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Malcolm X

Drama Malcolm Little (1925–1965) nació en Omaha (Nebraska). Su padre, ministro baptista, murió siendo él niño, y su madre acabó en un psiquiátrico cuando el Ku Klux Klan incendió su casa. Después de ser rechazado por el ejército, cayó en la delincuencia y fue a parar a la cárcel. Allí se convirtió al Islam y cambió radicalmente su vida, convirtiéndose pronto en un carismático líder del movimiento de liberación de la comunidad negra norteamericana. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2007
59 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película trata de un tema escabroso: El racismo. Es inevitable pues, no hablar de él. De hecho, el peso del argumento es tan poderoso, que resulta fácil no hablar de la película como una " película ", y hablar solamente del contenido racial y social de la misma. Es lógico. Han sido siglos de sometimiento de una raza a otra, y sentimientos de dolor, rabia e impotencia pueden surgir a flor de piel.
La primera hora de película me ha parecido genial. La presentación de Malcolm X, Denzel Washington, durante su juventud, y sobretodo, unos momentos de auténtico cine negro, cuando se convierte en un gángster, o en un principio de gángster.
Luego viene su conversión religiosa y moral, donde adoptará unos ideales de lo más radical. Sin embargo, una serie de hechos le harán cambiar de postura, para situarse en un planteamiento más tolerante y de comprensión.
No conozco la biografía de Malcolm X, pero esta versión de Spike Lee me parece muy auténtica. Muestra la evolución de un hombre, que a lo largo de su vida ve las cosas de diferente manera. Y cuando, al fin descubre la auténtica verdad, ya no puede frenar su destino.
Sobresaliente actuación de Denzel Washington, así como del resto del reparto.
No logro entender como el film está tan poco valorado y tan mal interpretado. Esta no es una película hecha por un negro para arremeter contra los blancos. Es una película hecha por un negro, que relata la vida de otro ser negro, que luchó, de manera equivocada durante parte de su vida, para defender su raza. Pero lo realmente importante es el final.
¿ Película anti-blancos ? Para nada. Película para, como en un momento de la película Denzel Washington dice, rojos, amarillos, negros, marrones, blancos...
Abstenerse de ver personas de mentes cerradas.
MAGIC
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21 de enero de 2009
61 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta la polla de leer que Spike Lee es racista. Es la acusación que se le ha hecho a Spike Lee durante toda su carrera y de tanto leerla se me han hinchado las pelotas.
¿Que odia a los blancos? ¿Que los negros son siempre los buenos en sus peliculas y los blancos los malos?
Spike Lee reparte las culpas en su justa medida. Ha retratado lo que en su opinión son los males que afectan a los negros de su país (en haz lo que debas por ejemplo). Mostrando la indolencia que muestran muchos de ellos, que justifican todos sus fracasos con el cliché del daño sufrido por el hombre blanco durante siglos y no por su propia torpeza, vagancia o la verdadera causa que sea y que perpetúen los estereotipos con los que se les acusa.
Y ha diseccionado los conflictos raciales que lastran la convivencia entre etnias en los USA. Ya que no solo se trata de negros contra blancos, todas las etnias y razas tienen su cuota de conflictos y prejuicios (hispanos contra negros, negros contra asiáticos...y todas las combinaciones que se os ocurran.
Supongo que a muchos en los USA les molesta alguien que se ha mantenido independiente y ha tratado los temas como ha creído conveniente y la vía que tienen para atacarle es la de siempre, tacharle de racista y radical.
Y si se repite demasiado con el tema racial como dicen muchos, es porque había y hay mucho aun que denunciar.

