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El camino de Cutter

Cine negro. Thriller. Drama Durante una noche lluviosa, el coche de Richard Bone se avería en un callejón. En su entorno siente la presencia de un coche lejano y a un vagabundo escarbando en unos cubos de basura. Nada de esto le resulta extraño, así que decide seguir su travesía para ir al encuentro de su amigo Alex Cutter. A la mañana siguiente, una joven aparece brutalmente asesinada en el mismo callejón en el que Bone dejó su coche. Y así, de repente, se ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
14 de febrero de 2017
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El camino de Cutter es una película extraña. Está rodada en 1981, cierto, pero su factura visual, los temas que trata y el enfoque que su director, Ivan Passer, le da a los personajes remite, más bien, a cierto cine norteamericano de los años setenta. Un cine que miraba con acritud hacia el lado menos amable de la sociedad norteamericana. Un cine que retrataba con nervio y energía un entorno social cuarteado por la resaca de la guerra de Vietnam y por las grietas que iba abriendo el final de la época de bonanza económica conocida como los "gloriosos 30" (1945-1975). Un cine que ensayaba narrativas contaminadas por la influencia de la nueva ola francesa de los sesenta y que introducía en las películas destinadas a las salas comerciales recursos propios de otro cine más experimental. Sabemos que tras esta época llegarían los años ochenta y, con ellos, como decía André Bazin, la ruptura del compromiso con la realidad de la cinematografía hollywoodiense (sólo hay que recitar de memoria los “clásicos” de la epoca). En este sentido, esta película, por ética y por estética, es claramente setentera, por mucho que su año de producción apunte a enmarcarla en el contexto de las producciones ochenteras.

Los protagonistas, para empezar, son un grupo de perdedores unidos por vínculos enfermizos. Cutter es un veterano de Vietnam mutilado física y mentalmente. Inestable, bocazas, amargado y siempre a punto de explotar violentamente. Su pareja, Mo, es una mujer que sigue con él por un sentido de la responsabilidad relacionado con el destino terrible de Cutter, atrapada entre el alcoholismo y su atracción secreta por el mejor amigo de ambos, Richard Bone -un gigoló que se gana la vida alquilando barcos y prestando servicios sexuales-, personaje interpretado por un Jeff Bridges en pleno esplendor físico, que destila a partes iguales un narcisismo y una lasitud complicadas de digerir. La trama se ajusta a un tropo clásico dentro del cine negro: alguien muy poderoso ha cometido, supuestamente, un crimen terrible que posiblemente quede impune a no ser que el grupo de outsiders que se ha cruzado casualmente con él haga "justicia". La película se estructura alrededor de los esfuerzos de éstos para llevar a cabo su misión prestando especial atención a las relaciones entre ellos. También hay una mirada al ambiente de la California fronteriza con México de los años setenta, ya medio despierta -y resacosa- del sueño hippy de la década anterior, lista para encontrarse con un mundo de pesadilla en el que el poder económico ha arruinado cualquier atisbo de cambio social y ha convertido la existencia en una lucha descarnada por el éxito.

Visualmente toda la película rezuma una atmósfera fantasmagórica ya desde los primeros planos con los que abre, con un extraño desfile mexicano-español, en el que elementos de ambas culturas aparecen mezclados de forma bizarra, transmitiendo una sensación de desencajamiento y de extrañeza que perdurará a lo largo de todo el metraje. La paleta cromática tan característica que se despliega en la pantalla, la puesta en escena, meticulosamente planeada, dotando a cada lugar en el que transcurren los hechos de una personalidad propia y un diseño de producción discreto pero funcional hacen cristalizar los rasgos característicos de ese magma visualmente heterogéneo agrupado bajo la frase “los años setenta”, dando verosimilitud atmosférica a la trama que ofrece el filme. Destacar, en el plano de la escritura, unos grandísimos diálogos extraídos casi literalmente del libro en el que está basada la película (“Cutter & Bone”), y el cuidado por presentar de forma creíble a unos personajes que habitan el límite de la marginalidad por motivos bien diferentes. Es la tensión generada por ese triángulo que componen Cutter, Mo y Bone el motor de la película aunque la excusa argumental sea la trama semipolicíaca que empuja los movimientos de éstos.

