizar este enfrentamiento moral, Clouzot elige como representantes del orden a hombres de cierta edad, que contrastan con la juventud de Dominique, a la que en ningún caso intentan comprender, pues ya han construido previamente su verdad en torno a la joven. Eso es lo que desde un principio ha percibido el abogado defensor, que sabe que no solo ha de luchar contra unos hechos probados (el crimen en sí) sino también contra la percepción (o la verdad) existente acerca del carácter de Dominique.

Clouzot opta por un estilo sobrio, desprovisto de complicadas o efectistas tomas, y renuncia a emplear la música para añadir dramatismo a la historia. Las interpretaciones son buenas, destacando lógicamente una Brigitte Bardot que, además de estar en la cima de su belleza, lo está también en la de su talento, pues desarrolla una amplia variedad de registros, oscilando entre lo cómico y sensual (qué decir de ese seductor baile entre las sábanas al ritmo de la canción "Tengo una muñeca") y lo puramente dramático (su rostro apesadumbrado y su desesperación durante el juicio). De paso, encontramos una interesante descripción del ambiente bohemio de la rive gauche, que no escapa a la mirada irónica del realizador.

Por todo ello una película muy interesante, que trasciende su aparente género para reflexionar acerca de la moral en la sociedad, una moral puesta en solfa por Dominique, que es quien finalmente alcanza la única verdad constatable: la dificultad de amar a destiempo.
Quatermain80
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5 de agosto de 2015
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intensa indagación en torno a los motivos que llevaron a Dominique, la protagonista –Brigitte Bardot en el que, posiblemente, sea el mejor papel de su vida aunque, todo sea dicho, tampoco tuvo muchos muy buenos-, a asesinar a su amante, un estudiante de música demasiado celoso y egoísta, tras una breve pero tormentosa relación, hecho por el cual está siendo juzgada. Análisis clínico y minucioso, mediante numerosos flashbacks, de todos los pormenores del caso, es también un análisis cortante de la hipocresía y bienpensante sociedad francesa –serviría cualquier otra- a la que Clouzot somete a la misma visión distanciadora, ambigua, gélida, casi misantrópica que reprodujo en buena parte de sus títulos –por recordar uno citemos la magnífica “Le Corveau” (1943) – y en los que no toma partido por ningún personaje, sino que nos va mostrando y desvelando hechos - “todos tenemos nuestras razones”- para mostrar, tal vez “la verdad” a la que hace referencia el título y dejar que sea el espectador el que juzgue. Con una Bardot exuberante y plena de erotismo, la película también es un irónico retrato de la juventud existencialista parisina con su parla superficial y sus poses inanes, como si fuese parte de esa misma sociedad de la que Clouzot no deja títere con cabeza. Para Clouzot, en suma, no hay inocencia, no hay justicia, no hay verdad. Muy buena.
Gould
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6 de diciembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
176/15(26/11/14) Buen melodrama galo realizado por Henry-George Clouzot, con una radiante protagonista, Brigitte Bardott, en la cima de su belleza y junto con “El desprecio” su mejor actuación. Es una obra que intenta arremeter contra la hipocresía social, contra los prejuicios sociales o contra la falsa moral. La cinta discurre con el telón de fondo de un juicio y mediante flash-backs se ahonda en el nihilismo, en la bohemia como modo de vida, en la desidia social, esto contrapuesto a los convencionalismos sociales arraigados en el conservadurismo, representado en el personaje de Annie y sobre todo en el fiscal, para potenciar esta sensación de anquilosamiento Clouzot nos muestra un jurado de personas mayores que denotan tener ya su sentencia preparada antes de empezar el juicio. Ganó el öscar al mejor film en habla extrajera, siendo además un éxito de público.
La protagonista es Dominique (gran Brigitte Bardot), joven que es juzgada por el homicidio de su expareja, en el juicio se hace uyn repaso a su vida para mostrarnos su personalidad conflictiva, a través de flash-backs vemos como de un pueblo francés llega con su hermana Annie (buena Marie-José Nat) a París, pero las dos son de personalidad muy diferente, Dominique es de carácter vividor, bohemio, py sobre todo muy promiscua, lo que le granjea muchos problemas con su hermana que es muy comedida, Annie se echa un novio, Gilbert (buen Sami Frey), un aspirante a director de orquesta, este al conocer a Dominique queda prendado de su belleza, picardía y sensualidad, comenzando entre los dos una tormentosa relación.

