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Fortunata y Jacinta (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV de 10 episodios. Adaptación de la conocida novela de Benito Pérez Galdós. La acción se desarrolla entre 1865 y 1876. Juan, hijo único de los Santa Cruz, una rica familia de comerciantes, conoce a Fortunata, una muchacha de origen humilde, y entre ambos surge un amor apasionado. Sin embargo, la madre de Juan decide casar a su hijo con su sobrina Jacinta. Después del viaje de novios, Jacinta, cuya principal ocupación son ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
11 de junio de 2013
33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en que la televisión púlbica siguió la política de acercar la cultura literaria del país a los sufridos espectadores. Fruto de esta estrategia es esta maravillosa serie que adapta la que quizá sea, con perdón de “El Quijote,” la mejor novela escrita en español. Con una producción cuidada, para lo que eran los estándares de la época, Mario Camus junto con el guioniosta televisivo Ricardo López, adaptan ese novelón a la pequeña pantalla siendo unos amantes fieles y rendidos a la hora de la adaptación. Tengo que decir que esta es mi novela preferida, disfrutada ya en cinco ocasiones, y realmente el trabajo de Camus capta muy bien todo el espíritu detallista de la obra, tanto en lo que se refiere al interior de los personajes, como al contexto histórico donde se desarrolla esta novela (la agitada época de la Restauración de Isabel II). Repecto a los personjajes, voy a centrarme en los príncipales, pero decir que uno de los grandes aciertos de la serie es lo magnnificamente que esta resuelto el reparto. Leer las líneas de Galdós y ver en sus ricas descripciones los rostros del gran Manuel Alexandre, Mª Luisa Ponte, Luis Ciges, Mary Carrillo o el grandioso Fernando Fernán Gómez, o el largo etcétera de excelentes secundarios que puebla esta serie, habla del mimo con que fue escogido este elenco, que roza, como grandes actores y actrices que son y eran, la perfección entre personaje de la novela e interpretación realizada.
Como sabemos “Fortunata y Jacinta” es una historia de amor y maternidad, una historia que sucede en un contexto muy concreto, donde las divisiones de clases eran notorias y aceptadas. Pues bien, en este paisanaje, Juanito Santa Cruz (muy bien interpretado por el actor francés, François-Eric Gendron), hijo de una de las más ilustres familias de comerciantes de Madrid (no de aristócratas como apunta el resumen de esta página, sino un vástago del comercio matritense. Recomiendo leer la obra, una gozada, y para la descripción de la familia véase el capítulo dedicado a la historia del comercio de Madrid), se cruza con Fortunata, una de esas chulapas de Madrid que se cría entre la miseria y comienzan a tener una relación en la que Fortunata pone todo su corazón; pero los planes de la familia son otros, por lo que termina casado con una sobrina de su madre: la dulce, ponderada y bella Jacinta. El conflicto se inicia, y no solo será amoroso, sino que hay una tragedia que recorre toda la obra: la imposibilidad de Jacinta para ser madre. Y hasta ahí podemos leer, por lo que si os perdéis esta serie os puedo decir que os estáis perdiendo uno de los dramas más elaborados que hay en toda la literatura universal.
Bien, vayamos a lo estrictamente cinematográfico. Primero, las actuaciones. Para el público español, el gran actor Mario Pardo nace en esta serie. Realiza una creación espeluznante del enfermizo Máximo Rubín. Es una actuación cargada de matices, que se ven no sólo en sus diálogos, sino en sus expresiones. Así, cuando aparece en pantalla se “come” todo lo que se acerca; y pensar que se reta con “monstruos” de la categoría de la Ponte, Fernán – Gómez, Ana Belén, etc. Lo mismo se puede decir de Maribel Martín. Una actriz que se prodigó muy poco, pero que aquí sienta cátedra exhibiéndo todos los matices que un personaje como Jacinta lleva (es la dulzura, pero también es la pasión, una pasión reprimida, como en la magnífica secuencia en la que se enfrenta a Fortunata). El único pero lo sitúo en Ana Belén. Soy un fan irredento de esta gran actriz; sin embargo, aunque el trabajo es ajustado, mientras que con los demás actores del reparto “sí” veo al personaje, con ella no recibo esa impresión. Fortunata es más racial y castiza de lo que crea Ana Belén. Es un ser más primario, más elemental, y en Ana Belén esto no está llevado al límite. Cabe preguntarse si esto fue una opción del director o de ella, pero el personaje que representa está más domesticado que el de la novela. Aún así, Mario Camus realiza una dirección fabulosa, con un lenguaje muy cuidado, exprimiendo al máximo las posibilidades de los actores, que, como digo, están geniales (Ver sino las composiciones que hacen Berta Riaza o la gran Charo López), pues la dirección está muy centrada en ellos. Merece también comentar la maravillosa partitura que crea el maestro Antón García Abril para esta serie que capta emocionalmente lo que ocurre y el ambiente de ese momento histórico.
Así, consigue una serie de una calidad extraordinaria. Seiscientos minutos que no te cansas de ver hasta ese desolador final con el que acaba.
En resumen: televisión de calidad, de muchos quilates, que sale con buena nota de un reto tan difícil como adaptar esta novela galdosiana.
Strhoeimniano
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5 de mayo de 2007
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra maestra del genio Pérez Galdós llevada a la pantalla con todo detalle y con un reparto de lujo. Me parece una historia preciosa, que en su época triunfó en la pequeña pantalla, siendo una de las grandes obras en la historia de la televisión.

