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Las vidas posibles de Mr. Nobody

Ciencia ficción. Drama. Fantástico. Romance En el año de 2092, Nemo Nobody, que tiene 120 años, es el último ser humano mortal de la Tierra y vive rodeado de hombres que han alcanzado la inmortalidad gracias a increíbles avances científicos. Cuando Nemo se encuentra en su lecho de muerte, recuerda varias posibles existencias y matrimonios que no llegó a vivir. (FILMAFFINITY)
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Críticas 239
Críticas ordenadas por utilidad
27 de julio de 2010
648 de 721 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película visualmente muy bonita. Con un argumento enredado pero original. A pesar de haberla puntuado con un 8 opino que la cinta podía haber dado mucho más de sí. A continuación me centro en el Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
juanmika
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19 de julio de 2010
234 de 276 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Y si me lo permiten, me gustaría quedarme a ver la película con ustedes, ya que aún no estoy del todo seguro de haber entendido el final.” Así terminó Jaco Van Dormael la presentación de su último trabajo en la última edición del Festival de cine de Sitges. Un Auditori abarrotado hasta los topes le rió la broma, pero a los pocos minutos de proyección las sonrisas fueron borrándose paulatinamente de nuestras caras, pues lo que había dicho unos minutos antes nuestro maestro de ceremonias quizás iba más en serio de lo que en un principio parecía. En efecto, cualquier sinopsis que lean del filme podrá ser considerada tan válida como incorrecta, puesto que después de haber visto la película, queda claro que hay incontables maneras de acercarse a ella.

Es más, recuerdo que al salir de la sala de cine mis principales dudas giraban entorno a si ‘Las vidas posibles de Mr. Nobody’ era una película que me había hablado largo y tendido sobre la familia, la memoria, el amor, el azar (lo que va siendo la vida... casi nada) o que simplemente me había tomado el pelo de la forma más espectacular imaginable. Sea como fuere, y poniéndonos en la peor de las situaciones, hay que admitir que es una auténtica gozada el que a uno le enreden como lo hace este gran director belga. Para ello, coge pizcas de sus anteriores filmes (la sensibilidad de ‘El octavo día’ con algunos fragmentos concretos, especialmente los concernientes a la infancia del protagonista, que parecen directamente importados de su brillante ópera prima, ‘Totó el héroe’) para construir un nuevo monstruo, completamente autónomo y fascinante en casi todos los sentidos.

Sin entrar en desencriptaciones del mensaje de Van Dormael (quizás por miedo a aventurarnos por terrenos demasiado empantanados), si por algo se caracteriza a primera vista esta formidable película es por el bombardeo sensorial al que somete al público durante más de dos horas. Excelente recopilación musical y un dominio magistral de todos los recursos visuales concebibles. Es como si se nos quisiera sorprender con cada pieza del puzzle, lo cual es ideal para que no aparezca la frustración en el más que probable caso de que éste no nos acabe encajando del todo. Todo parece calculado al milímetro para que el espectador se quede boquiabierto. Ya se nos puede hablar del mágico mundo de donde procedemos todos nosotros con la partitura de Hans Zimmer sonando de fondo, o mezclar uno de los momentos más acaramelados de la temporada con los Pixies (hasta esta combinación imposible sienta bien), o contarnos los deseos caprichosos del destino, mientras la dulce de voz de Buddy Holly acompaña una ilustración del efecto mariposa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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31 de julio de 2010
179 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo recomiendo ver esta película con calma y sin intentar captarlo TODO. Te puede dar un ataque de epilepsia si fijas demasiado la atención en todo lo que sucede. Creo que se entiende mejor en conjunto que mirando cada escena con lupa, porque hay una cantidad ingente de detalles, todos ellos mezclados e interrelacionados con un solo eje que nos matiene cuerdos: el personaje principal.

Lo mejor es simplemente seguir el hilo que te plantean, por demente que parezca. Hay muchos símbolos que te ayudan a identificar qué vida de Nemo estás viendo en ese momento, y eso hace que no te pierdas. Para cada vida hay una mujer, y han tenido cuidado de que sean bien distintas: una rubia, una castaña y una oriental. También ayuda dejarse llevar de un escenario a otro por la música, que es un elemento imprescindible para no perderse.

Una vez superados los aproximadamente primeros 20 minutos de flipe mental, es posible relajarse. Y luego la cosa va para largo. Te mantiene en vilo el descubrir qué diablos está pasando, aunque en realidad sepas que no importa mucho porque es más simple de lo que parece, y ahí radica su magia: es una película simple presentada como un sueño psicodélico. Pero si pillas el tranquillo y te dejas llevar, como si estuvieras colocado, entras en la onda. A mí, ya cuando iba por el minuto 70, más o menos, me dio por reflexionar sobre mi propia vida, sin por ello dejar de prestar atención al argumento; eso me dio la pauta de que, efectivamente, el film plantea una cuestión que a todos los humanos nos inquieta, algo que todos tenemos en común. El truco es contarlo de un modo que resulte interesante.

Impecables las actuaciones de casi todos los actores. Jared Leto logra ser siempre el mismo ante situaciones muy distintas. Porque siempre es él, tome las decisiones que tome, y eso es lo que hace que uno no desconecte ni se aburra.

La versión anciana de Nemo es escalofriante y enternecedora a la vez. Por Dios, esa risa cascada qué grima da... yo la he visto en V.O y la voz del viejo Nemo y sus carcajadas te ponen los pelos de punta.

Podría decir mil cosas, porque es una película extremadamente rica en matices; pero como ya he comentado, esos matices tan bien elegidos y tan estratégicamente situados nos vienen a contar una historia que, en el fondo, es muy sencilla.