Al director se le ocurrió la idea de la historia tras asistir a varios juicios penales, está basado el relato en la vida real de Pauline Dubuisson, nacida en una familia burguesa en Dunkerque, salió con un militar alemán durante la ocupación nazi, fue humillada en la plaza tras la liberación siendo esquilada, también violada en grupo, tras lo que fue juzgada por un tribunal popular , siendo condenada a fusilamiento, el padre, que es coronel consigue liberarla, teniendo que huir de la ciudad. En 1947 en la facultad de medicina tiene una tormentosa relación con Félix Bailly, este tras pedirle matrimonio ella se niega, él sale con otra chica, Pauline siente se ha equivocado al renunciar a Felix y acaba con que ella lo asesina con un revólver en 1950 en París, tras lo que ella intentó en vano suicidarse con una tubería de gas, fue rescatada para ser juzgada en 1953, siendo condenada a cadena perpetua, fue liberada en 1959 por buena conducta, cambiándose el nombre por el de Andreé, en 1962 emigra a Mogador en marruecos, donde conoce y se enamora de un ingeniero petrolero, pero cuando este se entera de su pasado la deja, Pauline no lo aguanta y se suicida por ingesta de barbitúricos el 22 de septiembre de 1963, enterrada en Marruecos en una tumba sin nombre por deseo expreso de ella.

Cinco fueron los guionistas, el realizador, su esposa Vera Clouzot (“Las diabólicas”), Christiane Rochefort, Jérôme Géronimi (“El salario del miedo”), Michèle Perrein y Simone Drieu, construyen una mordaz crítica a los convencionalismos burgueses, se pone en el ojo del huracán a una promiscua y nihilista chica que en su desorientación encuentra sin darse cuenta al ser que ama, es la construcción del personaje Dominique lo mejor del film, su aire individualista, un verso libre, una pluma llevada por el viento, una amoral para los formalismos burgueses, Clouzot consigue mostrar una profunda evolución en el rol, de su despreocupación inicial, su nula necesidad de vínculos afectivos, su imagen frívola, promiscua, traviesa, a darse cuenta a destiempo del amor, y es que la cinta nos habla de los complicados caminos del amor, de su tortuosidad y angustia vital. El film discurre mediante un desfile de flash-backs lineales, entrecortados por tramos del juicio en los que más que juzgar el homicidio se juzga su comportamiento amoral y fuera de las reglas convencionales burguesas, y que el asesinato es consecuencia lógica de su disfuncionalidad, en esto me recuerda bastante al film “El extranjero” de Luchino Visconti basado en la novela de Albert Camus, que transcurre también durante otro juicio y se repasa su falta de sentimientos como vía para su comportamiento. Pues bien, todo esto tiene el defecto de ser demasiado cocinado, me resulta masticado, quizás le ha afectado el paso de los años, con los que ha perdido solidez, no hay sorpresas y me queda algo previsible.

