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Shame: Deseos culpables

Drama Brandon (Michael Fassbender) es un joven y apuesto neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su agitada vida sexual. Obsesionado con el sexo, se pasa el día viendo revistas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Un día se presenta en su casa, sin previo aviso, su hermana menor Sissy (Carey Mulligan) con la intención de quedarse unos días en su apartamento. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 303
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2011
292 de 341 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steve McQueen dejó su nombre con tinta imborrable en la historia de los grandes debuts de la historia del cine son su notable "Hunger" y con "Shame" no hace nada más que confirmar lo que ya sabíamos: que por sus venas no hay sangre, sino celuloide. Tras contarnos la historia de Bobby Sands y uno de los dramas carcelarios más fascinantes que se han rodado, ahora lo que hace es hablarnos de Brandon, un adicto al sexo que vive la vida que le da la gana hasta que un factor externo -la aparición de su hermana, Sissy- hace que las cosas comiencen a cambiar.

La "vergüenza" a la que alude su título original no deja de ser el punto de partida porque lo que nos cuenta McQueen es un viaje de ida -y no vuelta- hacia los infiernos. Michael Fassbender interpreta al protagonista con tanta convicción como lo hiciera en "Hunger" y consige arrastrarnos. Primero le envidiamos por ser un playboy que se liga a cualquiera que le venga en gana y poco a poco vamos frustrándonos a medida que el círculo se estrecha, llegando a costar respirar. Su interpretación es superlativa (merecidísimo premio en Venecia) pero no es el único: lo que hace Carey Mulligan es impresionante. Se desvive para dar vida a su personaje, gesticula, se mueve y habla como si estuviese poseída por el alma de éste, no interpreta; vive. Hay un momento concreto en el que canta una canción ("New York, New York"), la cámara se queda en un plano fijo durante casi toda la actuación y es imposible no enamorarse de ese bello rostro y esa voz, imperfecta pero extrañamente melancólica. Tampoco le faltan escenas dramáticas (como en "Hunger", aquí hay una conversación clave que hace evolucionar todo lo demás) pero es que en general "Shame" es una película superlativa que se encuentra, como pasaba con "Hunger", entre lo mejor que se ha hecho en su año (vamos, en 2011).

No quiero olvidarme de mencionar la soberbia dirección de Steve McQueen, que se luce en todos y cada uno de los segundos del filme. Emplea todo tipo de técnicas para transmitirnos lo que siente su personaje y abundan los planos secuencia, los juegos de montaje en paralelo, la elección de la música en ciertos momentos para complementar a la imagen; un soberbio trabajo de fotografía completa el "pack" que se llama "Shame" y cuya única "vergüenza" sería que no fuese disfrutada completamente por tener algún momento subido de tono que pueda impedir, a según quién, que detrás de cada imagen hay un mensaje, una idea, un objetivo. Junto a "Tree of Life" y a fecha de hoy, es la mejor película del año. Imposible de obviar.
Caith_Sith
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22 de septiembre de 2011
213 de 241 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la primera película de Steve McQueen, Hunger, el cuerpo del actor Michael Fassbender se convertía en estremecedor protagonista de una historia que golpeaba sobre la conciencia del espectador de manera brutal. En la segunda película del director, Shame, vuelve a ser el cuerpo del mismo actor el que se adueña de la pantalla, de forma completamente distinta que en la anterior ocasión, pero con efectos igualemente devastadores sobre unos espectadores que tal vez puedan encontrar algún matiz en el personaje en el que reflejarse de forma profundamente desasosegante.
El protagonista de Shame es Brandon, aparentemente un triunfador absoluto. Treintañero, con una presencia física imponente, un trabajo de éxito, un lujoso apartamento en Nueva York, y una vida sexual incesante. Al principio el personaje deslumbra, pero pronto veremos como detrás de esa fachada lo único que hay es un profundo vacío. El sexo en la vida de Brandon es una válvula de escape, una forma de camuflar la imposibilidad de entablar una sola relación con un mínimo de profundidad. En cambio todo parece funcionar para él. Todo cambia el día en que su hermana aparece en su vida de nuevo. Inestable, confundida y muy sola, la presencia Sissy perturba a su hermano hasta el punto de hacerle sentir incómodo con su vida. A partir de ese momento su obsesión compulsiva por el sexo en todas sus formas, se convierte para él en algo que tiene que ocultar, algo que a los ojos de los demás le provoca verguenza. Cuando, en un momento de la historia, ve que es incapaz de dar el siguiente paso con una chica que le gusta pero que le éxige algo más, su caida en picado resulta ya inevitable.
Steve McQueen, además de excelente director tambíen notable guionista, se acerca a la descorazonadora historia de forma envolvente, mágnetica y más que sugerente. Sus potentes y cuidadas imágenes atrapan al espectador de tal forma que resulta imposible salirse de la historia por más que nos gustaría hacerlo en más de una ocasión ante la incomodidad provocada por la crudeza de lo que se está viendo. McQueen juega con el montaje en varias secuencias de forma absolutamente brillante consiguiendo momentos de cine prodigiosos poco habituales en una película de estas características, más preocupadas por el fondo que por la forma. Y aunque aquí la forma es poderosa, lo que verdaderamente da consistencia a Shame es el fondo.
(sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ernesto
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17 de febrero de 2012
271 de 415 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de criticar un film como el que nos ocupa, bien podría haber dos enfoques: a) El de aquellos que defenderán el film por su valentía, su dureza, su falta de concesiones y su marchamo de auteur, ajeno a las modas audiovisuales actuales o b) el del espectador corriente que sale de la sala insatisfecho por lo que ha visto: un largo de ritmo moroso que parece no contar gran cosa.

