Sukiyaki Western Django

Antes de nada, un consejito, mejor ir descubriendo este trabajo poco a poco, sin saber que ha querido hacer Miike con el original "Django", qué referencias ha sacado de ella y qué cauce ha optado por darle a su película con respecto a la cinta italiana protagonizada por Nero.

Y es que, era toda una prueba de fuego para uno de los cineastas y cinéfilo más extremado, bizarro, enfermizo y descarado de oriente y del planeta enterito, si cabe, realizar un western tomando como material fílmico la obra "Django" de Sergio Corbucci, intentando reavivar así la llama no sólo del spaghetti western que popularizó Sergio Leone (añadiendo sus propias reminiscencias, claro está) y cuyas huellas siguieron montones de directores, sino de volver a ser el tipo más rematadamente excesivo de todo oriente.
Y Miike, en su singularidad, lo logra con creces.

Es cierto que para realizar una presentación suficientemente elocuente ofrece un prólogo extenso, con sus puntos humorísticos atinados (lo de Shakespeare y Enrique es brutal), con un puñado de personajes a cada cual más peculiar y descabellado que el anterior (desde ese sheriff con doble personalidad, hasta el monje, o los líderes de cada grupo, sin olvidar a Tarantino y los tres instantes que comparte, brutales todos ellos) y trasladándonos a la particular situación.
Un prólogo que, a más de uno, en búsqueda de disparos, bizarrismo elevado a la enésima potencia y secuencias cuanto más inverosímiles, mejor, podrá aburrir vagamente.
Lo bueno, es que Miike se hace esperar, pero mejor todavía es que una vez pisado el acelerador, de rienda suelta a toda su locura contenida y ofrezca un vaivén de gestos, diálogos y muecas desternillantes que arrancan la carcajada mediante sus protagonistas, o de momentos del más puro delirio.

El punto verdaderamente sorprendente, sin embargo, son esa fotografía tan lograda, que se aleja de esa cutrez que hacía acto de presencia en las anteriores obras de Miike, esos decorados tan bien realizados que otorgan un plus añadido al peculiar western del director japonés o el uso de un colorido tan vivaz como atípico si tenemos en cuenta de quien es el film que estamos viendo, características que, todas ellas, ofrecen un excepcional contrapeso a uno de los proyectos ya no más gamberros de toda su filmografía, sino más sólidos en cuanto a estilo, ejecución y puesta en escena.

De sopresa mayúscula se podría calificar este giro de tuerca de Takashi Miike. Abandonando su habitual predilección por las películas de terror, los ambientes macabros y las exhibiciones gore, el Sr. Miike aborda el género western y consigue lo inesperado, crear una auténtica joya de género revisitando sin pudor todos los tópicos del spaghetti a modo de merecido y respetuoso homenaje.

Para ello no duda en hacer desfilar por la pantalla toda suerte de personajes y situaciones que ya son tradición: El heroe misterioso, el villano sofisticado y el el villano bruto, los flashbacks explicativos, la ralentización o aceleración de imagen según convenga al dramatismo del momento...etc. No por ello renuncia a exhibir toques de humor como el sheriff con complejo de Gollum o a respetar las tradiciones orientales como el duelo bajo la nieve o el misticismo zen que acompaña durante todo el film.

Quizás, aunque no necesariamente negativo, hay que achacar una cierta renuncia de estilo en favor de ecos claramente tarantinianos que aportan a veces una sensación de dejá vu, pero que no desvirtuan en absoluto al conjunto y que están perfectamente inseridos en el tono general de la película.

La verdad es que no sé a ciencia cierta si se ha sido respetuoso o no con la película original, pero no es menos cierto que tampoco importa demasiado. Este "Sukiyaki western Django" tiene suficiente entidad y calidad para brillar por sí solo sin necesidad de ser comparado con su fuente original. Puede que no sea del agrado de los amantes del western de toda la vida, pero ya lo dice el dicho, renovarse o morir, y este divertimento gamberro está más cerca de hacer resucitar al western que cualquier otra intentona más o menos seria que se pueda hacer.

Lo mejor: Que cae en el tópico constantemente porque eso es lo que se le pide.
Lo peor: La, quizás, innecesaria aparación de Tarantino, que huele más a reclamo publicitario que a exigencia del guión.

Takashi Miike ( Ichi the killer, Zebraman) se pone tras las cámaras en esta nueva versión del clásico spaguetti western dirigido por el italiano Sergio Corbucci, sencillamente llamado "Django" de 1966. En este remake nos encontramos con una serie de combinaciones que hacen al metraje único en el apartado de lo visual; así que observamos un mundo que combina los westens propios como los magníficamente interpretados por Clint "duro man" Eastwood junto con las películas de samurais. Estos personajes guardan un estilismo que mezclan los ropajes propios de los guerreros del Japón feudal con colores y complementos que rozan lo fantástico, irreal, pero que curiosamente quedan muy bien con la ambientación. Si a esto le añadimos la antagonía del armamento que utilizan los dos clanes enfrentados, ya que juntan armas de fuego propias del oeste americano con las katanas japonesas (estas no podían faltar); no me extraña que la película ganase a la mejor fotografía, ya que las imágenes desprenden una energía que ayuda a conseguir una ambientación insuperable y con todos los elementos nombrados anteriormente crean una imagen nunca vista antes.