La recomiendo para gente a la que le hayan gustado películas del tipo "El efecto mariposa" o "Olvídate de mí"; sé que habrá quien la encuentre soporífera, porque puede serlo si no te gusta este estilo narrativo caótico. Yo confieso que creía que me iba a aburrir, pero por suerte me aferré a un hilo de realidad (Nemo) como si en ello me fuera la vida y no me solté hasta el final.
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BigCat
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29 de julio de 2010
146 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que frecuente es evocar como todos y cada uno de los acontecimientos de nuestra vida, provienen de una génesis inicial, que con la misma facilidad que sucedió, pudo no haberlo hecho.

¿Qué concatenación de circunstancias han provocado que naciésemos, que amásemos a alguien en concreto, que muramos en uno u otro momento?.¿Cuántos factores ajenos a nosotros condicionan nuestra vida?. Todo esto se reduce a una gran cuestión, ¿somos dueños de nuestro destino?, y a partir de esta premisa, ¿no da la impresión de que al elegir un camino, cierras otros muchos?, pero ... ¿por qué elegir?, aquí empieza el viaje de Mr.Nobody.

Esta película nos muestra algo que todos tendríamos que tener derecho a sentir ¿qué hubiera pasado si...?, en sus recuerdo, Nobody decide no elegir y vivir intensamente la experiencia que cada camino a escoger, le haya deparado, bien porque lo haya escogido reflexivamente, o porque una hoja posada en el suelo o una gota de lluvia, lo hayan determinado.

Que manera más bella y ejemplar de narrar una vida que son muchas, como todas las nuestras, que podrían haber sido otras diferentes, Van Dormael ha sublimado el auténtico sentido de las cosas, y nos ha colocado a todos delante de un espejo infinito, donde aparecen todos nuestros "yo", lo que somos, y lo que podríamos haber sido.

Me cuesta hablar en términos estrictamente cinematográficos, porque para mí, más que una película, esto es un viaje a nuestro interior, y a toda nuestra vida que no deja de ser un sinfin de piezas de dominó, susceptibles de caer en cada momento y cambiarlo todo.

En cualquier caso, y pasando a lo cinematográfico, si bien el recuerdo de Van Dormael, proviene de "Toto el Héroe" (película lejana que recuerdo con agrado), aquí implanta un tatuaje perenne en la psique, ya que transciende lo cinematográfico para adentrase en el sentido de las cosas. ¿Cómo lo hace?, pues a veces recuerda mucho a Jean Pierre Jeunet, con algunas gotas de Wong Kar Wai. El estilo visual es deslumbrante, el guion brillante, la selección musical muy acertada (que bien queda Satie), y su protagonista prodigioso (puede ser el papel de su vida para cualquier actor).

Para terminar, dos últimos apuntes, el primero, la impresión que tengo de estar corriendo todos los días detrás de un tren que no sabes muy bien a donde va, y segundo, una perogrullada que si cumpliésemos nos haría ser felices a todos, "decir te quiero, a las personas que quieres".
zymu
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9 de octubre de 2009
101 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mariposa aletea en un extremo de nuestro planeta, y la hoja que ha hecho volar propicia un encontronazo.
Inauditas casualidades, encuentros sorprendentes, miradas que propician acercamientos, intensos momentos, tropiezos inesperados... la vida está repleta de situaciones que nos ponen contra las cuerdas, o que nos dan metros para que avancemos, comprendamos la situación ante la que nos hallamos y actuemos en consecuencia.
Van Dormael, partiendo de una base tan suculenta, y alejándose de propuestas que resultaban mucho más sencillas en su fondo (así sucedía en "Totó el héroe"), pero tremendamente efectivas y emotivas, aunque guardando todavía ciertas similitudes (tanto narrativas como en la construcción de ciertos personajes), logra que no sólo la base de "Mr. Nobody" sea suculenta, y nos regala una de esas preciosas películas por las que es tan fácil dejarse llevar y caer rendidos ante sus virtudes, componiendo un mosaico tan bello como caótico por momentos.

Caótica sería una de las múltiples palabras que podrían definir "Mr. Nobody", y no sé si la más acertada, pero desde un arranque atípico, en el que una conversación entre su protagonista y un doctor se sucede con extraños saltos de eje que enrarecen la atmósfera y la presentación, ese término es, sin duda, clave.
A partir de ahí, Van Dormael va presentando la vida de Nemo Nobody, un ser que se encuentra en una circunstancia del todo sorprendente: es el único hombre mortal sobre la tierra y, a sus 118 años ha sorprendido y se ha visto sorprendido al comprender que, sin saber cómo, su vida ya ha pasado, y se halla en una sala desmenuzando fragmentos sobre la misma. Fragmentos inconclusos, distintos, que no encajan... fragmentos de una vida en la que el amor, la tristeza pero, sobre todo, la vivacidad de unas situaciones que la hicieron irremediablemente palpitante, no parecen encontrar su lugar, pero si las distintas sensaciones que la plagaron.

Los fragmentos pasan y pasan, se entremezclan unos con otros y quizá una de las mejores cuestiones lanzadas dentro de un film tan evocador en si, es la de si merece realmente la pena esperar: Van Dormael deja caer esa cuestión como si nada, y logra que ese tramo se impregne con cierto poso optimista, dejando entre tantas idas y venidas, entre tantas despedidas y momentos agrios, que sea su personaje el que se acoja a una posibilidad que, sencillamente, le da alas. A él, y a cualquier espectador que tras una cinta que le zarandea y remueve entre unas sensaciones y otras durante dos horas, también busca un pequeño remanso en el que pararse y pensar que la elección más fácil y cercana, no siempre fue la mejor, pero puede que el futuro depare cosas todavía mejores.
Grandine
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