Lo cierto es que yo equidisto, pero no puedo sino ponerme de parte de la opción B. Cierto es que los largos planos y la casi escasez de montaje a menudo ayudan, pero en ciertas escenas se vuelven una rémora. La película es elegante, pero su dureza resulta más epidérmica que real, amén de tener un tufillo a morality tale importante.

Por otro lado, las hechuras de "Shame" gritan pidiendo estatuillas: la tremendista BSO, que a menudo está acompañada con música clásica (eh, hace falta un toque de qualité), cierto exhibicionismo narrativo y un modo de contar lo que ocurre más narrativo que dramático acaban por descompensar la pieza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
metabaron
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17 de febrero de 2012
186 de 248 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Advertencia al espectador: esta es la típica película integrada en ese cine de autor de planos largos, miradas y diálogos profundos destinada a un público sesudo, cinéfilo, de gafas de pasta gruesa, de pose o no pose y, en definitiva, que huye del cine comercial. Si la ve porque salen desnudos y piensa que es plan “Instinto Básico” con el pitorro de Michael Fassbender en vez del potorro de Sharon Stone está equivocado. No vaya luego llorando en cada esquina diciendo que le han engañado, que es muy lenta, pretendidamente esnob y que se la han clavado… ¡y no Fassbender! Además, ¡los pajilleros también merecen cine de arte y ensayo!]


“Shame” se articula sobre una secuencia de montaje cuyo motor transcurre en el interior de un vagón de metro. Ambas secuencias se pliegan en su inicio y final, como un par de bolsas escrotales, ejerciendo una lectura de una adicción sexual dejando al espectador (y sociedad) la sanación (por electroshock-coital) del enfermo. Freud definiría ese metro como un gran falo penetrando un túnel-vagina con paradas durante una eternidad-cíclica-clitoriana y con Fassbender atrapado en el mismo… ¡No hay salida! O «Esto no es una salida» como (re)marcaba Patrick Bateman al final de “American Psycho”. Realmente entre Brandon y Patrick las conexiones son palpables en ese vacío existencial y su incapacidad de compromiso sentimental con las mujeres. También los tortuosos entresijos de la soledad y la incapacidad de comunicación y diálogo con el mundo parecen temas coppolianos que han causado dolor y orgasmos a partes iguales al respetable.

