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Operación Escobar

Thriller Basada en una historia real ocurrida en los años 80, narra cómo un policía estadounidense se infiltra en una banda de narcos colombianos. Para lograr ese objetivo, Robert Mazur (Bryan Cranston) se infiltrará junto a Kathy Ertz (Diane Kruger), quien fingirá ser su futura esposa y Emir Abreu (John Leguizamo), un policía con métodos poco tradicionales para codearse con la cúpula de la organización criminal y ser parte de la mayor operación ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2016
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya hiciera con sus dos últimos trabajos, otros dos biopic sobre el guionista de Hollywood, Trumbo y el presidente Johnson, Cranston no sólo es lo más destacada de la película, sino quien levanta y sostiene un guión sin garra y de excesiva duración. Además el look ochentero que luce el actor, le sienta bien y le rejuvenece.
Aunque esta vez no está tan solo. John Leguizamo, como su compañero policía, y Diane Kruger, como una novata que se infiltra junto al personaje de Bryan Cranston, como su su prometida, también rayan a gran nivel.

La película tiene una estética homenaje a los grandes thrillers de la época, como "Donnie Brasco" o "Scarface" y son, junto al reparto, lo mejor y más llamativo de la película.
Lo peor es un guión sin fuerza,escrito por la propia madre del director, basado en tópicos y que no arriesga ni propone nada nuevo ni diferente de la gran cantidad de películas ambientadas en el mundo de los policías infiltrados. Otro fallo ,es que apenas se trata la relación de Robert Mazur con su mujer e hijas. Salvo un par de pinceladas, no se ahonda nada en esa parte dramática de la vida del policía.

Bryan cranston, nuevamente, pone voz y cara a un personaje real, en esta ocasión al policía Robert Mazur, que, bajo el alias de Robert Musella, se infiltro entre los grupos de narcotraficantes que operaban en Miami, dentro del Cartel de Medellín que dirigiera Pablo Escobar, haciéndose pasar por un ejecutivo de banco dispuesto a lavar el dinero de la droga.
Rufus T Firefly
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13 de octubre de 2016
31 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resultan detestables las películas donde los ambientes rufianescos se convierten en el decorado perfecto para hacer circular sangre, droga, excesos etílicos, banalización del sexo y de la violencia, disparos, etcétera, por personajes sin alma. Esta película es todo lo contrario y todo cuanto hay de sangre y crueldad está sometido a las reacciones anímicas. Lo humano somete al protagonista a una constante duda sobre cada una de sus acciones. No como en esas películas donde el poli bueno resulta una burda máquina sin aparentes fisuras éticas y que sin embargo se pasa el tiempo desviscerando a los malos a balazos. No recuerdo que en toda la película el protagonista toque una pistola siquiera.
Resultan detestables las películas maniqueas, con una panda de traficantes degenerados y los policías que, degenerados o no, representan, desde la lógica interna de la narración, el bienabsoluto, hagan lo que hagan, cuando en realidad son criminales abyectos despoblados de sistema anímico. Al contrario, supongo que por derivación de la novela de Robert Mazur, la atmósfera moral queda difuminada por la autenticidad de la complejidad humana.
Resultan detestables las películas basadas en hechos reales que pierden su condición de obra de arte ficcional, se olvidan del ritmo, dan por hecho que sus personajes resultarán verosímiles y acaban resultando de cartón piedra, con una trama que vive a trompicones de un referente externo con el que se piensa solventar el esfuerzo de un guión tenso, un encadenamiento bien trabado de sucesos. Muy al contrario, esta película sobrevive al margen de su referente histórico. De nuevo, con toda probabilidad, gracias a la novela en la que se basa, rezuma autenticidad. Se reflejan relaciones humanas complejas. Sin sobreactuación y sin representación de meros arquetipos.
Todos los actores desempeñan bien su papel; no hay afectación, no hay histrionismo.
Tampoco hay caídas de tensión, mesetas de aburrimiento o cabos sueltos. Es una pieza coherente. No se abusa de la música para engañar al espectador: el truco de magia que supone dar brillo con una buena banda sonora sin que la acción por sí misma, si se ensordeciera, pudiera tener el más mínimo interés; sin embargo, también tiene una buena banda sonora.
En definitiva, una gran película con una valoración de crítica y público, a mi parecer, poco sagaz y muy rácana.
Recomiendo verla abiertos a la conmoción.
Hernán Valladares Álvarez
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22 de diciembre de 2016
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Pablo Escobar, llamado “el rey de la cocaína”, y todo lo relacionado con su imperio de la droga ha proporcionado numeroso material para libros (Matar a Pablo Escobar, de Mark Bowden), televisión (La reciente serie Narcos del canal Netflix) y cine (Escobar: Paraíso Perdido, 2014). En la década de los años 80 el gobierno de los Estados Unidos puso en práctica una serie de estrategias dirigidas a poner freno a todo el flujo de droga que entraba y salía del país. Una de ellas fue introducir agentes infiltrados dentro de la estructura mafiosa del cartel colombiano como nos cuenta Brad Furman en Infiltrado a través del agente de aduanas Robert Mazur interpretado magistralmente por Bryan Cranston, asociado inevitablemente por su papel del antihéroe Walter White en la serie Breaking Bad, como ese inicial padre de familia afable y cordial con cáncer que entra en el lado oscuro, en una espiral de destrucción sin retorno, para convertirse en algo parecido a un psicópata y pasar de honrado químico a cocinero de metanfetamina.