Ana Belen está espectacular en su papel de Fortunata, y es sin duda uno de los mejores papeles que ha hecho a lo largo de su carrera. El resto de personajes están clavados y hacen un papel excelente.

ahora bien, creo que es necesario haber leído la novela para disfrutar al 100% de la serie.

Os aconsejo que si teneis la oportunidad de verla lo hagais, sobre todo si soy adictos a los clásicos.
Gema
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14 de julio de 2012
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás la calificaría como una serie de televisión. Si hubiera un género específico la situaría como una larga película por capítulos.
Mario Camus realizó una obra de arte trasladando la novela de Galdós sin concesiones. No existen nada discordante en este relato visual: La ambientación, los decorados, diálogos, la traslacción de la época, elección de actores. Todo es un cúmulo de aciertos. Magnífica de principio a fin. Imprescindible si eres un cinéfilo. Una obra maestra.
LEUGIM
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12 de agosto de 2016
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy muy aficionado a calificar series de televisión. Excepto cuando nos enfrentamos a ciertas joyas cinematográficas (COMO ES EL CASO)

Fortunata y Jacinta es una larga película por capítulos, donde Mario Camus entregó todo su talento, su buen hacer, sensibilidad y magia....

Si puedes verla hazlo, pero jamás lo hagas como si te enfrentaras a una mini serie, porque... NO LO ES.
ALIENTO
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21 de noviembre de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que andan enganchados a las series porque es un imprescindible estigma de modernidad, bueno sería que vieran ésta y alguna otra (El pícaro, Los gozos y las sombras, Cañas y barro, Juncal, El Quijote, La Regenta...), de las producciones españolas y algunas que nos vinieron de fuera como: M.A.S.H., Yo, Claudio, Canción triste de Hill Street, Cheers, Twin Peaks, Doctor en Alaska... ; y verán que no hay tanta diferencia, al menos en los contenidos, con las buenas historias para televisión de nuestros días.
Por supuesto que se utilizaba menos dinero en los rodajes pero el resultado de algunas de ellas fue excelente. De hecho, en lo que se refiere a aquellas que nos dieron a conocer los clásicos de nuestra literatura, sobrepasarían la clasificación de serie para convertirse en produciones cinematográficas de varias horas de duración. Aquel era un buen camino y demostró que a la gente se la puede enganchar también a la calidad; aunque claro está que al poder le interesa más que comamos bazofia, no nos vayamos a acostumbrar a las exquisiteces y nos volvamos críticos y exigentes.

Concretamente esta traslación de la obra costumbrista del gran Galdós (Las Palmas de Gran Canaria 1843- Madrid 1920) fue un éxito popular de gran magnitud y muchos hombres y mujeres que arrastraban aún la ignorancia a la que habían sido condenados por la larga noche del franquismo, esperaban cada semana la entrega de un capítulo, con hambre y sed de conocer las vicisitudes de Fortunata, Máximo y los Santa Cruz. Y lo esperaban con el mismo interés, o más, que el que pusieron posteriormente en los culebrones sudamericanos o en los infectos realitys comprados a los vendedores de vísceras.

La dignidad de los trabajos que recibían los buenos actores (cine y teatro) españoles de la época, curaba algunas de las muchas úlceras que les habían producido los papelones alimenticios que se habían visto obligados a interpretar en tiempos de censura y entre cortinas. No hay más que ver la entrega de todos los que participaron en este reparto, a las órdenes del enorme adaptador Mario Camus, para concluir que estaban satisfechos y por fin podían lucirse.
Lo realmente triste y alarmante es comprobar, treinta y cinco años después, que hemos ido para atrás y los ilustres titiriteros se están viendo obligados de nuevo a escoger entre pedo y caca (con perdón).
Sinhué
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