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Verboten!

Bélico. Drama A punto de concluir la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Rotchbach, una ciudad alemana en ruinas, se convierte en un núcleo de resistencia contra los aliados. Los francotiradores ocupan los puntos más estratégicos de la ciudad. El sargento norteamericano David Brent resulta herido y encuentra refugio en la casa de Helga Schiller, una joven que vive con su madre y su hermano Franz, miembro de la Resistencia. Terminada la guerra e ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de diciembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con materiales de derribo y producciones de bajo coste Samuel Fuller demostró en más de una ocasión ser capaz de construir historias ásperas y tensas en el campo del cine negro, el western o el cine bélico. O, al menos, casi siempre porque no es el caso de esta descreída película -“construiremos la democracia con ladrillos nazis”- sobre los últimos estertores de la guerra y los primeros meses de la ocupación americana en un pequeño pueblo de Alemania y la actividad de los grupos terroristas nazis que se resisten a rendirse –los llamados “Verwolf”-. Pese a que el punto de partida era interesante y el escenario era original y estaba bien escogido, la mediocridad de la producción, el habitual desaliño en el montaje de Fuller, mezclando groseramente imágenes reales con la película, el tono un poco didáctico de la peli y el más que discutible uso de la música de Beethoven y Wagner terminan por afear una propuesta por otro lado interesante al mostrarnos aspectos poco tratados en el cine norteamericano de guerra como el trabajo de las oficinas de desnazificación o las actividades de sabotaje de las guerrillas nazis. Desigual y descompensada, será en cierto modo precursora de producciones de mayor calado e intensidad como “Judgement at Nuremberg” (1961) de Stanley Kramer.
Gould
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12 de marzo de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos cosas que llaman la atención en esta película.
La primera es el uso intercalado de imágenes de archivo reales con las imágenes rodadas en el año 1959.
Evidentemente, el salto de calidad es abrupto y se nota muchísimo porque no contaban con las modernas técnicas de post-producción actuales que hubieran permitido degradar la emulsión moderna hasta niveles similares al material de archivo utilizado, así la verosimilitud entre planos no hubiera saltado por los aires con cada cambio de plano... pero bueno esto se puede perdonar.
La segunda cosa que llama la atención es más grave y absolutamente escandalosa, al menos para el que suscribe está crítica, y es el uso (erróneo, absurdo, horrible,...) de la música.
Aparecen y desaparecen en distintos momentos composiciones famosas de música clásica a lo largo del metraje sin ningún sentido y con una falta de gusto alarmante, es como observar un mal videoclip donde una maravillosa música tratase de enmascarar lo que nos cuentan las imágenes.
Es tan calamitoso el divorcio entre lo que cuentan las imágenes y las canciones seleccionadas para acompañarlas que "sacan" de la narración a cualquier espectador.
Sin embargo, la película tiene virtudes y se sobrepone a éstos "fallitos", el tema es interesante, las interpretaciones están bastante bien y tiene ritmo (también la ayuda el hecho de no ser demasiado larga)... pero vamos lo de la música es de expediente X.
lovekraft
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20 de enero de 2022
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Fuller nunca decepciona, especialmente con las de guerra. Él, de hecho, fue militar y participó en la segunda guerra mundial. No es su primera película de guerra, pero sí sobre la IIGM. Balas vengadoras (1949), A bayoneta calada (1951) y Casco de acero (1951) estaban ambientadas en Indochina y Korea.
Aquí intercala algunos fotogramas de reportajes auténticos, dándole a la cinta una sensación de credibilidad muy acentuada.
Me recuerda vagamente a Los ángeles perdidos (Fred Zinnemann, 1948), aunque aquella era mucho mejor.
En la película se cita y se enfoca en una toma al puente de Remagen, película de con ese título de John Guillermin de 1960.
Tiene una intensidad dramática fabulosa, un guión perfectamente desarrollado y, como siempre en Fuller, unos planos cercanos que propician una cercanía epidérmica que permanece. En Fuller las películas son de una intensidad meridiana, de una potencia ordenada pero firme, consiguiendo que no se olvide fácilmente la experiencia.
ÁAD
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