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El matrimonio de Maria Braun

Drama Maria y Hermann Braun se casan durante un bombardeo, poco antes de que él sea enviado al frente ruso. Al final de la guerra, Hermann figura en las listas de desaparecidos. En la ciudad, entre las ruinas, reina el mercado negro y la prostitución. También Maria, para poder sobrevivir, debe prostituirse. Así se hace amante de Bill, un soldado negro norteamericano, del que queda embarazada. Pero su marido reaparece.... (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2005
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fassbinder narra en esta película una fábula de guerra, soledad, miseria, lucha y prosperidad en torno a una protagonista femenina, fuerte, tenaz, ambiciosa e inteligente, que encarna en cierto modo la historia de Alemania entre los años de la guerra, la postguerra y la recuperación económica posterior. De la derrota y la ocupación del país se pasa a la euforia ruidosa y efímera de una victoria en el campeonato mundial de fútbol celebrado en Berna (1954). De la renuncia a un ejército propio proclamada por el canciller Adenauer en la inmediata postguerra se pasa, unos años más tarde, a la proclamación por parte del mismo Adenauer del derecho de Alemania a disponer de un ejército. Mientras el país cambia y avanza desde las ruinas, María lucha por salir adelante y luego para enriquecerse e independizarse. Su capacidad y su competencia le permiten obtener el éxito económico que anhela en su soledad. Tras casarse con un soldado alemán que es enviado al frente el día siguiente del matrimonio, María se encuentra alejada del amor de su vida. Cuando Hermann, su marido, regresa de la guerra tras un tiempo en el que es dado por desaparecido, se autoinculpa de la muerte del sargento americano amigo de su mujer, pese a ser inocente, y es condenado por un tribunal militar de ocupación a varios años de cárcel. Mientras Hermann cumple la pena, María sigue adelante con sus negocios y confraterniza con su socio Oswald, que siente por ella un amor sincero. La muerte del amante coincide con el regreso de Canadá de Hermann, con quien va a poder vivir, por fin, el amor que le ha profesado siempre. La lectura del testamento va a desvelar un secreto inesperado para María, que la hiere profundamente, mientras el tiempo se acaba. La fotografía, la banda sonora, la música que acompaña el desarrollo de la acción, la decoración de los escenarios interiores, la sucesión de primeros planos y de planos generales, la presencia de un espléndido cuadro azul, de Nicolás de Staël, que preside y acompaña el movimiento de los actores, la combinación de colores (los vestidos preferentemente azules de María que resaltan el azul celeste de sus ojos, los fondos ocres casi dorados que realzan el color oro de sus cabellos, etc.) confieren a la obra una calidad, una fuerza expresiva y una capacidad de contagiar emoción pocas veces igualadas. La interpretación de Schygulla es más que convincente. El personaje del estraperlista con el que negocia María la compra de un vestido de lentejuelas para poder trabajar en una sala de fiestas está interpretado por Fassbinder. Conviene destacar que al cominzo de la película aparece una fotografía de Hitler y al final de la misma aparecen las imágenes en negativo de los cancilleres federales que gobernaron Alemania Occidental después de la guerra: Adenauer, Erhart, Kiesinger y Schmidt. La presencia de estas imágenes confirma que la obra contiene una alegoría de la propia Alemania.
Miquel
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17 de septiembre de 2009
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta parábola sobre el Milagro Económico, Fassbinder presenta una Alemania de posguerra travestida en la figura de una mujer libre, inteligente y poderosa que al final es superada en sus estrategias porque ha sido una transacción más en un mundo hecho para el negocio y la especulación donde no cabe el amor. Para Peter Märthesheimer, coguionista de la película, "Maria Braun es una heroína cinematográfica valiente y perseverante que se abandona completamente a sus sentimientos, pero que también está capacitada para actuar en la vida porque es astuta, hábil y consciente de la realidad". Esta apasionante historia de una mujer que se aferra al recuerdo de su matrimonio mientras su país intenta olvidar su pasado ha sido considerada como la síntesis genial de las obsesiones del mítico Rainer Werner Fassbinder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
astimegoesby
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26 de julio de 2012
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta comienza con un inesperado estallido. Maria acaba de desposarse con Hermann, un soldado del Reich que debe marchar a la guerra poco después, para ser declarado muerto ante la desolación de su esposa, que caminaba por las calles alemanas con un letrero a la espalda con el nombre y fotografía de su esposo.

Tres son los protagonistas de esta película: la posguerra alemana, el destino y la psique femenina. La posguerra es el marco en el que se encuadra esta historia. Alemania sufría una terrible posguerra a finales de los cuarenta, para resurgir pocos años después en lo llamado “milagro económico alemán”. Fassbinder nos muestra con el paso del tiempo como un país hundido se fue reconstruyendo, pero sólo a nivel externo, las heridas de los corazones alemanes, en este caso de una mujer, nos muestra como Maria, interpretada a la perfección por Hanna Schygulla, cuyo trabajo en este film considero la mejor interpretación femenina que
jamás haya visto, sufre y se desespera por intentar seguir el ritmo de progreso de la economía de su país.