El guión de la película escrito por la madre del director, Ellen Sue Brown, está basado en hechos reales recogidos en el libro escrito por el propio Robert Mazur donde adopta la identidad secreta de Bob Musella, un hombre de negocios con múltiples empresas dispuesto a mover su dinero a través del mundo de la droga. Robert Mazur, a punto de jubilarse, se mete en esta complicada misión asumiendo que será la última para poder disfrutar de su familia, con la finalidad de paralizar una de las organizaciones criminales más notorias en el mundo. Su compañero de viaje y socio en esta operación policial es Emir Abreu, interpretado por el actor colombiano John Leguizamo, agente con una energía irresistible, ama y disfruta con su trabajo, es el contacto con los colombianos y posee un informante dentro. La actriz Diane Kruger interpreta a la policía Kathy Ertz como la pareja y futura esposa de Mazur en la farsa policial, algo inexperta pero con mucha capacidad para la actuación y una gran versatilidad para adaptarse a todo tipo de situaciones complicadas. La química entre ambos es perfecta y la tensión sexual es constante durante toda la misión. Por último, los espectadores españoles reconoceremos rápidamente en el reparto dos caras de nuestro cine patrio, la actriz palentina Elena Anaya ganadora al Premio Goya como Mejor Actriz en la Piel que Habito (2011), en el papel de Gloria Alcaino, la mujer del narcotraficante y brazo derecho de Pablo Escobar, Roberto Alcaino (Benjamín Bratt), y el actor mallorquín Simón Andreu, como el narcotraficante Gonzalo Mora.

Es difícil cuando vemos Infiltrado no acordarnos de Donnie Brasco (Mike Newell, 1997) ya que ambas películas tratan de policías infiltrados dentro de estructuras mafiosas, con familias que deben abandonar y proteger de manera provisional para que no obstaculicen su trabajo, y consiguen ganarse la confianza de la organización criminal e ir escalando poco a poco puestos para poder desarticular toda su estructura. A medida que contemplamos como se desarrolla y fortalece una auténtica relación de amistad entre Roberto Alcaino y Robert Muzar sabemos que éste terminará sintiéndose culpable al tener que traicionar a su nuevo amigo como ya vimos antes a Al Pacino en Donnie Brasco (1997) o a Johnny Depp en Blow (2001). A pesar de que estamos ante una película que no nos ofrece muchas cosas nuevas, que ya hemos visto reiteradas veces y con bastantes escenas predecibles, Brad Furman logra mantener una fuerte intensidad a lo largo de las dos horas que dura la película consiguiendo realizar un thriller tenso y emocionante.

Lo más destacado de la película es observar a dos personalidades tan diferentes y distintas, Mazur y Abreu, como son capaces de encajar y complementarse para formar un equipo perfecto. Esta fórmula de la pareja de policías antagónica obligados a trabajar juntos y que terminan por entenderse es muy típica en el género policiaco y ha dado lugar a importantes duetos como Ryan Gosling y Russell Crowe en la reciente Dos buenos tipos (2016) u otras más clásicas como Denzel Washignton y Ethan Hawke en Training Day (2001) o Michael Douglas y Andy García en Black Rain (1989) entre otras muchas de una gran lista. Pero en Infiltrado hay que destacar por encima de todo la más que sobresaliente actuación de Bryan Cranston como Robert Mazur, un personaje obsesivo pero sin perder nunca la cabeza que sabe exactamente cuando el peligro está acechando en cada esquina, frente la habilidad de Abreu para manejar cualquier situación y adaptarse e integrarse perfectamente a ese estilo de vida del mundo criminal.

Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/
Eduargil
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26 de noviembre de 2016
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el personaje de Bryan Cranston tiene algo de Walter White ("Breaking Bad"), sin duda lo tiene. Esta historia basada en hechos reales tiene buen ritmo, establece una tensión permanente de modo quizás algo forzado pero que a fin de cuentas saca la tarea adelante de forma más que interesante.

