Haz click aquí para copiar la URL

Un minuto de gloria

Comedia. Drama Cuando Tsanko Petrov, un trabajador del ferrocarril, se encuentra un millón de levs en las vías del tren, decide devolver la totalidad del importe a la policía. El Estado le recompensa por ello con un nuevo reloj de pulsera... que pronto deja de funcionar. Mientras tanto, Julia Staikova, jefa de relaciones públicas en el Ministerio de Transporte, pierde su viejo reloj. Así comienza la lucha desesperada de Petrov para que le devuelvan no ... [+]
1 2 3 4 >>
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2017
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kafka en Bulgaria… o camino de perdición. Podría enumerar un sinfín de títulos posibles – a cual más tremebundo, desolador o desengañado – para esta cinta y cada uno de ellos desvelaría una faceta de esta sencilla propuesta, pero ninguno de ellos sería capaz de capturar y hacer justicia del impacto emocional que puede llegar a ocasionar la astuta suma de sus sobrias imágenes y – sobre todo – de su tajante desenlace. En pocas ocasiones he transitado durante la proyección una gama tan amplia y heterogénea de opiniones: primero tuve la impresión de que me iba a aburrir como una ostra con la desaliñada cámara en mano y sus pringosas imágenes que basculan entre el apócrifo documental antropológico y el plañidero cutrerío tercermundista; pero poco a poco va creciendo la intensidad y la malicia de la cinta, ofreciendo una radiografía apabullante y áspera del calamitoso presente burocrático y cochambroso que bascula entre la funesta corrupción y el arribismo oportunista.

No es para almas pacatas o estómagos sensibles: es un mazazo rotundo y seco que te deja pegado a la butaca, abofeteado por unas imágenes que tardan en borrarse de la retina, como no queriendo abandonar nuestra memoria y dejar sitio al alivio o la esperanza, como una mala pesadilla o un delirio etílico mal metabolizado. Pocas veces ha brillado a semejante altura la cicatera ruindad de lo mezquino, pocas veces la pobreza moral y la indecencia ostentosa de la putrefacción ética ha tenido un reflejo tan austero como veraz. Una historia mínima que pudiera perecer que sólo debería ocupar apenas unos minutos de metraje se ramifica y enmaraña hasta alcanzar cotas de desasosiego e incomodidad imposibles de digerir y olvidar. El talento y el ingenio es lo que tienen: con elementos mínimos son capaces de construir un edificio en ruinas y sepultarnos bajo los escombros del descalabro total e inapelable. Es el hundimiento y abolición de la bondad, su sarcófago definitivo.

Un humor negrísimo jalona toda la trama pero en nada alivia el descorazonador hedor a descomposición que desprende su fatalista recorrido repleto de sebo y excrecencias, donde el egoísmo señorea a sus anchas y dicta una absurda lógica del fracaso. La precisión milimétrica de una planificación invisible convierte esta tragicomedia en una elegía al naufragio de cualquier confianza o ilusión; la utopía en una sociedad compasiva queda abandonada en aras de una frustración roñosa y ruin que destruye la fe en un mundo mejor y establece la tiranía de la arbitrariedad y la amargura como única realidad despótica.

Unas excelentes interpretaciones, un guión astuto y perverso, así como una dirección y montaje modélicos configuran una obra tan concisa como implacable.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de julio de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué harías si te encontrases una gran cantidad de dinero tirado en medio de la nada? La tentación de quedarse con el botín sin decir palabra probablemente atraparía a mucha gente, pero no a Tsanko Petrov. Este humilde trabajador de los ferrocarriles decide avisar a la policía tras toparse con nada menos que un millón de levs búlgaros (algo más de medio millón de euros) al lado de una vía de tren situada en el campo. Mientras sus compañeros del trabajo le califican de pardillo, desde el Ministerio de Transportes se intenta vender su acción como la de un héroe. Julia Staikova, líder del departamento de relaciones públicas de la mencionada institución, será la encargada de organizar el protocolo que reconocerá el buen comportamiento del ciudadano, aunque realmente a ninguno le importe qué piensa el propio Petrov.

Un minuto de gloria (Slava) es el nombre de la película búlgara de Kristina Grozeva y Petar Valchanov (directores de La lección) triunfadora en el pasado Festival de Gijón y que trata en tono paródico todo lo que rodea a esta sorprendente noticia, desde la propia personalidad del protagonista, un tipo cuyo desgarbado aspecto y notorio tartamudeo contribuye a que muchos comenten lo estúpido que fue al no quedarse con el dinero, hasta una Staikova que responde bastante bien al perfil de persona a la que solo le importan ella misma y su trabajo, descuidando los sentimientos de todos aquellos que le rodean. Una contraposición de actitudes que se complementa con el ministro que solo busca hacerse la foto, el aguerrido presentador televisivo o las corruptas fuerzas de seguridad, todo ello otorgando un cóctel cinematográfico en el que el humor está irremediablemente presente.