Se dice que las mujeres levantaron Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, Fassbinder muestra a familias totalmente desechas al haber perdido al hombre en el frente, y la mujer debe hacerse cargo de la casa, salir de ella y empezar a ganarse la vida, no sólo para si misma, si no para toda sus familia.

El cine de Fassbinder siempre suele utilizar, al contrario que el de otros grandes directores del Nuevo Cine Alemán como Werner Herzog, un personaje de grandes virtudes, en el específico caso de el primero, una mujer. La evolución de la psique de Maria, puede ser al mismo tiempo la de un país que comenzaba a levantar cabeza, tratando de ahogar la vergüenza sufrida por los descalabros del partido nacionalsocialista. La inocente esposa debe despertar desde el mismo comienzo de la cinta, para convertirse en una mujer que hará lo que sea por su porvenir. El destino, como ya he dicho, es un elemento clave en la película, pero sólo en como Maria no cede antes sus caprichos.

Tras recibir de su cuñado la noticia de la muerte de su esposo, Maria decide comenzar a tomar las riendas de su vida e intentar ganar dinero para sobrevivir. Su trabajo consiste en ser no menos que una prostituta en un bar exclusivo para los soldados americanos del ejército de ocupación.

Habría que proceder a explicar detalladamente todos los pormenores de la personalidad de Maria, así como su evolución psicológica durante toda la película, que la lleva de simple chica inocente a toda una mujer madura y astuta del mundo de los negocios.

Maria es una mujer pasional, muy emocional, pero también es hábil y astuta. Con el paso del tiempo se convierte en una mujer realista, y conocedora de sus habilidades, no duda en emplearlas para conseguir lo que quiere. Para ella es vital conseguir una buena posición socioeconómica, para ello no duda en interesarse por un hombre, Oswald, un empresario a quien consigue acercarse tras colarse de mala manera en la vagón de primera clase del tren.

Esa es una escena magnífica, pues no sólo muestra la determinación de la protagonista sino que mediante una conversación con el revisor, se consigue, de un modo magistral dar cuenta de la situación que todavía predomina en el país, puesto que ahora nadie tiene dinero para ir en primera clase, un vagón que años atrás se habría llenado sin ningún problema.

Poco a poco consigue abrirse un hueco en la empresa de Oswald, trepando hábilmente desde el simple puesto de ayudante/amante-ocasional del dueño hasta terminar tomando parte en las negociaciones y decisiones clave de la empresa (bajo las críticas tempranas del contable).

En estos momentos Maria mantiene una doble relación, puesto que su marido aún se halla en la cárcel, a quien va a visitar periódicamente. Maria, en el fondo, quiere alcanzar cierta posición económica para compensar a su marido recluso, que es, como se muestra a lo largo de la película, lo que más importa a su protagonista (no en vano el título de la cinta es El matrimonio de Maria Braun. Ella misma, cuando está con su amante, no duda en mantener la distancia alegando que está casada con su marido.

La lucha interna que se lleva a cabo en Maria, así como en toda su nación, la lleva a enfrentar sus sentimientos con su ansía de poder. Maria no es humilde y modesta, quiere más, pero al ser privada del amor de su marido que huye tras su salida de la cárcel la lleva a una cierta maldad, causada tal vez por la amargura de haberlo conseguido todo excepto a su marido. Esto demuestra el carácter pasional y en cierto modo primitivo de la protagonista, sólo le importa ser feliz con su esposo, no los bienes materiales que tan caro le costó conseguir.

Lo que Fassbinder hace magistralmente en esta película es ligar el destino de un país en alza con el de una mujer en alza, una vida anónima hasta que, desde la perspectiva, en parte lejana pero fuertemente emocional cobra vida a través de su vida y sobretodo su personalidad a nivel emocional.

Poco más puedo decir en papel sobre la psique de Maria, un cóctel de habilidad, ganas y sentimientos que Fassbinder capta mágicamente desde una lejanía característica. Un estilo sobrio en apariencia, muy realista, con una fotografía cuidada, al estilo de los grandes directores anteriores a él. Fassbinder no buscó en esta película ningún tipo de floritura visual, sin embargo la calidad del impacto visual, y sobretodo interpretativo, la dotan de una intensidad dramática fuera de serie. Sin duda una auténtica obra de arte.
Holden Caulfield
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15 de febrero de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“En el amor y en la guerra todo vale”, manida frase que parece justificar los acontecimientos de esta magnífica película. Supondrá tiempos violentos y esporádicos, como queriendo decir que la guerra y el amor no pueden prolongarse por demasiado tiempo.

Las ruinas de la guerra son testigo de una Alemania sin hombres, lugar ocupado por soldados norteamericanos, que acuden a clubes nocturnos exclusivos.