"El infiltrado" (2016) deja satisfechos -no eufóricos- a los espectadores por varias razones, por ejemplo al dar a conocer un mediante un guión pulcro, un relato realmente de película, inserto en medio de esta fiebre por conocer ya sea en cine o televisión, el estilo de vida de lujos y salvajismos de los capos de la droga hace solo unas décadas.

Aunque tiene sus planicies, también posee personajes secundarios empáticos -además de Cranston- o que no pueden dejar indiferentes. Una prueba es todo el oficio de John Leguizamo, de lo mejor del film o el bueno de Benjamin Bratt, cuya estampa inocentona se mantiene independiente de su contexto.

La novela del protagonista -cuya visión se deja sentir demasiado sobre todo la historia- es la base para su versión de una odisea que enfatiza las relaciones personales más que el plano policial o de investigación, incluso más que la contraparte que en esta versión de cine queda algo al debe.

"The infiltrator" es buena, muy interesante pero quizás no brillante porque es sumamente pulcra, sin mucho de transgresora o mal portada, que es lo que uno podría esperar de este tipo de temáticas. Por cierto que se hace llevadera principalmente por la figura a cada cuadro de Bryan Cranston, el que insinúa una metamorfosis que esperábamos y aparecía como el gran plus que añorábamos ver, pero que no llega por la rigurosa adaptación del relato del personaje real.

Recomendación:
Buena con lo justo, muy interesante aunque sumamente sobria y pulcra, casi demasiado.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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23 de noviembre de 2016
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), gozó de un alto prestigio durante algunas décadas… pero, a finales de 1980, se supo que “su solidez financiera se sostenía sobre un entramado de negocios ilegales que usaba a la institución para lavar dinero” (1) y que, entre sus principales clientes, tenía al llamado Cartel de Medellín, por entonces, la más poderosa organización de tráfico de cocaína en el mundo entero, comandada por Pablo Escobar Gaviria.

Este hecho, daría lugar a la llamada operación C-Chase, la cual surgió del Servicio de Inteligencia Antinarcóticos de los EEUU, para la cual se preparó al agente especial Robert Mazur, con el propósito de que se infiltrara en el Cartel asumiendo la identidad de un hombre ya fallecido, Robert Musella, y caracterizándose como un multimillonario dispuesto a lavar dinero a través de Southern Air Transport, que, según él, se movía con compañías absolutamente legales. En una operación que duraría dos años, el agente entraría, luego, en contacto con las directivas del BCCI, al igual que con Gerardo Moncada, el encargado de las finanzas del Cartel de Medellín… y simulando, luego, un compromiso matrimonial con la también agente encubierta, Kathy Ertz, entonces presentada como Kathy Erickson, comenzaría un gran golpe cuyos resultados plenos se publicaron, primero en el libro de Mazur, “The Infiltrator” (2016), y ahora podemos verlos en la película, “EL INFILTRADO”, con guion de Ellen Brown Furman y bajo la dirección de su hijo, Brad Furman.

La trama, para bien, se sale de los esquemas del cine convencional asentado en las balaceras, asesinatos y choques de autos, y muy acertadamente, da un amplio espacio a las relaciones interpersonales, donde el héroe es presentado con sus miedos, sus incertidumbres… y hasta con sus salidas en falso donde se verá expuesto a los más altos riesgos. No sólo vamos a ver lo compleja y arriesgada que fue su labor como infiltrado en una organización tan poderosa y temible como la que le tocó en turno, sino que, además de contemplar el lado siniestro de algunos de sus miembros, también podremos apreciar la generosidad y la amistad que otros prodigaban.

Este aspecto, creo que es el más valioso del filme, pues se aleja por completo de los estereotipos, dando lugar a una verdad más verdadera. El héroe no se da ínfulas de ningún tipo, no luce para nada jamesbondiano en su manera de actuar, y luce más como un amoroso y leal padre de familia, metido en el complejo cuento de parar un poderoso negocio que corrompe a la juventud y acaba con muchas vidas, y que, además, se mueve con muchos tentáculos… y con un mafioso como Roberto Alcaíno y su esposa Gloria, uno consigue empatizar, pues, lucen más como un par de buenazos empeñados en consolidar relaciones de amistad, que en hacer daño a nadie.

El reparto, tiene a Bryan Cranston de nuevo muy atinado en el difícil rol de Robert Mazur (aunque sin ningún parecido físico); a Diane Kruger como la muy creativa y profesional prometida (con menos parecido aún, pero igualmente linda); al colombiano John Leguizamo, como el extrovertido y osado agente Emir Abreu, y entre otros, a Benjamin Bratt y Elena Anaya, quienes, como Alcaíno y señora, dejarán ver la otra cara de la moneda.

“El INFILTRADO” es la suerte de filme que interesará mucho más a quienes prefieran las emociones a los estruendos.

(1) El Mercurio 23-08-2011
Luis Guillermo Cardona
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