El filme de Steve McQueen funciona mediante un planteamiento de (de)construcción del individuo al ser sacudido por un fuerte cambio a modo de giro. En el caso de Brandon, su hermana inestable y problemática (el pene de Fassbender se ha convertido en protagonista secundario de “Shame” pero el potorro con rodal de Carey Mulligan hace méritos) llega a su mundo para desestabilizarlo… pero para generar también el único vínculo humano que le queda en su vida. El propio autor señala a las dos películas que ha parido desde su talento como bisagras sobre la libertad del individuo: en “Hunger” con la privación de la libertad se utilizaba el cuerpo como arma política para generarla, mientras que en “Shame” el individuo independiente, moderno y con plena libertad sexual crea en su propio cuerpo una prisión de la que no puede escapar.

Hay muy buen cine en “Shame” como en la secuencia que incluye la interpretación de Mulligan de New York, New York en largos planos, donde establece esa conexión directa con su hermano en la ficción. McQueen demuestra ser un director muy inteligente y no cae en el cliché: cualquier otro hubiera incluido el hit de Las Supremas de Móstoles, ‘Eres Un Enfermo’. Lo que no entiendo para nada es el título de la película… ¿Shame? ¿Vergüenza? ¿Vergüenza de qué? La vergüenza (y SHAME) sería tener un micro-pene y tener que hacer un desnudo frontal
Esa sí que sería LA VERGÜENZA.
Maldito Bastardo
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26 de febrero de 2012
68 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film comienza presentándonos a Brandon, un ejecutivo soltero que vive en Nueva York y el cual es evidente que tiene una obsesión con el sexo: contrata prostitutas, consume porno y aprovecha cada ocasión que tiene para masturbarse. Todo este mundo en el que vive se verá alterado por la llegada de su hermana, que se tiene que quedar a vivir con él.

Esta es una película de personaje, ya que lo que vamos a ir viendo es la evolución de Brandon, cómo esa obsesión le lleva a la infelicidad. Me pareció un personaje muy interesante, muy original y bien trabajado.

Michael Fassbender nos permite con su interpretación meternos dentro del personaje y vivir la película a través de él. Me pareció una interpretación brillante, fuera de lo común. Él apenas habla, pero con una simple mirada sabemos perfectamente lo que está pensando. Con un gesto o una expresión nos trasmite lo que siente. Como he dicho el personaje se va transformando, y te das cuenta de esa transformación no tanto por sus actos sino por su expresión. Lo comprendes, lo entiendes. Es sensacional. Pocas veces había sido capaz de sacar tanto de un simple gesto. Me impresionó la interpretación de Fassbender en los primeros planos. Es perfecta, sutil, exacta... ni sobreactúa ni se queda corto. Y creedme que en muchas escenas podría haberlo sido.

Se dice que esta película es muy provocadora, porque muestra muchas escenas de sexo, y algunas bastante explícitas. Bueno, sí, se podría decir que hay bastantes más que en una película normal, pero no me parecieron tantas. Y lo más importante, absolutamente todas me parecieron imprescindibles. Todas aportan algo, todas te dicen algo de ese personaje que vive atrapado en ese mundo, y que está evolucionando. El problema que veo es que el público aún no está preparado para esas escenas. La gente se revolvía en sus asientos, tosía, murmuraba, se reía... estaba claro que estaban incómodos. Creo que hay que ser un poco más maduro para enfrentarse a esta película, y para darse cuenta de que cada relación que se nos muestra es totalmente diferente, en la que está pasando algo nuevo que va a afectar al personaje.

Para acabar me gustaría lanzar una reflexión sobre por qué esta película no está nominada a los Oscars. Michael Fassbender se merece para mí todos los premios por su insuperable interpretación en "Shame". Esto me hace pensar en el puritanismo que todavía existe en EE.UU. (y no sólo allí...), puritanismo que hace que sean incapaces de mirar a través de esas escenas y reconocer una interpretación brillante y compleja.

Hay que ser atrevido, superar todos esos tabús que se nos han impuesto a lo largo de la historia, y ser capaces de meternos dentro de ese personaje atormentado. Sólo así seremos capaces de apreciar y comprender esta película.

Te invito a visitar mi blog: http://ventana-alvacio.blogspot.com
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inmibrujilla
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