Brigitte Bardot está brillante en todos los aspectos, con una sensualidad y potencial erótico desbordante, sabiendo conjugarlo con una amplia gama de emociones, sabe mostrar el nihilismo de una juventud sin objetivos, sin metas, tanto es su magnetismo ante la cámara que los demás quedan ensombrecidos ante ella, un torbellino de belleza, arrebatadora en el bailecito entre las blancas sábana al son del tema musical “Tengo una muñeca”. Como curiosidad Brigitte y el co-protagonista Sami Frey tuvieron un romance tras el film, asimismo poco antes del estreno del film la popular actriz gala tuvo un intento de suicidio mimetizándose Bardot con Dominique. (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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11 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo, que es una de las mejores interpretaciones de la musa francesa. Se luce en todas las facetas dramáticas del personaje y todo el peso de la película lo saca a flote con su caracterización. Un juicio, con un final un poco precipitado, con un flash-back cuidadoso hacen que la Bardot, a parte de su belleza, muestre sus dotes actorales, ayudada de un argumento simple pero profundo y unos co-protagonistas de nivel.
cineclasico73
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1 de enero de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras me desperezo de los rigores ineludibles de la pasada Nochevieja plena de música hortera y chabacana, e intentado eludir tanta zafiedad junto a la familia con la que apurar unas cuantas copas de cava, mientras recibía al nuevo año. Ahora espero impaciente e ilusionado, el concierto de Año Nuevo con la Filarmónica de Viena en esta ocasión que no es la primera, bajo la batuta del meticuloso y antipático Riccardo Mutti, al que parece molestar las palmas de los espectadores durante la Marcha Radezky que cierra el concierto. Una vez más, los valses y las polkas de la familia Strauss nos alegrarán el nuevo año con su mensaje de paz y amistad para todo el mundo. Una vez más los espectadores profanos protestaran ante la taquilla porque en el programa de mano no figura el famoso “Danubio azul”, el vals más famoso jamás escrito, desconociendo esos aficionados que tan bella melodía no necesita figurar en ninguna parte se da por supuesto, como no se puede disfrutar una gran comida sin una buen vino que la acompañe.

Pero ayer me dio tiempo de ver el penúltimo film del francés Clouzot, famoso por “Las diabólicas y El salario del miedo”, dos auténticos ejercicios de estilo de un cineasta inteligente y preparado que había estudiado Matemáticas, Derecho y Ciencias Políticas. A pesar de ser una película con juicio, su originalidad reside en que no estamos ante un clásico drama judicial donde se van a esclarecer y juzgar unos hechos. El film de Henri-Georges Clouzot es una clara diatriba contra una determinada clase social: alta, burguesa y conservadora. Demostrándonos a los espectadores que no siempre un proceso contribuye al esclarecimiento de los hechos juzgados, que la verdad es siempre subjetiva e interpretable. Desde una denostada mirada cargada de prejuicios morales, lastrada por la burocracia e intereses clasistas. Clouzot narra la historia de esta desdichada joven, acusada de matar a tiros a su ex-amante y director de orquesta, una excelente Brigitte Bardot que saca un gran partido a su físico para el papel de Dominic Marceau. Desde la sala del juicio a través de varios flashbacks se narra lo que ha sucedido frente a lo que se dirime en el tribunal, no siempre coincidente. Al parecer, Clouzot se inspiró en la crónica negra parisina para abordar este film, clara denuncia de una cierta hipocresía social.

La bellísima Dominic es una chica vulgar que, hastiada de la vida en provincias y de enfrentarse a sus padres, quienes no ocultan su preferencia por su otra hija, Annie estudiante de violín, se marcha con esta a París donde comparten un sórdido apartamento. El carácter de ambas hermanas es antagónico, una es ordenada y sabe lo que quiere hacer en el futuro, la otra es sensual e instintiva, sólo piensa en vivir el presente. Y eso en una sociedad poco tolerante e hipócrita no está permitido, porque la libertad moral está seriamente castigada por la opinión pública que intenta aprovechar las debilidades de una mujer independiente. Pasión, celos e intolerancia perseguirán a nuestra ingenua protagonista utilizada por sus amantes. En la sala que la juzga, tanto la acusación como la defensa, saben que les toca interpretar un papel en una representación, por más que está en juego la vida de una persona. Pero el cineasta se encarga mediante su puesta en escena, mostrar esa alternancia de tiempos apuntada, la fragilidad de la justicia y el artificioso comportamiento de sus representantes legales, cercano a la intelectualidad existencialista. Más que un juicio a los hechos, se trata de un juicio moral sobre determinadas actitudes ante una sociedad conservadora y burguesa. Destacable también es la descripción ambientada sobre la vida bohemia parisina de aquella época: buhardillas, paseos por el barrio latino y charlas de aspiraciones artísticas.
¡FELIZ AÑO 2018! A los que se tomen la molestia de leer esta reseña.
EL ALBATROS
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