Lo mejor de Un minuto de gloria es que jamás llega a sobrepasar el terreno de lo creíble. Es cierto que el punto de partida requiere cierta complicidad por parte del espectador, ya que puede parecer difícil imaginar que en la vida real haya tipos como Petrov. Pero precisamente el perfil de este es lo que ayuda al film a remarcar uno de sus mensajes, que parte de la confrontación entre buenas personas pero muy ingenuas, caso del protagonista, y las personas de dudosa moral pero excelente bagaje profesional, como Staikova, para preguntarse cuál de los dos modelos merecería la pena seguir en la vida. En cualquier caso, queda claro en la película que estas figuras son solo una mínima parte del mayúsculo engranaje burocrático y político que pide rectitud a sus ciudadanos a la vez que entorpece peticiones tan nimias como recuperar un reloj perdido.

La hipocresía de todo lo que rodea el homenaje a Petrov es probablemente el punto más representativo de Un minuto de gloria. Una amplia secuencia donde está presente el fino humor de la obra, comicidad que también se enmarca en esa línea de no acudir a lo exagerado para explicitar todavía más lo que se quiere contar. Dicho de otra manera, el film no se convierte en una parodia de su propia parodia. Y es en esa serie de escenas, claves para el devenir de la película por lo que vemos (la pérdida del reloj o las conversaciones entre Petrov y el ministro) y por lo que interpretamos (nadie está cómodo en la ceremonia, es una farsa organizada solo por motivos políticos), donde se sintetizan a la perfección las virtudes de esta sorprendente, fresca y notable obra cinematográfica búlgara, que remarca lo impostado de muchas acciones y opiniones de la vida pública contemporánea bajo un tono satírico que ayuda a mantener el interés por todo lo que sucede en el marco argumental de la cinta.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para Cine Maldito
Kasanovic
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de julio de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afirmaba el filósofo esloveno Slavoj Zizek en un escrito sobre David Lynch que los verdaderos sostenes y beneficiarios de nuestras sociedades tardocapitalistas son los criminales que las pueblan. El Bobby Perú de "Corazón Salvaje", el barón de Harkonen de "Dune" o el Frank Booth de "Terciopelo Azul" son ejemplos de los caracteres que encarnan los valores hegemónicos de esa cosa difusa que llamamos "el sistema". Nuestra sociedad está pensada para que tipos así prosperen y se erijan en ganadores y beneficiarios de todas las situaciones en las que actúan. Frente a ellos, el ser humano ético es la excepción, el sujeto que revienta el orden establecido siendo fiel a una idea de justicia o verdad que probablemente le cueste la vida. Un personaje emblemático de esta postura vital sería el Alvin Straight de la también lynchiana "Una Historia Verdadera".

Viene a cuento esta introducción porque en el ropaje existencial de Tsanko Petrov (grandísimo Stefan Denolyubov), el protagonista de "Un Minuto de Gloria", encontramos una hechura ética que remite a Alvin Straight y que lo emparenta genealógicamente con él. Tsanko es un guardavías que vive en el límite de la subsistencia en la Bulgaria neoliberal de nuestros días. Vive solo, haciendo su trabajo de la mejor manera posible y cuidando de su conejo y su pequeña huerta. Una situación inesperada lo pone en el centro de una campaña de imagen del ministerio de transportes del país y lo lleva a emprender una cruzada contra la jefa de prensa de éste. El laberinto administrativo en el que se va a internar podría remitir inicialmente al Kafka de "El Proceso", pero, sin embargo, el nivel de amateurismo de funcionarios y periodistas, y la desorganización e improvisación que evidencia el equipo de dicho ministerio, hace que dicha referencia le venga grande a la panda de incompetentes y buscavidas con los que se enfrenta Tsanko. Es más, de alguna manera el film parece establecer un paralelismo entre las vidas del cruzado protagonista y sus antagonistas, en especial Julia Staikova (una más que notable Margita Gosheva), la portavoz del ministerio. La única diferencia entre Tsanko y los otros es que él sabe de su precariedad y trata de sobrevivir en ella dentro de unos límites éticos y ellos no saben de la suya y tratan de sobrevivir como sea a costa de quien sea. Tsanko, es, en este sentido, un héroe lynchiano sin saberlo, y su determinación encarna una ruptura con el orden establecido que acarreará -como no puede ser de otra manera- consecuencias terribles, mientras que sus adversarios se nos presentan como una panda de semidelincuentes que aprovechan todas las ventajas posibles del sistema que los acoge.

