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La canción de los nombres olvidados

Drama En pleno estallido de la Segunda Guerra Mundial, el pequeño Dovidl llega a Londres como refugiado judío desde su Polonia natal. Con solo 9 años es un prodigio del violín, lo que propicia su acogida en una destacada familia británica, que le integra como un hijo más y promociona sus estudios musicales. Dovidl se convierte en el mejor amigo de su nuevo “hermano” Martin. Años después, Dovidl está a punto de ofrecer su primer y esperado ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
7 de octubre de 2019
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Co-producción entre nada menos que cuatro países, Canadá, Reino Unido, Alemania y Hungría, adaptación por parte de Jeffrey Caine de la célebre novela de Norman Lebrecht.
Se trata de una preciosista cinta, con un empaque técnico admirable en cuanto a ambientación se refiere, no tanto en cuanto a sabiduría narrativa, quizás por que el guión no tiene un acabado perfecto, ofreciendo algunas lagunas e imperfecciones
Pero aquí lo más importante es el aspecto humano, ofreciendo una historia basada en relatos verídicos donde priman los valores positivos como la amistad, la lealtad, el respeto hacia los antepasados, la lucha por preservar los recuerdos de los familiares y amigos que desaparecieron en trágicos y tristes acontecimientos del pasado. Un halo humanista que no abandona la narración en ningún momento y que, desgraciadamente, en líneas generales no logra emocionar ni conmover demasiado, aunque se vea todo con el máximo respeto.
Un film muy digno en todas sus propuestas, entretenido en todo momento, donde fondo y forma se alían hasta conseguir una cinta amena, con intriga y cierto misterio, hasta desembocar en una historia triste y dolorosa, pero necesaria de contar.
Curiosa, sobre todo para los neófitos en la cultura judía, no deja de ser sorprendente en su tercio final.
No, no creo que deje mucha huella en la memoria del espectador medio, pero creo que merece la pena por la humanidad que desprende.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Constancio
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19 de mayo de 2020
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tim Roth vuelve al mundo de la música, que ya tocó (nunca mejor dicho) en “La leyenda del pianista en el océano”. En esta historia, el protagonista busca a su amigo violinista de la infancia, después de perderle la pista durante muchos años, con una amistad que se remonta a la Segunda Guerra Mundial.
Así que tenemos drama, una pizca de Historia, algo de música (lo cual sí está bien), y dos líneas argumentales en diferentes épocas. Pero el resultado es bastante fallido, por desgracia.
El guion trata de estar bien construido, y es un drama triste, pero demasiado lento. Se echan en falta secuencias con más intensidad dramática o que aprovechen mejor las circunstancias de la guerra y la condición del niño. Debe de ser que otras películas con judíos me han emocionado muchísimo más que esta, y no creo que sea necesario recordar ningún título, pues son obvios. Tan solo salvaría el duelo de violines en el búnker, donde contrasta lo mejor y lo peor de la especie humana.
Por otra parte, la investigación de Tim Roth es aburrida no, lo siguiente. Y tras media película, por fin podemos ver a Clive Owen (el supuesto coprotagonista) con una barba que deben de haberla comprado en la misma tienda donde hicieron la de Robin Williams en “Jumanji” y la de David Duchovny en “Expediente X: Creer es la clave”. Es decir, que es más falsa que una moneda de 3 euros.
La conversación que tienen en el coche, o la dichosa cancioncita en la sinagoga, deberían ser escenas recetadas como somnífero eficaz.
Yo diría que es un drama con mucho potencial, pero que se ha desperdiciado completamente a la hora de desarrollarlo, quedando en una película muy tediosa y con fragmentos que dan ganas de darle al avance rápido o directamente dejar de verla.
Por lo menos podemos escuchar un decente trozo de virtuoso concierto de violín clásico, lo cual me encanta, aunque soy más del moderno, como el que tocan Vanessa Mae, Taylor Davis, y por supuesto Lindsey Stirling. Pero en el fondo eso da completamente igual, porque aquí estamos hablando de cine, y no de música. Para eso me voy a un auditorio.
i42poloj
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22 de agosto de 2020
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí es un 8. Por varias razones. Primera, cualquier película en la que suena música clásica, sobre todo si es piano o violín, ya tiene un 5 de mi parte. Segunda, las películas que tratan dignamente de ese horror que fue el Holocausto, me emociona, porque pienso en tanta buena gente que perdió a toda su familia. Tercera, me gustan las películas con buenos sentimientos, entre ellos el amor de hermanos, y este Martin buscando 30 años después de su desaparición a su hermano (adoptivo pero hermano) no puede dejarme indiferente.
¿Que como cine no es un peliculón? Sí, pero está bien ambientada, bien interpretada y solo encuentro algunos fallos en el guión.
Han dicho aquí que no emociona. Supongo que eso depende de la fibra sentimental, en el bien sentido, de cada persona.
La recomiendo al menos a quienes les pasa algo parecido a lo que me ocurre a mí. A los melómanos, of course.
yoparam
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12 de marzo de 2020
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Un ritmo desacompasado