“El camino de Cutter” termina por ser un drama enmarcado en el género negro con subtexto social, habitado por personajes de personalidades marcadamente opuestas que orbitan unos alrededor de los otros, a medio camino entre la atracción y el rechazo mutuo, vinculados circunstancialmente por un objetivo más o menos común que les sirve de puerta para salir de su situación semi-marginal y afrontar un futuro mejor. También podemos considerarla una indagación psicológica sobre lo que queda de un veterano de Vietnam mutilado -y de su entorno- en su paso a la vida como civil así como una mirada desencantada a una sociedad basada en el culto al éxito económico y a la casi omnipotencia de los que ostentan el poder protegidos por un respeto social inmerecido.
Doctor Zaius
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29 de diciembre de 2011
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que joyita. Sí, es una película extraña. Y sí, es hija de su tiempo. Pero tiene una enorme realismo emocional. Cada personaje del terceto protagonista respira su propio aire. Qué difícil es hacer una cinta así. Chapeau, Sr. Passer.
elchicodelvideoclub
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29 de marzo de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy curiosa y hasta original película de intriga criminal que, no obstante, pudiera no convencer en líneas generales.
La razón es que resulta irregular, alternado los estupendos momentos, llenos de intriga, con otros más acordes con el melodrama, que no acaban de casar todo lo bien que se hubiera deseado.
Esto, no obstante, no empaña el resultado final, pues merece la pena saber cómo finalizará, dado el misterio que destila el algo intrincado argumento.
El final, dentro de la línea general, pero cerrando con sobriedad la historia.
Una película algo sorprendente que no obstante quizás caiga con facilidad en el olvido si lo que se busca al verla es simplemente pasar un rato entretenido. Lo cierto es que es más profunda de lo que parece, tocando temas peliagudos con muchas aristas.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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24 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña y poco conocida película protagonizada por Jeff Bridges que aúna dos géneros tan dispares como el drama existencial y el cine negro.

Cuenta la historia de un par de amigos que investigan el asesinato de una joven con la ayuda de la hermana de la fallecida, cometido por un poderoso hombre de negocios local. Dos tipos inadaptados y fracasados, uno de ellos un lisiado veterano de Vietnam y el otro un chapero que en sus ratos libres pilota el velero de un amigo para llevar turistas. Ambos se muestran incapaces de adaptarse al devenir de los nuevos tiempos y se refugian en el alcohol. Cuando uno de ellos se ve involucrado en un homicidio y le cuenta lo sucedido a su colega, se pondrán manos a la obra para desenmascarar al asesino.

Lo más interesante del film más allá de la intriga criminal son los personajes. En especial el encarnado por John Heard, Su interpretación de un veterano de guerra alcoholizado pero no acabado está muy conseguida. Decepcionado por los derroteros de los nuevos tiempos marcados por la codicia y la fama, sobrevive junto a su mujer, quien permanece a su lado por su sentido de la responsabilidad. Cuando tiene la oportunidad de ayudar a un amigo y hacer justica en un caso de asesinato no dudará en echar una mano.

Cuando se estrenó coincidiendo con el cambio de década y de mentalidad con Reagan en la Casa Blanca, este tipo de cine comprometido y crítico con la política intervencionista estadounidense ya no estaba de moda por eso fue un fracaso comercial aunque la crítica la elogió como uno de los títulos más interesantes del momento. Actualmente se la considera una estimable obra de culto.

Reconozco que tiene su calidad e interés en lo que respecta al guion y al trabajo de sus protagonistas pero me he aburrido bastante viéndola. Esperaba algo más.
Harold Angel
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19 de febrero de 2013
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente. Las películas de la década de los setenta y hasta bien entrada la de los ochenta, tengo comprobado que, por lo menos a mí, me parecen, en general, bastante mejorables. Dicho esto, esta cinta es rara. Se mezclan ideas y asunciones a la ligera más, sin embargo, tiene un gran atractivo. Hay una idea de trasfondo en cuanto a la justicia, el valor, la cobardía y esos tópicos que se hacen de manera algo pueril pero lo cierto es que tiene un grado de interés razonable. Nada nuevo en las actuaciones de Bridges y, en cuanto a Heard le toca un papel que no convence. Pasa de un estado a otro en un instante de manera nada verosímil.
Lo peor de la cinta es el destrozo que hacen de una pieza universal de Paco de Lucía unos guitarristas que, a la sazón, trataban de dar cierta música de fondo en cierta escena.
Pasable
manolo
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