Las mujeres son las encargadas de sacar al país adelante, aun cuando deban hacerlo a costa de explotar sus atributos sexuales.

El sacrificio de la mujer es presentado como una alegoría del “milagro alemán” que levantó al país con posterioridad a la guerra.

La mujer paga por los servicios prestados por sus maridos al ejército alemán, pero también los platos rotos de una derrota ominosa.

Entre líneas, hay culpa por los excesos cometidos por los alemanes y, a su vez, una representación del orgullo nacional derrotado durante la Segunda Guerra Mundial.

Ya no existe dignidad en el pueblo alemán y las mujeres deben asumirlo. “Es una mala época para los sentimientos”, expresa María Braun, y esa frase es su única vía de escape. Debe surgir económicamente para el bienestar económico de su familia, con el pretexto de que lo hace para recibir a su marido cuando vuelva de la batalla. En lenguaje de prostituta, ella no da besos en la boca, no se permite amar a otro hombre que no sea su marido, aun cuando el orden moral ya no le interese demasiado. Los tiempos de guerra dejan fuera al amor y la protagonista se va convirtiendo en una cínica mujer que utiliza su belleza para cumplir sus objetivos, pero que separa el trabajo del placer. En realidad, brinda placer a cuentagotas, en la medida que va obteniendo favores laborales. Al comienzo, una víctima superando la adversidad, pero luego, una mujer ambiciosa de poder y dinero, aunque ninguno de los dos signifiquen nada para ella. Les da una connotación romántica, pero ella misma no cree en ese discurso idílico.

La guerra terminó hace años, pero arrasó con cualquier posibilidad de amor. La protagonista, y el país, evidencian un calculado progreso económico a costa de las apariencias. María Braun se compra una lujosa casa para aguardar el regreso del marido, que solo representa un antiguo mito de amor, contado una y mil veces por una mitómana irremediable. En la radio se escuchan los goles con que Alemania venció a Hungría en el mundial de fútbol de 1954, hazaña deportiva que los situaba nuevamente en la cúspide, como un espejismo que pretendía ocultar la verdad de un pueblo devastado.
Anibal Ricci
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24 de marzo de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ad gloriam de fraülein Schigulla"

No me cabe la menor duda de que Fassbinder es un magnífico director de actores, su sello es inconfundible y lo demuestra palpablemente en este film con Hanna Schigulla, a la que ya dirigió anterior y posteriormente en numerosas ocasiones. No en vano tuvo la oportunidad de formarse como actriz bajo su dirección, recorriendo durante varios años las más célebres salas teatrales de vanguardia. Fue un acierto ofrecerle el papel de protagonista pues, a mi juicio, posee las suficientes dosis de narcisismo, agresividad, fotogenia y vena dramática para recrear con acierto el difícil personaje de María Braun. Puntal básico de una historia, bien secundada por un sobrio y convincente Ivan Desny en el papel de empresario, que nos sumerge en la Alemania de posguerra, mostrándonos los amargos años de una sociedad hundida en la miseria económica y el desamparo moral.

Es obvio que su filmografía plasma la visión pesimista de un artista marginado y vulnerable, pero dotado del suficiente talento para saber ofrecernos a unos hombres y mujeres marcados por un "fatum" irrenunciable, capaz de hundirles en el fracaso existencial cuando su potencial humano flaquea, o de redimirles, si el poder de su ego les hace luchar incólumes al desaliento. María Braun pertenece sin paliativos al segundo grupo.

Técnicamente no es una película innovadora. Aún contando con la magnífica fotografía de Michael Balhaus -quien en años posteriores sería reclamado por importantes directores de Hollyvood-, el juego de cámara no nos aporta nada nuevo: planos cortos en su mayoría, algunos contrapicados y traveling sin mayor relieve, marcados casí siempre por la interioridad de secuencias con escasas salidas al exterior que ofrecen, de contínuo, el fúnebre contexto que envuelve al argumento, dando en todo instante prioridad a la acritud y dureza de los diálogos.

Fassbinder consigue mantener un adecuado ritmo dramático, sin fáciles concesiones al espectador, durante la mayor parte del film, aunque comete el error de plantear equivocadamente algunas escenas, en especial la de María con el el militar americano y la aparición del marido. Secuencia desacertada y poco creible en su conjunto, lo que no desmerece otras posteriores, donde nos exhibe su eficacia cinéfila. En especial la sorprendente escena final con el telón de fondo de la retransmisión de un campeonato mundial de futbol.

En conjunto, un magnífico trabajo del director que recrea, a través de la protagonista, un nuevo mito del "ave fénix", en juego paralelo a la historia alemana desde la posguerra hasta el final de los setenta, para mostrarnos -aún a costa de ciertos principios éticos-, la fuerza de voluntad, la inteligencia y la capacidad de supervivencia de un pueblo que ha sabido resurgir de sus cenizas y colocarse a la cabeza de las naciones de Europa.
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Lucman
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