Otra de las cosas por las que merece ser visionado este film son los toques de comedia negra que progresívamente aparecen y que rozan la parodia...Además del Sheriff que es un símil a Golum del Señor de los anillos, pero que al final su personaje obtendrá importancia. Miike sigue con su filosofía de que cuanto más sangre, más impresionante es la película...y tiene razón, para los que seáis amantes del cine violento no os defraudará, además el artista japonés sigue con sus aciertos en los encuadres y los planos, está genial...

En fin, es una película sin desperdicio, en donde lo mejor reside en los aspectos visuales y donde lo peor no existe....que disfrutéis!!!

P.D: Os recomiendo visionar parte de la filmografía del artista japonés, sobre todo para los amantes del género de mafia y gángsters y en concreto fans de la "Yakuza", que no sólo se vive de Scarface

Pese a su estreno en Venecia donde Marchante, Boyero y compañía quedaron ‘anonadados’ (en el peor sentido de la palabra) por la última de Miike quedó claro que ciertas películas no son para ciertos festivales. Sitges, por ejemplo, puede acoger sin reparos a la completa filmografía de uno de los francotiradores más prolíficos y conocidos del v-cinema japonés. Su revisión del spaguetti-western intenta ser calzada bajo el mandato de sus formas. Sobra algo de metraje pero la combinación de géneros funciona en su formato más pulp. Si algo destaca de Tarantino o Miike es que siempre se encuentran en la más celebrada juventud y pretenden seguir siendo jóvenes. Me imagino que llegará un momento en el que ambos, por edad, unifiquen el gusto de distintas generaciones.
Miike ya engatusó a jóvenes con filmes con ánimo de culto como “Dead or Alive” o “Audition” y lo sigue haciendo después de ocho años; Tarantino captó a toda una generación con cintas como “Reservoir dogs” o “Pulp Fiction” y sigue igual de fresco o más en “Kill Bill” o “Death Proof” reunificando géneros y seguidores.

El pecado capital de “Sukiyaki western Django” es que acaba siendo demasiado plástica por la vía clip y el sensacionalismo adolescente friqui-pajillero del referente cinéfilo-alternativo. Es escasamente salvaje, loca y brutal como algunas obras del director de “Visitor Q” lo que lleva a pensar que el filme es un simple encargo anclado por la batuta tarantinista.


Otras Consecuencias:

Carlos Boyero, El País: «Me resulta imposible encontrar un adjetivo lo suficientemente injurioso para describir con precisión lo que siento ante una cosita descerebrada, aunque pretenciosa que firma un japonés llamado Takeshi Miike, señor idolatrado por los modernuquis de la última hormada y del que no había tenido la desgracia de ver otros presumibles engendros. Es un remake de Django, un infame spaghetti western que dirigió Sergio Corbucci y que Takeshi considera la mejor película que ha visto nunca. Ni como boutade tendría gracia pero al parecer el pavo lo dice en serio.»

Oti Rodríguez Marchante, ABC: «Takashi Miike se presentaba (¡a concurso, qué valor!) con una cosa titulada ‘Sukiyaki western Django’, protagonizada en parte por Tarantino. Cualquier cosa que se diga sobre ella será poco. Y cualquier cosa que se añada, mucho.»

Según el diccionario de la Real Academia, un spaghetti es una "pasta alimenticia de harina en forma de cilindros macizos, largos y delgados, más gruesos que los fideos". Aunque respeto mucho a los venerables académicos, para mí un spaghetti es otra cosa muy diferente: es Clint Eastwood disparando a la soga en la que van a colgar a Eli Wallach, es Lee van Cleef y Gian María Volonté enfrentándose en un duelo mientras suena un reloj de música, es Sergio Leone, Almería y la música de Ennio Morricone. El spaghetti western le dió una última vuelta de tuerca a un género que, como John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance, ya estaba muerto pero vivía en el recuerdo.

Estaba escrito que un género tan posmoderno, referencial y metacinematográfico como el spaghetti iba a ser homenajeado por alguno de los nuevos freaks que circulan por la escena cinematográfica internacional: Quentin Tarantino, o Takashi Miike o... ambos. Porque Sukiyaki Western Django es, antetodo, un homenaje y una diversión: toma un argumento muy parecido al de Por un puñado de dólares -que es el mismo de Yojimbo- para acabar haciendo un chiste sobre Django. Desde el inicio de la proyección todo tiene un tono paródico, desde la aparación de Tarantino nada más empezar, hasta la escenografía, excelente (SWD se llevó los premios a mejor diseño de producción y mejor fotografía en Sitges), pasando por el vestuario de los personajes, mitad samurai, mitad cowboy. El tono de la película es muy similar al de un comic, lo que constituye uno de los muchos parecidos que tiene con el primer volumen de Kill Bill: en SWD también se juega con la relación maestro-alumna y también nos presenta, de una forma tan aparatosa como la película de Tarantino, a una asesina legendaria.

Sukiyaki Western Django es cine sin pretensiones intelectuales; un juego que encantará a aquellos que estén dispuestos a divertirse con una historia de cowboys japoneses armados con un revólver y una katana. Y es que... ¿quién no ha pensado en quién ganaría en un combate entre Toshiro Mifune y Clint Eastwood? Vale, cualquier persona normal jamás pensaría en esas chorradas. Pero el cine de hoy, cercado por la televisión y la publicidad, tiene la obligación de no ser normal, de hablar de sí mismo porque, como decía Godard, "Desde casi siempre, la vida del mejor cine consiste en juguetear con el mito".


En definitiva, imprescindible para los que disfrutan (disfrutamos) con las películas de Sergio Leone.