El profeta

Comedia realizada por Dino Risi, basada en una historia original del propio Risi y de los guionistas Ruggero Maccari y Ettore Scola. Se rodó en exteriores de Roma y de Monte Soratte (Lazio) y en estudio. Producida por Pio Angeletti y Mario Cecchi Gori, se estrenó a finales de 1967 (Italia).

La acción tiene lugar en el Monte Soratte y en Roma, en 1967, con un flashback de unos cinco años. Pietro Breccia (Vittorio Gassman) es un empleado que trabaja como oscuro administrativo en una gran empresa. Está casado con Tiziana (Evi Rigane) y se comporta como un ciudadano normal, comete algunas infracciones de tráfico, no hace las declaraciones de renta y no paga las multas. Un día, atrapado en un gran atasco de tráfico, subitamente abandona el coche, la ciudad y la mujer. Se instala en Monte Soratte (a 40 km de Roma), donde durante 5 años lleva una vida eremítica, alejada de la civilización.

La película se desarrolla como una comedia de humor o farsa sobre los inconvenientes de la vida en las grandes ciudades europeas de la segunda mitad de los 60, cuando se hacían patentes algunas disfunciones del progreso iniciado en los primeros 60, asociadas a la masificación de las ciudades (emigración del campo a la ciudad), la industrialización, el aumento del tráfico rodado, etc. El humor se basa, sobre todo, en el estrés que padecen los ciudadanos. Se presta especial atención al ruido ambiental urbano y a los ruídos superpuestos, procedentes de excavadoras, martillos automáticos y compresoras. Se muestran atascos crónicos, que afectan de modo especial a los cuellos de botella de circulación en horas punta (Ponte di Castel Sant'Angelo, Roma). Se ironiza sobre los nuevos tipos de establecimientos de venta de alimentos, bebidas, perfumes, jabones y productos domésticos (superficies de autoservicio). Se visualiza el agobio del trabajo innominado y despersonalizado de las oficinas de muchos empleados. Se denuncia con mordacidad la acumulación de residuos y desechos industriales (coches fuera de uso, neumáticos, aparatos de TV) en zonas habitadas. Se ridiculizan convenciones urbanas, como la exclusión de animales necesarios y entrañables (ovejas, cabras, gallinas, etc.). La burla alcanza a los grupos de jóvenes urbanos, con filosofías nuevas, como el pacifismo, el amor libre, el rechazo del progreso (movimiento "hippie"). No se libran de burla los nuevos medios de ocio y de información de masas (TV) y el auge de la publicidad estática y televisada, de pobrísima concepción. Es el segundo film rodado por Risi en 1967, con Gassman y Ann-Margret como protagonistas.

La música, de Armando Trovajoli, ofrece 5 temas festivos y burlescos, que se interpretan con diferentes estilos y ritmos (rumba, marcha, instrumental, canción). Carmen Villani es la intérprete de la canción "El profeta". La fotografía, luminosa y de colores suaves (con predominio de ocres y grises) ofrece tomas espectaculares, al servicio de la comicidad visual.

“Il Profeta” es una de las tantas películas que nacieron del dúo Risi-Gassman, comienza con una fuerte crítica hacia la sociedad de consumo de los años sesenta, y a medida que transcurre el largometraje va mutando (al igual que el personaje de Gassman) mostrándonos los beneficios que trae el progreso económico y material.

La mirada ácida de Risi está presente como siempre, esta vez los que caen en ella son los hippies, la iglesia, el profeta, el consumismo y hasta el amor está en tela de juicio.

Particularmente no me ha parecido una de las visiones más logradas del director, sin embargo no deja de ser interesante y disfrutable.

Quizá en 1967 esta película pudo gustar y hacer reir a los espectadores, pero ahora producen sonrojo todas las patochadas en ella filmadas por Dino Risi.

Todos los personajes sin excepción no tienen más consistencia que los personajes de tebeo. Y todas las escenas reflejan situaciones tan excéntricas que también se pueden comparar a las viñetas del "DDT" o del "Tiovivo".

Con la diferencia de que, cuando lees un tebeo, la historieta disparatada te hace gracia. Sin embargo aquí sólo percibes la falta de imaginación del guionista, del director y de los actores, para elaborar una historia más o menos consistente y/o más o menos graciosa.