Laberinto envenenado

Raro es ver una película americana que trate sobre un instituto americano, cheerleaders, jugadores de baloncesto en el que los tópicos y las muertes sin sentido hagan presencia. Por fin, una película de éste estilo se aborda con un argumento muy interesante y unas grandes actuaciones. Personajes malos y buenos que se entrecruzan, envidias y un poco de locura se combinan para crear una película muy recomendable.

La primera vez que escuché sobre esta película pensé que sería otro bodrio sobre racismo, pero me equivoqué. En "O", adaptación contemporánea de Otelo, Tim Blake Nelson nos muestra una película cargada de inteligencia; la dirección de cámara y su puesta en escena magnifican la labor de los actores, en especial de un notable e infravalorado (al menos en esta cinta) Josh Harnett, quien se luce ante la cámara. Laberinto envenenado trata la temática de la envidia de una manera tan sutil y tan vaga a la vez que es imposible no dejarse llevar por la forma en la que cada intervalo de film está logrado.
El final era de esperarse pero aún así logra dejar en el espectador un aire de imprevisibilidad. Una película verdaderamente notable.

Película con un argumento explotado hasta la saciedad como es el tema de las universidades americanas pero que en este caso está muy bien puesto en escena con un Josh Harnett soberbio con una mirada que traspasa la pantalla (recuerda a Juan José Ballesta en España) y que sin duda su carrera meteórica le alzarán, si no lo es ya, en uno de los más grandes del momento. Sensacional Julia Stiles en su papel de novia de la estrella de la Universidad (Mekhi Phifer) que está correcto en su rol de ídolo atormentado. El veterano Martin Sheen, conduce a estos jóvenes talentos del cine en su papel de entrenador del instituto. Desenlace espectacular que dejará al espectador boquiabierto con un desgarrador discurso de Josh Harnett como moraleja final.

PD: Puede que la serie "One Tree Hill" se basara en este film.

No sé si exista un mundo donde la gente se deje manipular con tanta facilidad como los personajes de Otelo. Habrá que admitir que sí. De lo contrario, sería difícil de explicar por qué millones de personas votan a un candidato en unas elecciones, muchos de ellos llevados por un fervor distinto de la simple elección racional; y sería difícil también explicar por qué millones van a la guerra cuando los "líderes" lo piden; y por qué el racismo o xenofobia, o cualquier manifestación de fanatismo, pueden generalizarse en una sociedad, sin más explicación que la de las masas siguiendo los dictados de uno o de varios cabecillas.
Probablemente, en el Laberinto Envenenado, esta sea una reflexión secundaria, pero es válida cuando se hace bajo la influencia del sabor amargo que deja la tragedia. Si su cometido era dejar esa sensación de lo trágico en el expectador, lo consigue.

La historia se monta en torno al baloncesto y de hecho lo mejor de esta película está en las escenas de la cancha o que muestran la relación exigente del entrenador con sus jugadores. El resto es un guión demasiado enrevesado, con los siguientes ingredientes: un gran amor interracial entre dos adolescentes, ella blanca e hija del décano del colegio y él negro y el mejor jugador de baloncesto del equipo de estudiantes; un entrenador que demuestra gran estima por el talentoso jugador negro y que le presta más atención y reconocimiento incluso que a su hijo, quien también juega en el equipo; y por último este último, que actúa a escondidas, valiéndose su capacidad manipuladora, de su grandísimo rencor y de su enorme envidia, para sembrar cizaña en todo momento con tal de destruir al compañero afroamericano, a quien tanto envidia por contar con el amor de la muchacha más linda, con la adoración de todos e incluso con el afecto del entrenador que lo atiende más que a él mismo su hijo, y todo porque en definitiva quisiera estar en el lugar del joven triunfador, porque según le confiesa en un momento dado "daría un huevo por encontrarme en tu situación".

Película interesante sin ser nada excepcional.