El camino de la esperanza

Interesante drama sobre la emigración que visto hoy en día sorprende por lo actual que resulta, tanto por las dificultades y penalidades mostradas como por las esperanzas apuntadas. Y es que si sustituyéramos a estos emigrantes sicilianos por otros de piel más oscura la historia habría variado bien poco; también habría tratado de la miseria reinante en su lugar de origen, de los sinvergüenzas que se dedican a estafar a las pobres gentes desesperadas, y habría abundado en los innumerables peligros de un camino siempre incierto.

Lo peculiar de este filme es que lejos de situar el drama de estos emigrantes -mineros sin trabajo- en su lugar de destino, Francia, opta por centrarse en el arduo viaje que emprenden, a través de toda Italia, en pos de sus sueños de prosperidad. De este modo, la película emparenta en cierta medida con la historia de "Las uvas de la ira" (soberbia tanto en la novela de Steinbeck como en el filme de Ford), mostrando la soledad de los emigrantes, su temor a lo que desconocen, y también el desprecio o la incomprensión que les rodean. Germi sugiere lo primero otorgando gran peso a los primeros planos de unos rostros que hablan por sí solos, y creo que todo el mundo entenderá a qué me refiero si digo que los actores logran recrear fielmente la característica "mirada del emigrante", mezcla a partes iguales de desconcierto y temor. En cuanto a lo segundo, el realizador, especialmente en las secuencias de masas rodadas en las estaciones, procura que aquéllas circulen en sentido contrario a los emigrantes, con los que chocan, bien aislándolos e ignorándolos, bien mirándolos con desprecio. También se aborda, con gran lucidez, el conflicto que surge entre la clase trabajadora de un lugar y los emigrantes recién llegados, que son percibidos como enemigos o usurpadores del trabajo, sirviendo así a los intereses de los patronos.

La película, que en general cuenta con aceptables interpretaciones y un guión escueto pero correcto, añade dramatismo al argumento mediante subtramas paralelas, como la que relaciona a Bárbara con Vanni, recurso que me parece innecesario, al igual que el enfrentamiento de este último con Saro. Pese a ello, el filme sigue un desarrollo lógico, mostrando tanto las esperanzas frustradas de los que quedan por el camino o regresan como las renovadas por aquellos que siguen en ruta. La tesis de la película, explicitada por la voz en off del final, es que las fronteras que separan a los seres humanos deben ser olvidadas, y no sólo las fronteras reales, entre países, sino también las muchas que levantamos en torno nuestro, con mal disimulado egoísmo.

Película testimonio de la emigración siciliana a la rica Francia, tierra de promisión durante los terribles años de posguerra y depresión económica para otros países de Europa.
Mediante la combinación en el reparto de algunos actores profesionales con figurantes anónimos, el director confiere a la producción una notable fuerza emotiva.

Se le puede censurar un exceso de escenas estáticas, de poses forzadas, de falta de naturalidad y también, en ocasiones, de hiperactuación pero, a pesar de ello, el conjunto de la obra resulta aceptable y la historia creíble.

El ritmo es el adecuado y la narración transcurre fluida.
Buena fotografía y adecuada banda sonora.

Buena película de claro corte social, un drama en toda regla, donde queda de manifiesto la pobreza y problema sociales que acuciaban a miles de italianos, que no tenían trabajo ni un futuro claro, sobre todo si provenían de zonas como Sicilia.
La dura lucha por no solo sobrevivir sino por encontrar un mañana mejor para sí mismos y para sus familias, pasando mil y una penalidades contra la naturaleza, las miserias humanas, envidias, celos, incomprensión a los que son de otras zonas...
Todo ello narrado de forma eficaz por un Pietro Germi, que sin duda es de los realizadores italianos que más me han gustado siempre, gracias a impregnar de verdad y credibilidad a sus distintos trabajos, como es el caso.
Buenas interpretaciones, bonita música de Carlo Rustichelli y un guión escrito a cuatro manos, que adaptan con fuerza, vigor y dramatismo la original historia de Germi, Tullio Pinelli y nada menos que Federico Fellini, según la novela de Nino Di Maria.
Se sigue con sumo interés.

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Una historia que tuvo sus problemas cuando se estrenó por retratar a una Italia tan empobrecida y que se ve a Francia, como fue EEUU en la época de la migración. Supongo que esto no le gustó mucho al gobierno de entonces, pero realmente, supongo que fue así.

