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Un novato en la mafia

Comedia Clark Kellogg (Matthew Broderick) es asaltado momentos después de llegar a Nueva York, así que cuando ve a su atracador varios días después, lo confronta. El hombre promete devolverle lo robado y conseguirle un trabajo con su tío, Carmine Sabatini (Marlon Brando), quien resulta ser un jefe de la mafia. Mientras Clark continúa con su turbio trabajo para Carmine, descubre un inframundo elaborado que ha llamado la atención de las autoridades. [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
12 de febrero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simple y desenfadada comedia, cuyo mayor reclamo reside en la presencia de Marlon Brando haciendo una pequeña parodia del papel que le permitió conseguir su segundo Oscar a mejor actor. por El padrino.

El hilo argumental de la película es lo de menos, los momentos que más se disfrutan son las reducidas apariciones de Marlon Brando, que con su sola presencia ensombrece a todo el reparto.

Cada gesto, mirada y línea de dialogo que protagoniza Marlon Brando, recuerda indudablemente a Don Vito Corleone, convirtiéndose en los momentos verdaderamente divertidos, restando importancia a toda la trama central.

Los responsables de la película, demuestran ser verdaderos seguidores de la saga de El padrino, puesto que rellenan El novato, con innumerables referencias a secuencias memorables de El padrino, parodiándolas e incluso integrándolas a lo largo de la película.

El argumento de la película, como tal, no llega a despertar el interés en ningún momento, ni logra a ser verdaderamente divertido, exceptuando los momentos que regala Marlon Brando.

Por la película se pasean sin pena ni gloria pequeños interpretes jóvenes como Mathew Broderick y Penélope Ann Miller, habituales de las comedias ligeras de los noventa.

Para ser una comedia trivial y ligera, sorprende la participación de dos grandes interpretes ganadores del Oscar, como son Marlon Brando y Maximilian Schell, quedando éste último relegado a un papel extremadamente secundario, eclipsado por la genuina presencia del Don.

Los diálogos carecen de chispa, las secuencias pasan sin pena ni gloria, sin llegar a resultar divertidas, ni entretenidas. El tiempo y el desarrollo de la trama central, avanzan sin interés, mientras el espectador espera las apariciones estelares de Marlon Brando.

Como curiosidad y guiño auto paródico, tiene cierto encanto, pero el global de la película, no funciona como tal. Lo mejor sin duda, Marlon Brando.
Jon
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29 de noviembre de 2006
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matthew Broderick llega a Nueva York para estudiar imagen y sonido y, sin apenas enterarse, se ve sumido de lleno en la "cosa nostra". Este es el argumento de esta disparatada comedia de Andrew Bergman en la cual realiza una parodia del mundo de la mafia, para lo que también incluye a Brando en el reparto como una réplica cómica de Vitto Corleone, el personaje que años atrás revitalizara su devaluada carrera.
o0_oscar_0o
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14 de julio de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene el encanto de ver a Broderick en uno de sus primeros papeles y a un Marlon Brando siempre en su justa medida, parodiándose a sí mismo. Entretenida sin más.
pimendez
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27 de marzo de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de «The Freshman» (1990) por primera vez y me pareció excelsa como comedia.

La mayoría dice que el peso de toda la historia recae en Brando, y ciertamente no habría podido hacerse sin él, pero creo que, aparte del giro final donde se explicita que todo estaba previsto y planificado en cierta forma para hacer algo que se podría haber resuelto de forma más sencilla, tanto el trabajo de los demás actores como el guión fueron bastante decentes.

Para mí se trató de un filme al que califiqué 7/10, y generalmente no soy muy generoso ante estos mínimos detalles. Quizá me haya convencido simplemente por las continuas referencias a la trilogía de Coppola y por la re-interpretación de Brando, pero cualquiera sea el motivo, no me arrepiento de haberla visto. Y, además, creo que la vería de nuevo (así se considerara un placer culposo el hacerlo).
Sebastian Arena
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11 de junio de 2017
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118/07(10/06/17) Grácil y despreocupada comedia hecha a mayor gloria de un inmenso (en todos los sentidos) Marlon Brando, este es el mayor atractivo de esta sátira del cine mafioso y por ende del mejor de todos los tiempos la saga “El padrino”, la autoparodia del mítico Vito Corleone que hace el titánico actor, encarnándolo con temple, dignidad y porte regio que lo hacen aún más divertido en el contexto del relato, arrollador en cada presencia, hace cada segundo que él no está en pantalla la cinta se quede huérfana, y es que como bien he leído nadie hace mejor de Brando que el propio actor. Dirección y guión a cargo de Andrew Bergman, consigue insuflar algo de vida en ausencia de Brando con unos personajes que rebosan encanto como un protagonista Matthew Broderick encarnando su rol clásico de la época de niño bueno, una deliciosa Penelope Ann Miller con notable química con el protagonista, Paul Benedict como profesor arrogante fenomenal, muy jocoso Bruno Kirby, y otra enorme presencia en la figura del germano Maximilian Schell. En conjunto un film ligero, sin más aspiraciones que homenajear a Brando y a la mítica saga de gánsteres