Aunque la banda sonora de Howard Shore sea sencillamente prodigiosa, la última cinta del cineasta canadiense decae a la mitad por no saber llevar un ritmo adecuado. Aunque la primera hora de película pueda llegar a tocar más de un corazón, toda la trama decae con la aparición de Clive Owen en escena.

Tim Roth deja huella, no siendo “en teoría” el personaje más importante de la historia. Solo un pianista corriente; que no guarda ningún parecido, más que cierta nostalgia, con su personaje en ‘La leyenda del pianista en el océano’. Dentro de su banalidad, sin embargo, Roth lo hace destacar, más que Clive Owen a su genio violinista, David Eli Rapoport.

*Lo mejor, los flashbacks

La mejor parte de la película, por otro lado, no es la que cuentan estos dos veteranos actores; que juegan al gato y el ratón por Inglaterra, Polonia y Nueva York. Lo más interesante está en los flashbacks. La amistad de Gerran Howell y Misha Handley, como Martin y Dovidl de niños, es lo que antes consigue hacerte empatizar con la historia.

La estampa del pequeño prodigio judío al violín, abriéndose paso con su música y lengua bífida en la pesadilla adulta de la Segunda Guerra Mundial, es lo que más acerca la película a la de Polanski, no obstante, como decía al principio, de una forma mucho más pobre.

*Tradición judía

Algo que también ha llamado mi atención del metraje ha sido lo bien que representa la religión judía. Desde que Dovidl es un crío aparece cumpliendo con las diferentes tradiciones, desde su Bar Mitzvah al rezo a los muertos, o la propia canción a los nombres olvidados, dedicada a todos los judíos que murieron, sin nadie vivo para rezarlos.

*Conclusión

Aunque el ritmo decaiga, la historia que cuenta y su final me parecen lo suficientemente cautivadores como para calificarla de entretenida. Es una historia más sobre la Segunda Guerra Mundial, a la que se le podía haber sacado más partido, pero que, sin embargo, seguramente arrancará muchas emociones.

Escrito por Laura Martín García
Cinemagavia
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16 de mayo de 2020
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
François Girard nos trae esta vez, en La canción de los nombres olvidados, una bonita y sensible historia acerca de dos jóvenes amigos que, tras verse separados por la guerra y diversas circunstancias, vuelven a encontrarse años después... para descubrir que las cosas no pueden volver a ser como eran.
Esto es sin duda lo mejor de la película, la reflexión que hace acerca de cómo muchas veces las relaciones entre las personas cambian y/o se deterioran sin que nadie tenga la culpa, sólo por las circunstancias históricas, económicas o bélicas. De eso nos habla la película, y lo hace con elegancia y entretenimiento, un gran nivel de producción y, por supuesto, dos excelentes actores. Tanto Tim Roth como un breve pero intenso Clive Owen dan lo mejor de sí y forman una gran pareja en pantalla. Roth, especialmente, está estupendo en un personaje que exhibe una vulnerabilidad y una ternura que pocas veces nos muestra como intérprete el actor de Rob Roy, Pulp Fiction o The Hit.
En definitiva, una película bonita y sensible.

Lo mejor: Su mensaje y sus dos actores principales.
Lo peor: No es tampoco una obra maestra.
Sibila de Delfos
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