La película se puede dividir en tres partes bien diferenciadas. La primera es su etapa de juventud en la que carece de conciencia política y se dedica a robar y demás chanchullos sucios.
La segunda empieza cuando es mandado a la cárcel y conoce a un tipo que le inculcara una conciencia racial, política y religiosa, hasta acabar en su salida de la cárcel y en su ingreso en la organización Nación del Islam y pasa a convertirse en uno de sus ministros.
Y la tercera y ultima es cuando descubre las corruptelas que impregnan la organización y a su líder, viaja hasta la Meca y despierta en el un nuevo despertar espiritual hasta su asesinato.
Tim_Dog
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9 de octubre de 2007
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denzel Washington ganó como Mejor Actor en el Festival de Berlín, además fue nominado en los Premios Oscar y en los Premios Golden Globes. En Berlín también fue nominado el film al Premio Oso de Oro como Mejor Película.

Malcolm Little, tras el asesinato de su padre por parte del Ku Kux Klan, vivió una juventud frívola y delictiva, primero en Boston y más tarde en el Harlem neoyorkino. Apresado en Charlestown, sufre una profunda transformación espiritual, al hacerse musulmán. A su salida de la cárcel alcanzó gran popularidad –ya con el apelativo de Malcolm X– como ministro de la Nación del Islam. Este grupo fundamentalista profesaba la supremacía de la raza negra y la lucha por sus derechos "a través de cualquier medio necesario", incluida la violencia.

A pesar de algunas caídas de ritmo (comprensibles en un metraje de más de tres horas), el film tiene un gran vigor narrativo y visual, y ofrece tomas subjetivas, cambios de secuencia, flash-backs y movimientos de cámara originalísimos, con los que Lee experimenta nuevas formas de lenguaje cinematográfico. Esta calidad estética –también muy bien envuelta fotográfica y musicalmente– y la sensacional interpretación de Denzel Washington constituyen lo mejor de la película.

Lee intenta superar la tradicional imagen de Malcolm X como abanderado de la violencia en la lucha por los derechos de los negros. Según la película, Malcolm X era un ser complejo, cuya personalidad fue evolucionando a lo largo de los años, aun sin abandonar un cierto racismo negro. Más discutible resulta la encendida apología que hace el film de la religión islámica, presentada como único credo capaz de resolver el problema del racismo. Sorprende sobre todo porque está llena de prejuicios anticristianos, algunos aportados por Spike Lee, pues no aparecen en la Autobiografía de Malcolm X. Cabría pensar que, al menos, se condena el fundamentalismo extremo y se acepta implícitamente la trascendencia humana. Pero no parece sincera esta aceptación, ausente en las demás películas de Lee, en las que, por el contrario, sí abundan las referencias negativas al cristianismo. Quizá adopta Spike Lee esa visión islámica simplemente como mal menor –tenía que ser fiel a la realidad de los hechos– y porque sin duda le resulta más útil como palestra de su proverbial crítica corrosiva al racismo y, en general, al sistema de la sociedad norteamericana.
Machu Picchu
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8 de octubre de 2009
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo tiene de malo que Chicago no haya sido elegida como sede de los Juegos Olímpicos en el 2016 ha sido sin duda que el mundo sabría un poquito más en lo que consiste la Nación del Islam, en cuya ciudad han tenido siempre su capital y una presencia muy fuerte. En realidad siempre fueron una organización mucho más sociopolítica que religiosa, el tema místico digamos que fortalecía y daba vigor a sus postulados ideológicos, pero eran siempre secundarios. En cualquier caso si queremos etiquetar a la Nación del Islam como organización política diremos que es radical, y si lo hacemos como organización religiosa no queda otra que decir que es sectaria.

Por cierto siempre que se pregunta a ese gran actor, que es Denzel Washington, que elija un papel en su carrera con el que se sienta especialmente satisfecho, señala con pasión el de “Malcolm X”. Y hay que reconocer que para alguien de esa profesión ese guión es un caramelo.

Estamos ante una película importante. Es una de esas obras que a principio de los noventa se hacían afortunadamente más a menudo, sobre todo influenciadas por la marca Oliver Stone de “J.F.K.”. Se tratan de películas de larga duración, que abordan temas de la historia política norteamericana y que suelen poseer un tono crítico con el sistema que todo lo quiere manejar y engullir.

