El día de los enamorados

Cuatro parejas de enamorados, encuentran el amor gracias a un ángel bajado de los cielos en forma de San Valentín.
Con este simple, básico y banal guión, el cine nacional de finales de los años 50 nos entrega una comedia de las llamadas “españoladas”. La película es el vivo retrato de unos personajes de la España de mediados del siglo XX, interpretada por un puñado de buenos actores que interpretan sus personajes con sus tics y su sello personal. El film tiene un humor blando e infantil que no resiste el paso del tiempo, y que es una auténtica reliquia para estudiosos de una manera de hacer cine.
Pero también es una película entrañable, nostálgica, melancólica, cursi y bienintencionada, que deja un cálido sabor de boca. Es una estampa viviente de un Madrid y de una España desaparecida y que nunca volverá.
Conclusión, película agradable para viajar durante 90 minutos en el túnel del tiempo. Por muchos años que podamos disfrutarla.

Se trata de uno de los films más exitosos en su época posterior a "Las chicas de la Cruz Roja". Muchos de sus protagonistas repitieron en ésta y, como en aquella, destacan: un buen guión, un elenco excelente, una buena banda sonora y una dirección exquisita.
Aunque con el paso de los años algunos la podrán encontrar anticuada, la película en sí tiene un encanto puesto que en ella podemos descubrir lugares y situaciones que hoy en día, para bien o para mal, en la acutalidad sería impensable encontrar.

Con la inevitable loa al real madrid -una marca de la casa- y la canción que se hizo eterna, comienza EL DÍA DE LOS ENAMORADOS. Después, Conchita Velasco y Tony Leblanc, con imágenes de esa ciudad preciosa y de sus viejos autobuses azules. Unos autobuses en los que, al lado de los espías, crecimos los niños y las niñas que habitamos ese trocito de España mientras soñábamos, de tanto en tanto, con aquéllos, con aquéllas, que, en algún momento, habrían de venir al Cine con nosotros.
EL DÍA DE LOS ENAMORADOS, otra amable película de la segunda mitad del Siglo XX, habla de corazones, sinsabores, llamas que arden y huracanes y, por estos días, faltos de alegría y de ilusiones, resulta un soplo de aire fresco y un cierto alivio para los sentidos.
Ya se avecina San Valentín, con ansias y esperanzas de un querer. Erasmo Pascual, Jorge Rigaud, don Luis Sánchez Pollack y Manolo Gómez Bur ya no se cuentan entre los vivos y esa España nuestra de suspiros y besos y sonrisas es ahora un lugar inhóspito, como el invierno de Chéjov. Es por eso que hoy, quizá más que nunca, no estaría de más otra visita de ese santo patrón tan elegante y pinturero por ver si así, de alguna manera, se anuncia ya la Primavera.

Aceptemos que San Valentín viene a Madrid y no a Chicago a solucionar problemillas amorosos, entonces nos queda una comedia agradable y simpática.
Clásica cinta española de los 50, inocua, con cierta moralina pero muy entretenida.A su vez, es un testimonio de la España de entoces, de nuestras preocupaciones y objetivos
Buen reparto con dos mitos al frente, Velasco y Leblanc.
Algo pastelosa, pues claro, hablamos de amor :)

Sí, hay algún machismo inenarrable ('Te voy a dar un guantazo' dice el personaje de Tony Leblanc a su novia') y la inevitable promoción de Galerías Preciados, pero si obviamos esto, sobre todo lo primero, el film de Fernando Palacios es una encantadora comedia con algún momento brillante (el baile tipo musical de Hollywood, el casi videoclip de la canción del título) con el reparto perfecto. Lo mejor, Conchita Velasco, arrebatadora en perfecta y estupenda pareja con Antonio Casal.