Ai Weiwei: Never Sorry

Es curioso que en este mundo "enredado" globalmente alguien tan reconocido como Weiwei sea al mismo tiempo desconocido para una gran mayoria.

La "novata" Alison Klayman se pegó a él durante dos años y su trabajo de producción independiente contribuye notablemente a acercarnos al artista, cuya obra más que interesante se funde con su faceta de activista en contra de la nueva sociedad china implantanda por un gobierno que solo abre la mano en aquello que reporta beneficios económicos a una inmensa, dada su población, minoria de nuevos millonarios, a costa de, como cualquier imperio presente o pasado, la falta de libertades y explotación de sus ciudadanos.

El documental tiene baches en su parte central donde decae el interes, vemos poco de sus propuestas artisticas (impresionante la instalación de las pipas) y apenas los trazos esenciales de su personalidad y entorno.

Weiwei vive permanentemente enchufado a los medios sociales utilizandolos como herramienta y arma para combatir la injusticia social, jugandose el pellejo y sabiendose arropado por un amplio apoyo internacional.

Se hecha de menos una minima critica por parte de un Weiwei que se curtió en las calles de New York hacia esos otros imperios que reprimen igualmente por otros medios y fagocitan el arte y los movimientos sociales incomodos, incorporandolos a su cartera de ventas y sacando beneficios de ello.

Desconocía toda la importancia del personaje, pensaba que era un artista, pero no todo lo que significa para la lucha en contra de la dictadura China. Su arte es bastante moderno, intenta innovar con cosas diferentes, pero a mí no me atrae mucho esas obras tan originales. Prefiero otro tipo de obras más clásicas al arte moderno, que muchas veces no las entiendo. Su aspecto de rebeldía sí me interesa, todo lo que sea luchar contra una dictadura me parece bien, además desde dentro cosa que no es fácil porque trae muchas consecuencias.

La película está llena de momentos grabados o fotografiados, no es un montaje, es lo que sucedía en ese momento dentro un personaje que ha decidido plasmar toda su vida desde hace muchos años. Eso hace que el reportaje sea lo más cercano a la realidad, con entrevistas a diferentes personas que nos cuentan su opinión. Pero el principal problema de este tipo de documentales es que se encasillan en la historia del personaje, pero no aporta nada innovador al género como sí ocurre con otros casos, más modernos aunque quizás menos realistas como " El impostor " o " Searching for sugar man ".

Este documental puede ser cercano a las condiciones del arte contemporáneo. En él, como en muchos otros trabajos recientes, se va con cámara al hombro detrás de un artista y se conoce el día a día de su quehacer. Ai Weiwei es en esta caso ese personaje al que vemos de su casa al estudio, de las órdenes a sus discípulos a la vida en twitter, y de twitter a la prensa y los telediarios del mundo. Mientras todo ello ocurre, se van mezclando las imágenes de la vida de China y de la vida de Weiwei, sobre todo su paso por New York y sus exposiciones grandiosas por Europa. Pero lo que realmente importa aquí, más que la obra misma del artista chino, es la condición política de su arte, la rebeldía del ciudadano que siente atacada su libertad y que, no contento con ello, se hace portavoz de una generación que tiene herramientas nuevas para exponer sus dolores.
Tal vez lo que se echa de menos en el documental es precisamente la falta de arte para hablar de la política del arte. A ratos se hace como un alargado reportaje, eso sí muy instructivo sobre lo que realmente debe ser un reportaje.

Ai Weiwei es un artista controvertido que usa su arte como instrumento político contra la falta de libertades en el régimen chino. El documental de Klayman explora esta faceta pero se queda en la superficie y eso me llega a molestar. Creo que un personaje de estas características requeriría de más valentía a la hora de narrar su vida y obra, con todas las consecuencias. Percibo que ese riesgo no ha existido, no hay un posicionamiento claro y el espectador no sabe a qué carta jugar. Aún así, la cámara es cercana y el intento está ahí.