“Malcolm X” de Spike Lee, no es quizás la mejor de este subgénero pero tiene tanto interés que resulta imprescindible no ya su visionado sino su estudio. No es en sí una película sobre el tema racial, más bien aborda la respuesta negra al problema racial, que es muy diferente. Están las palomas como Luther King y están los halcones como Malcolm. Lee no le duelen prendas en tomar partido, algo que siempre ha hecho y es de agradecer, aunque no comparta muchas de sus ideas en algunas películas que ha producido más que dirigido.

Curiosamente a pesar de las tres horas de metraje en “Malcolm X” me sigue faltando más temas, desaprovecha una oportunidad de ir más allá, y se queda en el mero homenaje biográfico. Eso sí, con mucha clase.

Película muy recomendable, no tanto a los amantes del cine, que desde ese punto de vista no llega casi a buena, sino desde algo más global, más importante, desde la historia contemporánea. Y ahí “Malcolm X” tiene mucho interés. No se la pierdan.

Nota: 7,8.
vircenguetorix
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18 de diciembre de 2010
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una figura tan bulliciosa como la de Malcolm X es todo un bombón para cualquier director con hambre de trascendencia. Norman Jewison fue uno de esos y por ello puso en marcha el proyecto para un biopic sobre el político negro. Pero hubo protestas airadas que le negaron un derecho que por descontado tenía. ¿Adivinan quién fue el más ruidoso? Pues sí, Spike Lee, que afirmó que sólo un director afroamericano podría hacer esa película. Supongo que cuando dijo ese "uno" seguramente pensaba en él mismo. Crasso error dado que, ¿acaso no hubiera sido mejor disponer de varios puntos de vista para que su figura gozara de más cobertura y contraste y por lo tanto una visión más amplia? Es esa estrechez de miras, creo yo, el gran problema que afecta a esta película.

Lee te ofrece una película-pasillo. Aquí empiezas y aquí acabas. Y punto. No plantea interrogantes, sólo te da sus respuestas y limita su alcance. Esta película sólo convence o a los fatuos o a sus partidarios, por el contrario, a sus detractores, Malcolm X les seguirá pareciendo el títere de una organización que ganó poder a base de populismo y demagogia. Martin Luther King bien pudo ser una paloma, pero ni se le puede atribuir la autoría de frases vergonzosas ni tampoco tuvo que retractarse de manifestaciones que lanzara en tono absoluto porque siempre pensó en profundidad todo lo que hacía. Cosa que no se puede decir de Malcolm X. Esta película actúa de esa manera y se deja llevar por un pensamiento reaccionario y parcial y se expresa en un tono excesivamente aleccionador y discursivo y al final, por si acaso no estuviera ya todo bien remarcado, encima se añade un epílogo dónde se dice literalmente lo que se ha de pensar.

Por suerte, para evitar que la película sea un panfleto simplón, también te enseña la parte negativa del ídolo. No cae en el clásico error de gente como Ron Howard, que sólo te enseña lo bonito, contándote así medias verdades y por lo tanto mentiras. Lee muestra parte de sus errores y lo equivocada de su percepción del mundo. No te dice que siempre estuvo en lo correcto y que por eso debes amarle. Te dice que se equivocó, fue humano y se corrigió y que por eso debes amarle. Y eso vale mucho más que toda su ambición.

Por otra parte, también hay que decir que cinematográficamente sus virtudes son bastante discretas. Tiene las típicas taras de la super producción y apuesta más por la grandiosidad que por la profundidad y apenas tiene confianza en las imágenes. Todo lo supedita a las palabras de forma que esta película se podría seguir fácilmente si la retransmitieran por la radio. Y es que, si algo le ha de doler a Lee es que luego hayan venido directores como el mismo Norman Jewison o Michael Mann y hayan sabido hacer obras mucho más interesantes, juiciosas e igualmente militantes acerca de importantes figuras de la nación negra. No le vendría mal aprender algo de ellos de la misma manera que a Malcolm X tampoco le hubiera venido mal aprender de Martin Luther King.
Jean Ra
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