Les costó encontrar actores, y se nota que algunos de ellos no lo son mucho o quizás, les faltaba algo más de entrega en su propio personaje, como también algo en la dirección, ya que en algunos momentos se nota un poco todo compuesto.

Una película dura,... o realista.

No obstante que se graduó como contador y fue asesor jurídico y profesor de lenguaje, el teatro fue la gran pasión del escritor italiano, Nino Di Maria, aunque ya había publicado cuentos y versos en cierta cantidad. El impulso de su padre, quien rechazó que fuera pintor y de, Leonardo Sciascia, el celebrado escritor que, en los años 40’, frecuentaba a Sommatino (la tierra natal de Di Maria) porque su esposa enseñaba allí, estimularon en el joven literato la dedicación a la dramaturgia… y desde entonces, surgieron obras como, “Ombre”, “La Mafia ha Ammazzato Napoleone”, “I Pascoli di Braemi”… y mientras brotaban éstos y otros títulos, de tanto en tanto el depresivo y melancólico, Di Maria, se sentía inspirado para escribir alguna novela surgida de un hecho de la vida real que lo impactaba. Fue así, como al enterarse de la noticia de unos mineros que, en busca de una mejor vida en Francia, tuvieron un grave percance con la nieve de la frontera, surgió, “Cuori negli Abissi” (Corazones en el abismo, 1949)… y fue como una suerte de revelación, porque se apagó, desde entonces, la simpatía que llegó a tener por el fascismo; se hizo amigo del director, Pietro Germi (con un clarísimo ideario de izquierda), a quien le llevó la novela tras conocer su obra maestra, “In Nome della Legge”, y junto a Federico Fellini, hicieron un primer tratamiento que luego retocarían, Germi y Tullio Pinelli. El resultado final, se convertiría en otra inolvidable película que el director tituló, <<EL CAMINO DE LA ESPERANZA>>.

“En la profundidad de la mina, asfixiados por el humo que mataba sin piedad, los corazones de aquellos hombres se entendían sin hablar, mientras se buscaban en la oscuridad desafiando a la muerte”. Así se lee en una de las páginas de la novela, y será este hecho, más los míseros salarios, lo que empuje a Saro Cammarota (con sus hijos) y a otros mineros (algunos con sus esposas), a emprender un viaje hasta Francia, animados por un hombre sin escrúpulos que los llevará hasta cierta parte en coche y en tren… con el propósito de dejarlos, luego, tirados a su suerte.

Pero, brillará la amistad sincera… la solidaridad brotará sin reserva alguna de sus fervientes corazones… y el amor y la buena voluntad sostendrá a unos espíritus dispuestos a sobrepasar todas las barreras en busca de una felicidad que, ¡vaya a saber cuántos conseguirán alcanzarla!

Enmarcando su historia, una vez más, en la célebre escuela neorrealista, la película cuenta con muy selectos escenarios naturales encontrados cerca de Favara, donde está la mina Ciavolotta; muchos extras fueron elegidos entre las familias de mineros, pero de nuevo, el director ambienta la trama en Capodarso, Sicilia.

Raf Vallone, actor que ya se había hecho conocer en, “Riso Amaro” (Giuseppe De Santis, 1949) y dos o tres títulos más, fue el agraciado a quien se asignó el rol de ese minero de gran corazón que se pondrá al frente del grupo de emigrantes ilegales. La preciosa, Elena Varzi, es la muchacha aguerrida y leal que, luego, tendrá que debatirse entre dos amores; y Saro Urzi’ -actor muy apreciado por Germi- tiene el rol de Ciccio, el hombre con la infame disposición de engañar a gente con grandes necesidades.

Cierro diciendo que, hay cinco clases de delitos que considero execrables: 1. El Terrorismo. No tiene perdón del cielo que alguien dispare indiscriminadamente o ponga una bomba con la que puede matar a niños, mujeres y ancianos. 2. La Violación. Sobre todo si las víctimas son niños o niñas. 3. La Trata de Blancas. Es atroz esclavizar y prostituir forzosamente a una mujer. 4. La Difamación. En especial si se orienta hacia personas inocentes de gran prestancia social o cultural. 5. La Estafa. Cuando es utilizada para aprovecharse de la necesidad de personas de bajos recursos o en situación de crisis.