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Dracula (Serie de TV)

Serie de TV. Drama. Terror Serie de TV (2013-2014). 10 episodios. Drácula llega a Londres y se hace pasar por un empresario estadounidense que pretende acercar la ciencia moderna a la sociedad victoriana. En realidad, espera vengarse de las personas que arruinaron su vida durante siglos. Sólo una circunstancia podría frustrar su plan: el conde se enamora perdidamente de una mujer que parece la reencarnación de su esposa muerta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
22 de diciembre de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se agradece que “Dracula” de la NBC haya decidido apartarse de la onda de “True Blood” y “Crónicas Vampíricas” (y su spin-off estrenado recientemente titulado “The Originals”) para captar a otro tipo de público, aunque no tengamos la vocación exploitation repleta de sexo, sangre y violencia de la ficción de la HBO ni ese eficaz e inquebrantable imán para el público adolescente que suelen proponer la parrilla de The CW. La serie que monopoliza Jonathan Rhys Meyers busca morder tanto en el drama de época como en su vertiente fantástica como parte de ese nuevo exilio furtivo del personaje de la novela de Bram Stoker. Tendremos venganza sobre la Orden del Dragón y una revelación y cliffhanger para otorgar de novedad ese universo de intrigas oscuras dentro la sociedad de la época victoriana: Abraham Van Helsing y Drácula (Alexander Grayson) trabajan juntos. Como si Bela Lugosi quisiera succionar una versión nocturna de “Downton Abbey”, Rhys Meyers luce reverso de “Los Tudor” para satisfacer el tarro de esencias de una serie repleta de formas pero con escaso fondo.

Entre el resarcimiento y el reencuentro del amor perdido para escarbar en el material de Stoker, los intentos sofisticados de resucitar a Vlad el Empalador como antihéroe que de momento asesina a malos tipos —por el crimen y muerte de su amada reencarnada en la figura de Mina Murray (Jessica de Gouw)—, es una proposición que no incomoda pero poco o nada aporta en el territorio catódico actual. Con Xaro Xhoan Daxos de mayordomo y una actitud aristocrática y glamurosa, la sangre va a tejerse de ambientes neogóticos y artes marciales sacadas de una de Paul W.S. Anderson entre niebla y lluvia digital. La tatarabuela de Buffy Summers y una versión de Richelieu son parte de la libertad de escritura para un cosmos tenebroso que incitará a sacar del ataúd del viejo seriéfilo la siguiente recurrente e inmortal cita: «Esta serie hecha para la televisión por cable hubieran quedado mucho mejor». El clasicismo quiere ser más eléctrico y el misterio de una vendetta el motor dramático de una adaptación que bien pudiera acabar en crossover con “The Mummy” de Stephen Sommers en futuribles temporadas… Tiene posibilidades, eso sí… pero, claro, estamos hablando de una maldición llamada NBC y es complicado hablar de futuro. La cadena del pavo real ha relegado su estreno estrella a una fecha cercana a Halloween para captar toda la atención posible y ha obtenido un sólido debut. El avance de la temporada, además, trata de ser lo más sugerente posible lanzándose a los anacrónicas melodías de Depeche Mode y ‘Soothe My Soul’ y ese acertado estribillo que cierra «Sólo hay una manera de calmar mi alma».

