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En la flor de la vida

Comedia Gaspard Dassonville tiene 63 años, pero vive como si fuera joven. Es un famoso productor de TV, colecciona novias treintañeras y se niega a reconocer signo alguno de envejecimiento. Así las cosas, Gaspard se ve obligado a acoger en su casa a su padre, que ya no puede vivir solo, pero el indómito anciano fastidia los juveniles planes de su hijo. La llegada de Zana, una extravagante cuidadora de imaginación galopante, acaba enfrentando a ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
7 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El curso de los años puede pasar factura al cuerpo, pero no siempre al corazón. Así piensa Nick Quinn cuando en su película "En la flor de la vida" nos presenta a Gaspard Dassonville y a su padre Hubert, el primero en el ocaso de su vida profesional y el segundo con problemas de salud que le dejan en una silla de ruedas. Mientras el hijo ha llevado un estilo de vida y de relaciones sin compromiso, el padre ha forjado un carácter hosco y difícil que ahuyenta a quien se le acerca. Son, en resumidas cuentas, dos individuos solitarios e incapaces de ver más allá de su ombligo, dos seres para dar de comer aparte y no esperar mucho de ellos. A pesar de ese tono infeliz y desdichado, el director prefiere acercarse a nuestros personajes desde la comedia y crear un ambiente de buen humor en el que puedan redimirse y apoyarse en su vejez.

Siempre desde el estereotipo de personajes y situaciones, Nick Quinn construye un cuento moral que se alimenta de un toque naïf para operar el milagro en el alma de estos dos zombis. La figura de Zana se presenta como el de una hada madrina siempre dispuesta a ofrecer una sonrisa o una palabra amable, a prestar un servicio con ternura o a crear pompas de jabón que saquen a padre e hijo de su mundo decrépito y egoísta. Con ella, el espectador se introduce también en un universo de magia e inocencia en el que todo es posible, en un ambiente de irrealidad en el que hasta un paro cardiaco se convierte en oportunidad para que el corazón reviva con nuevo ímpetu y juventud. La familia de Zana consigue, en definitiva, que dos zombis parisinos vuelvan a la vida y que todo lo observemos con un optimismo lleno de sana ingenuidad y cordialidad.

Desde la comedia de gags absurdos -como la secuencia de los melones- y de las situaciones disparatadas -la escena del restaurante es quizá lo mejor de la cinta-, Quinn busca ganarse a un público amplio y adulto... con formas dulces y amables, con personajes entrañables a pesar de sus peculiaridades, con una narrativa lineal y fácil, sin novedades ni riesgos. Todo es placentero y suave -demasiado blando, quizá- en la casa de Gaspard, y los comentarios picantes de padre e hijo no pasan de ser gracias simpáticas que nunca tratan de subvertir el orden moral. Incluso la inmigración es tratada con un tono cómico y gracioso, lejos de posturas dramáticas o de denuncia que podrían dar a la película un carácter social. En este aspecto nos recuerda a "Eres muy guapo", con una Europa envejecida que necesita nuevos aires venidos del Este para recuperar su pulso vital.

No falta, por último, la parodia de los programas de televisión concebidos para el gran público y con un exceso de banalidad. Una comedia agradable y sin mayores pretensiones, centrada en sus personajes y en las interpretaciones de Pierre Arditi, Jean-Pierre Marielle y Julie Ferrier, que va creciendo conforme avanza la historia y se les ve evolucionar. Hará pasar un rato entretenido al espectador y le suscitará una sonrisa de empatía con la risueña Zana, con el pícaro Gaspard o con el imposible Hubert... personajes de otro mundo que en la vejez -los dos últimos- tendrán su segunda oportunidad para regresar al de los vivos.
La mirada de Ulises
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17 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo ha aterrado al ser humano desde el inicio de los tiempos es la muerte. Pero incluso el miedo evoluciona con los años, y hoy, más que perecer, lo que nos preocupa es despegarnos siquiera un ápice de la juventud. En una sociedad que ensalza la belleza y condena la decrepitud, la frescura es el estado idílico del aspirante a triunfador. Un paraíso que, tras la gloria, solo concede despedidas indolentes.

Sigue aquí: http://cinemaadhoc.info/2013/12/criticas-en-la-flor-de-la-vida/
ELENA
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18 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esencia, un vehículo para el lucimiento del terceto protagonista. Poco más. Historia típica de vejez, de amor, de pérdidas y de esperanza. Amable, se deja ver sin molestar en absoluto, pero no consigue nunca despertar un verdadero interés por la historia. Los personajes son poco creíbles, en cuanto a que nos los representa como esquemáticos y poco más. Los diálogos, flojos, con una cierta aspiración escatológica que la hace más cercana a cierto cine italiano que a una comedia francesa.
melchorin
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1 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un frustrado sexagenario que se cree en la edad del pavo, una anciano octogenario modelo de nada, una relación paterno-filial poco avenida y una bella chica de la limpieza, encantada y ausente de la cruel existencia, que vive según le marca la ensoñación de su linda cabecita; un trío no muy convincente pero presentado con encantador arte que vive más de la fantasía romántica que de la realidad, más de la hermosa imaginación poética que de unos ilustrados hechos que conduzcan al espectador por el maravilloso camino del amor. Con puntos de inflexión irónica y gracia intermitente avanza con firmeza temporal la relación masculina, adultos entrados en edad -y de piel fofa y superflua- que deben superar su síndrome de Peter Pan, aceptar la realidad que marcan sus años y la posibilidad, cada vez más patente, de una acosadora muerte que ronda a sus anchas cuándo y por dónde quiere; todo ello adornado por la frescura de una joven y seductora mujer que consigue palpitar su tierno corazón y hacer volar su joven e imperecedera alma soñadora. Ligera y complaciente, sin aportes importantes en su breve pero importante recorrido pero con la fuerza suficiente para encantar y seducir mínimamente pues no adolece de nada para sus aspiraciones de tibia simpatía y suave cordialidad; pequeños toques seductores, otros de efecto más pausado, que conforman un conjunto dulce y ameno, divertido en escasos y breve momentos, tierno y frágil en las señaladas escenas sentimentales, marcadamente afectivo en la maduración del guión y conformista en sus pretensiones. Película francesa sobre el amor soñado, el amor pretendido y el amor obtenido con una frescura agradecida en su formato y unas dignas interpretaciones que permiten mantener el nivel gustosamente aceptable de todo el relato; realizada para todos los públicos, sin ofender a nadie pero tampoco alterar a persona alguna o suscitar deseo alguno de pasión o excitación. La inactividad emocional del público asistente nunca es buena!!!

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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19 de mayo de 2017
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Gaspard Dassonville es un famoso productor y presentador de TV en el ocaso de su carrera, que a pesar de sus 63 años largos, pretende vivir como si fuera un joven, haciendo una flagrante negación de su edad.

El director Nick Quinn dirige con solvencia y sentido del gusto y del humor, la idea de que el curso de los años pasa factura al cuerpo, pero no necesariamente al corazón. Tiene la cinta un buen guión de Andréïa Barbosa y Santiago Amigorena, que engarzan una tras otra, escenas y episodios que tienen sus gags de humor surrealistas y situaciones disparatadas. Todo ello a través de una historia con moralina, con lineamientos sutiles y en ocasiones esperpénticos, pero siempre con toques sutiles, ingenuos e incluso naífs. Tiene una bonita música de Éric Neveux y We Were Evergreen, y una buena fotografía de David Quesemand.

En el reparto, las interpretaciones de los tres personajes principales encarnados por Pierre Arditti (el pícaro Gaspard), Jean-Pierre Marielle (el imposible Hubert), Julie Ferrier (la risueña Zana), van in crescendo conforme avanza el film, y es mi opinión que hacen excelentes trabajos en sus respectivos roles. El terceto protagonista se luce.

En mi forma de ver estamos ante una comedia limitada, que no pretende ser una gran obra, pero que cumple su cometido como film entretenido, cordial, simpático y que aborda el tema de la vejez desde diferentes ángulos. Pero se subraya la del personaje mayor que pretende hacerse pasar por joven, obviando su edad y sus posibilidades. Esto me recordó una famosa frase de Dalí cuando dijo: “Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta”.

Historia de un trío que Nick Quinn nos presenta envuelto en cierto encantador envoltorio, más sustentado en la fantasía romántica que en la realidad. De este modo, los protagonistas mayores se encuentran en el camino de superar el síndrome de Peter Pan, aceptando finalmente su realidad, empujados por la fuerza vital de una hermosa y seductora mujer, llena de frescura y brío entrañable.
Kikivall
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