El protagonista es el joven Clark Kellogg (Matthew Broderick), este deja el hogar en Vermont donde vive con su madre Pamela Payton-Wright) y su padrastro Dwight (Kenneth Welsh), para estudiar en la Universidad de Nueva York cine. Nada más llegar es timado por un taxista pirata, Victor Ray (Bruno Kirby), que le deja sin equipaje y sin dinero. Las cosas se complican más cuando su profesor de cine Fleeber (Paul Benedict) le comunica que es obligatorio comprar unos específicos (y costosos) libros (casualmente escritos por él) para realizar el curso. Su suerte cambia al tropezarse por casualidad con “su” timador, que en lugar del dinero le ofrece una reunión de trabajo que acepta. Esta se da en una cafetería italiana, allí se reunirá con el "importador" Carmine Sabatini (Marlon Brando), un tipo con un enorme parecido con “El padrino” Vito Corleone, que le proporciona un trabajo bien remunerado y en apariencia muy fácil. Tendrán importancia en el argumento personajes como la hija de Carmine, Tina (Penelope Ann Miller); un excéntrico cocinero, Larry London (Maximilian Schell); el compañero de habitación de Clark, Bushak (Frank Waley); o dos agentes de la policía, Greenwald (Jon Poilito), y Lloyd Simpson (Richard Gant).

El hilo de la historia carece de paso alguno, es un liviano y trivial McGuffin para unir los épicos momentos en que aparece el Coloso Brando, el resto del metraje en que está ausente deja algunos divertidos momentos como las apariciones del profesor Fleeber, o los ententes de Tina con Clark, avasalladora en su energía, esa escapada del dragón por un centro comercial, lo que ocurre es que a partir de la primera aparición del mítico actor todo lo que no es él lo opaca, siendo un desarrollo fluido, regado de situaciones que provocan algunas sonrisas, en un relato que no sostiene el mínimo análisis en sus lagunas orgánicas. Lo que prima es la parodia reverencial a “El padrino” y “El padrino II”, aún no estaba hecho el tercero, nítido cuando vemos dos clips de escenas gloriosas de la segunda parte, o cuando todos ven en Carmine a Don Vito, asimismo es un tributo a todos los que estudian cine, y de cómo, entiendo (de modo trivial) yo, se comenta que la mejor academia es la calle, la vida real.

Marlon Brando cubre con su poderosa aura todos los fotogramas, ayudado por el modo en que es presentado bajo una iluminación similar (la fotografía de Gordon Willis en la saga) en la cafetería, bajo una penumbra siniestra, maravilloso en cada gesto, movimiento, sonrisa, mueca, mirada, cada diálogo en murmullos lapidarios, su porte majestuoso, el inquietante modo en que aplasta nueces, y todo ello impregnando a su rol de empatía, aterrador y encantador, con ternura y calidez, fascinante actuación, o la escalofriante visita que hace a Clark a su residencia universitaria, de una dulzura y simpatía vibrante, con esa coletilla final "Si esta es la universidad, no me he perdido nada”, o impagable el momento en que lo vemos patinar cual oso, pero con agilidad, sumando una trémula compenetración con Broderick, desprendiendo amor paternal. Matthew Broderick cumple dando réplica al Icono, aporta su natural frescura juvenil, sintiéndonos con él perdidos en esta vorágine que se ha metido sin comerlo ni beberlo. Penelope Ann Miller derrocha personalidad, carácter, electricidad verbal, y gran dominio de la escena, achicando con vigor a Broderick, excelente. Bruno Kirby aporta una gran vis cómica como el sobrino de Carmine. Paul Benedict dota a su profesor de cine de una petulancia muy chistosa. Maximilian Schell tiene presencia escasa con un rol muy exagerado.

Puesta en escena estupenda, formidable diseño de producción de Ken Adam (“Teléfono Rojo” o “Barry Lyndon”), filmando en escenarios naturales de Nueva York (Grand Central Station, New York University, Washington Square, 230 Thompson St [azotea apartamento de Victor Ray]), y en Canadá (Mississauga, Union station de Toronto, Woodbine Centre en Toronto), esto potenciado por la fotografía de William A. Fraker (“La semilla del diablo” o “Alguien voló sobre el nido del cuco”), hermosa en el modo ilumina a Brando, sobre todo en la cafetería, envuelto en semioscuridad (referencia clara al Padrino), poética en la última que se mantiene durante los créditos finales. Todo esto envuelto en la deliciosa y jazzística música de resonancias a comedia de David Newman (“Anastasia” o “Ice Age”), añadiéndose temas sugestivos de Nick Cave (“From her to eternity”), Tony Bennett (“I wanna be around”), Nat ‘King’ Cole (“Mona Lisa”), Grandmaster Flash (“New York, New York”) Bert Parks (“Maggie's Farm” escrito por Bob Dylan, “Tequila”, “There she is, MissAmericca”, y otra versión de “Mona Lisa”), o las melodías “Guantanamera” (arreglada y adaptada por por Carmine Coppola”) y “String quartet no. 13 in a minor, d 804” (de Franz Schubert).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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