No sé si bastará para calmar el alma de muchos seriéfilos o “Dracula” simplemente aspira a ser parte del complemento alimenticio del público de “Grimm”. Mis colmillos se quedan atorados y mi sed interior no me dice nada del cuerpo que me venden como jugoso y repleto de vida; no me resulta ni tan sexy ni tan americana como «Dios, las armas o el bourbon». Pero tampoco nada british, pese a que estén involucrados los productores de “Downton Abbey” y el escenario sea un Londres enviciado en el poder de la danbrowniana Orden del Dragón. El potencial de la ficción queda enterrado y oculto esperando alimentarse de una sangre que bien pudiera ser la pasión entre Mina y Alexander o éste último con esa dominatrix llamada Victoria Smurfit… que a nadie le extrañaría que se dijera que esté inspirada en Milla Jovovich en “Los Tres mosqueteros”. El conjunto queda demasiado planificado para que sepamos quiénes son víctimas y verdugos y podríamos sentirnos como ese periodista y novio de Mina tomando notas ante el personaje que nos plantea “Dracula”, que en sí define la esencia de la serie: tan visionaria como ilusoria y egocéntrica. Sigo entonando el estribillo de ‘Soothe My Soul’ de Depeche Mode y repitiéndome a mí mismo que «sólo hay una manera de calmar mi alma»… Lamentablemente y al primer bocado me temo que no va a ser con esta adaptación.
Maldito Bastardo
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3 de febrero de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
He calificado esta serie con una nota tan alta para contrastar lo menospreciada que está. Solo se pueden leer críticas negativas en muchos lugares. Además, la serie ha sido un fracaso rotundo, no tendrá segunda temporada, pues se ha cancelado definitivamente ; ni siquiera se ha doblado en español. Y lo cierto es que no entiendo por qué, puesto que a mi me parece una serie mucho más notable que otras comercialadas que ya van por la octava temporada.
La serie trata un argumento distinto al del libro original, pero no por ello es desechable, pues se transmite en la misma época y los personajes son los mismos, aportando una nueva historia que a mi parecer esta bien distribuida y no aburre en ningún momento. Yo francamente prefiero que cambien ciertas cosas que hagan como Coppola qie descontextualiza al conde poniéndole un vestido rojo con cola de novia y trenzas a lo Rapunzel (con ello no quiero decir que su película sobre el príncipe de las tinieblas sea mala, pero ese es otro asunto).
Siempre he sido fan del Londres del siglo XIX (Drácula, Sherlock Holmes...) , quizá por eso me ha gustado, sin embargo, los escenarios son más que notables. La ambientación esta muy trabajada, te lleva como por máquina del tiempo al siglo XIX y al XV. Del último siglo aparecen algunos flashbacks, de los cuales no se abusa, y ello les da un toque misterioso.
Los actores no están tan mal como los pintan por ahí ni los personajes son planos. De hecho algunos sufren una transformación notable. Es cierto que el actor que interpreta a Harker ( uno de los protagonistas) es inexpresivo, y como él ocurre con más. Pero por otro lado la preciosa Jessica de Gouw y Rhys Meyer están muy notables. El irlandés esta muy encasillado en Enrique VIII y es un galán, pero a mi parecer el papel de Drácula no le queda nada mal. Es serio, misterioso, calculador y temperamental (lo cierto es que no se diferencia mucho del papel del monarca inglés).
La serie no ha sido renovada porque no es comercial. Ha llegado tarde a la moda de los vampiros (crepúsculo, true blood, crónicas vampiricas...) y por ello parece que no ha triunfado. Y eso que aquí no aparecen vampiros adolescentes con el pelo a lo Elvis Presley que caminan bajo la luz del sol y van al instituto... Hay sangre y sexo, pero se manifiesta de una forma alejada del ridículo e interesante.
Le encontramos algunos fallos. Escenas que a mi parecer sobran, y bueno, como siempre, los americanos barriendo para su lado. Drácula se hace pasar por un hombre de negocios americano. Como no, los estadounidenses ocupándose de dejar su huella en todas las grandes creaciones (cómo la del Vampiro de Bram Stoker que tanto ha influido en el cine y la cultura popular) que ni les van ni les vienen. Por último, Drácula no da miedo. Al menos a mi no me lo ha dado, aunque es posible que no fuera el principal objetivo de esta serie tanto como crear una trama de misterio con un argumento enrevesado y goticismo, cosa que consiguen sin necesidad de tópicos y con diálogos interesante, no las cursilada mil veces vistas que aparecen en otros largometrajes de vampiros.
En conclusión, la serie merece la pena verla, y no alcanzo a comprender porqué se ha cancelado. Seguramente porque no rentaba con el dinero que fundía. No es la mejor producción del mundo pero no entiendo tanta crítica negativa. Yo, sin duda, la recomiendo.
Héctor
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26 de enero de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drácula no es una mala serie. De hecho, en según qué aspectos es bastante notable.
Como suele ser habitual en la televisión de los últimos años, está hecha con mimo, es un festín para los ojos de los más detallistas y presenta unos decorados, vestuario y efectos de luz y fotografía excelentes. Es, en otras palabras, una excelente serie desde el punto de vista técnico. Además, resulta la mar de entretenida en todos sus capítulos, apuesta por los gustos populares (venganzas, traiciones, triángulos o cuadrados amorosos, amistades peligrosas, sexo, el tópico del amor y el tormento por perderlo como justificación de maldades y villanías varias) y presenta unas escenas de acción de alta violencia y con mucho contenido sangriento, como debe ser. Es decir, que no es la típica producción descafeinada y para todos los públicos.
Sin embargo, existen varios problemas. El primero y más grave es que no entusiasma. Es una serie correcta, pero ya está. Nada de lo que ocurre es adictivo o apasionante para el espectador porque suena a mil veces visto antes. Da la sensación de que el mito draculiano es solo una excusa para contar de nuevo la historia del vampiro atormentado por el asesinato de su esposa que busca sangrienta venganza rodeado de enemigos y falsos aliados mientras se tira todo lo que pilla y, por supuesto, se enamora de una chica que es la reencarnación de su esposa fallecida... ¿nos suena al Drácula de Coppola? En otras palabras: los personajes podrían haber tenido cualquier otro nombre, porque esto no tiene nada que ver con la novela de Bram Stoker. Otro problema es que ni la serie ni el personaje principal dan ningún miedo, ¿y qué son las historias de vampiros si no inquietan un poco? Si algo hace tan atractivo a la figura del chupasangre (y Drácula es el ser por excelencia) es esa mezcla de atractivo sexual y peligrosidad, pero aquí la peligrosidad brilla por su ausencia.
Afortunadamente los actores hacen lo que pueden para mantener la producción con la cabeza bien alta. Jonathan Rhys-Meyers no tiene que esforzarse para clavar la pose aristocrática, sufriente, colérica y seductora del Príncipe de los Cárpatos. Es muy parecido a lo que hizo en Los Tudor, así que ya cuenta con mucho terreno adelantado. Thomas Kretschmann sigue ampliando su leyenda con otro personaje icónico (un Van Helsing terrible, violento y psicópata) y los jóvenes Jessica De Gouw y Oliver Jackson-Cohen salen bastante airosos de la papeleta de aguantar el plano a gente como Robert Bathurst o Nonso Anozie, especialmente Jackson-cohen, que es quien tiene el personaje más desarrollado.
En definitiva, está bien y se deja ver sin problemas, a veces incluso con admiración (los dos o tres últimos capítulos son ciertamente excelentes), pero en general transmite siempre la sensación de que le falta algo.

Lo mejor: El nivel de la producción, la descripción de la violencia y el entretenimiento que ofrece.
Lo peor: Se queda muy corta en todo lo que pretende conseguir.
Sibila de Delfos
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4 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, hay que decir que esta serie no es de Drácula. Bueno, si atendemos al título sí que pone: Drácula, pero sigue sin ser Drácula. Me explico:

No es el Drácula de la novela de Bram Stoker, aunque como el propio Stoker ideó en su momento, sí que está lejanamente basado en el Voivoda Vlad Tepes, el Empalador; azote de los turcos durante todo su reinado, pero todo queda ahí. De la novela del señor Stoker, los guionistas han cogido los nombres de los personajes y poco más.

Para empezar, este Drácula recala en Inglaterra desde su América natal. No quiero ni imaginar lo que pensaría el señor Stoker si viese convertido a su príncipe rumano en un empresario yanqui… No obstante, si somos de mente abierta y pasamos por alto todos esos detalles, fijando nuestra atención en la estructura de la serie, nos encontraremos con Drácula. Jonathan Rhys Meyers encarna a este legendario vampiro, y lo cierto es que no lo hace nada mal. Tampoco las actrices que interpretan a Mina Murray y a Lucy Westenra deslucen en esta serie. Por otra parte, el ambiente victoriano de Londres está muy logrado, así como los vestuarios de los personajes; en especial el de los personajes femeninos. Tampoco desluce la trama de los caza-vampiros apadrinados por una sociedad secreta, ni el ansia de Drácula por hacerse inmune a los rayos del sol. Por todo esto la puntúo con un 7, ya que su guión, aún siendo tremendamente audaz, me parece muy interesante.

Es una lástima que sólo durase una temporada. El último capítulo quedaba abierto a nuevas tramas. Sinceramente la serie merecía una segunda temporada. Es posible que su cancelación se deba a que se aleja mucho del espíritu de la novela original, y es que en esta ocasión Drácula se rebela, rompiendo sus cadenas con Bram Stoker.
Jason
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18 de junio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intentando ser originales al tiempo que vuelven a rodar lo que ya se ha rodado mil veces, los guionistas debieron hacer horas extra para sacarse de la manga algo así. Lo paso todo a zona spoiler por si acaso, aunque la mayoría de lo que comento se ve en los dos primeros capítulos. ¿El resumen? Tiene sus puntillos, pero el que espere vampiros que pegue una foto de un murciélago al televisor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
crisurdiales
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