La forma en la que la película recoge y estructura la peripecia de este Quijote contemporáneo se ajusta a cierto clasicismo narrativo (aquello del planteamiento-nudo-desenlace) salpicado de pequeñas audacias no menores como un tempo que transcurre calmado y por debajo de los estándares del cine comercial así como el uso contenido y eficaz de la cámara en mano en los momentos decisivos del metraje. Además de ofrecer una parábola sobre el estado de descomposición social de la Bulgaria contemporánea -que en lo básico podría ser la de cualquier país europeo actual- la película abre una línea de fuga con la historia del embarazo de la co-protagonista, un hilo argumental en el que resuena a nivel individual la imposibilidad de vivir una vida digna que implique tener hijos y, a nivel colectivo, la carga de la podredumbre que van a heredar los futuros habitantes de esa Bulgaria que tanto resuena con nuestra propia vivencia social y política.

Tsanko y Julia son, aparentemente, los antagonistas de este cuento sobre la lucha de clases. Sin embargo, su destino, anudado con inteligencia en un final anticlimático, va más allá del mero hecho de ser adversarios. Ambos comparten el papel de simples juguetes en manos de otros. A esa clase social que está por encima de las vidas corrientes de las personas apunta la película, tanto de forma directa en un encuentro entre Tsanko y el ministro de transportes, como indirectamente a través las consecuencias del mirar para otro lado de ese poder político que es duro con los honrados y los débiles y blando con los criminales y poderosos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Doctor Zaius
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de noviembre de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flamante ganadora en Gijón, "Glory" es otra muestra más del cine que nos llega de la Europa del Este, donde los desheredados son los protagonistas, en un continente donde la crisis de valores es el día a día.
Su humor negrísimo deja la sonrisa congelada; su narración es contenida pero fría y la penosa situación de su protagonista se nos contagia desde el primer momento. Es de esas películas que dejan huella. Y es una de las mejores ganadoras de estos últimos años en el FICX, junto con "Ida".
enyel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de julio de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Minuto de Gloria es la segunda película, tras la Lección (2014), de los directores Kristina Grozeva y Petar Valchanov. En este film los directores, a través de una mirada muy irónica pero humana, vuelven con temas muy parecidos sobre la realidad social y la relaciones entre las personas donde aparecen héroes anónimos como Tzanko Petrov, el guardavía protagonista de Un Minuto de Gloria, que será sometido y doblegado por el sistema. Estamos ante la gran triunfadora del pasado Festival de Cine de Gijón donde consiguió los premios de Mejor Película, Premio de la Crítica y Guion. Estreno 14 de Julio.

Por inverosímil y rocambolesca que pueda parecer la historia de Un Minuto de Gloria, está inspirada en un hecho real ocurrido hace muchos años, cuando un trabajador del ferrocarril se encontró un millón de levs esparcidos por las vías y avisó a la policía para entregar el dinero. Este hecho provocó, tiempo después, que el Ministerio de Transporte le diera un nuevo reloj. Un Minuto de Gloria es la segunda película de una trilogía, después de La Lección, inspirada en historias reales de titulares de periódicos cuyo nexo de unión es el componente social de sus tramas.

En la película se nos cuenta como el departamento de relaciones públicas del Ministerio de Transporte bajo la figura de Julia Staykova (una extraordinaria Margita Gosheva), utiliza la honesta acción de Tsanko (Stefan Denolyubov) para organizar un acto público, cuya finalidad es impulsar su propia imagen algo deteriorada y, una oportunidad única para tapar ciertos escándalos que merodean a las altas esferas políticas. Durante la ceremonia Julia coge el reloj de Tzanko, prometiendo devolverlo después del acto, pues el Ministerio le va a ofrecer uno nuevo como recompensa, sin embargo, ella no lo hace. Tzanko desolado y confuso se queda sin su preciado reloj Glory, fabricado por la compañia rusa Slava y grabado por su padre, a cambio de uno nuevo digital barato que pronto deja de funcionar.

A partir de este momento la vida sencilla de Tsanko se transforma en una espiral de turbios y confusos acontecimientos, a veces un poco kafkianos y surrealistas, que van de mal en peor. Se verá obligado a lidiar con una burocracia inquebrantable e inútil para recuperar su querido reloj, y de esta manera, su frustración inicial terminará en rebelión. Tsanko comenzará una desesperada batalla, no solo por conseguir su reloj, sino también para restaurar su propia dignidad. Se ha convertido en un hombre totalmente descolocado que no puede retomar su vida anterior sin su Glory, acostumbrado a ponerlo en hora todos los días antes de salir a trabajar cada mañana. Es un símbolo que representa su sentido del orden, la tradición y la honestidad, además de un recuerdo familiar.

Un Minuto de Gloria es una tragicomedia, sagaz, lúcida y muy equilibrada. Una sátira con tintes de comedia negra que provoca en igual medida risas, tristeza e indignación, al ver como su honesto protagonista, es ridiculizado por sus propios compañeros de trabajo y se convierte en víctima de un sistema político corrupto.

Cinemagavia: http://cinemagavia.es/pelicula-critica-un-minuto-de-gloria/
Eduargil
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow