Young Ideas

El director americano Jules Dassin fue aprendiendo los secretos del oficio en su primera etapa productiva con media docena de películas de valor menor, como esta intrascendente comedieta de la Metro de argumento un poco memo.

Josephine Evans es una madura escritora de enorme éxito por un libro de memorias de su estancia en París lleno picardías. Poco después conoce a un aburrido profesor de química de universidad puritano, pacato, celoso y anticuado, con el que se casa y que pretende que abandone la escritura, lo que pondrá en marcha las maquinaciones de sus dos hijos mayores, junto con su editor, para evitar dicha circunstancia, mediante una serie de tretas para malmeter al novio y luego marido.

Comedia tontuela, en parte del tipo de las comercializadas para un público de “teen-agers”, esconde una ligerísima e ineficaz critica al esnobismo académico, pero se conforma con ser una sucesión de enredos, malentendidos y desencuentros sin demasiada chispa o interés.

Por el lado de los actores Margaret Astor aporta su indudable clase, Herbert Marshall se ve condenado por un papel bastante idiota, mientras la fantástica Susan Peters, el mayor interés de la película, y una de las más trágicas historias de Hollywood, fallecida a los 31 años, con su descomunal talento aporta la chispa necesaria para que no decaiga nuestro ánimo. Un par de divertidas escenas –la entrevista que hacen los hijos a su madre y su novio como si tuvieran los papeles cambiados, o la borrachera del digno profesor- son elementos insuficientes para elevar el valor de esta agradable, a secas, comedia de circunstancias.

Las mejores películas de Dassin no tardarían en llegar, en especial el milagroso periodo que va de 1947 a 1955, cuando encadenó una serie de extraordinarias obras maestras –desde “Fuerza Bruta” a “Rififí” pasando por “La ciudad desnuda”, “Mercado de ladrones” y ese prodigio llamado “Noche en la ciudad”- al tiempo que pasaba a la lista negra de directores perseguidos por el macarthismo. Las dos últimas de este grupo de perlas las rodó ya fuera de Hollywood, en Londres y París.

Un argumento sencillo llega a la pantalla con notable frescura gracias a una admirable soltura narrativa y a una ambientación precisa que le confiere verismo y coherencia.
Se trata de una comedia sin complejos ni cortapisas no exenta de cierta originalidad y con enorme acierto interpretativo por parte de los protagonistas.
Un estupendo balance cinematográfico completa el marco de referencia y sitúa al espectador en el centro de la acción para que se implique en los detalles de la trama.
Historia divertida, ocurrente e informal en apariencia pero que admite lecturas de calado profundo.
Y muy bien resuelta por J. Dassin.

Una de las más asiduas causales de violencia en el mundo son las reacciones primarias. No reflexionamos, no indagamos, no investigamos y actuamos instintivamente como los seres irracionales: Tal acción > Tal reacción. “Él dijo esto” … y antes de preguntarme porqué lo dijo, de asegurarme si entendí bien o de pedir una explicación… ¡tenga su coscorrón! Le hizo esto a mi hijo ¡o a mi auto! … y sin hacer una sola pregunta, le devuelvo mal por mal. ¿Y cuántas veces el malo resulta ser el que ejecuta el castigo (o la venganza) y el inocente el castigado? Es, ésta, una de las actitudes que suele dejarnos muy mal parados como especie humana, y a veces se pregunta uno si no mereceríamos seguir andando en cuatro patas y con un aguijón en la cola.

Susan y Jeff, son dos jóvenes adolescentes que acaban de conocer al nuevo esposo de su madre, la escritora Josephine Evans, quien está teniendo ahora un gran éxito comercial con su nuevo libro “As I Knew Paris” … ¡y tan pronto estos chicos oyen decir al ilustre hombre de ciencia que quisiera que Jo deje de escribir porque él puede mantenerla, cualquier respeto que sienten por él se viene al piso y de inmediato comienzan a conspirar para liberar a su madre de semejante “retardatario”! No se han dado la oportunidad de conocerlo mejor, no han escuchado sus razones y menos han argumentado por qué su madre debe seguir escribiendo… y ya están señalando y buscando como sacar del paso al que ahora ven como si fuera un ogro.

“YOUNG IDEAS”, es una agradable comedia con la que se pretende ilustrar el mal que suelen causar los prejuicios. La problemática se plantea aquí en un tono bastante “amable” y el caso podría ser de los más suaves que suelen presentarse en nuestra sociedad, pero, sin embargo, ilustra a cabalidad el daño que puede hacerse cuando se actúa de manera irreflexiva.

Jules Dassin, tiene aquí el cuarto de siete largometrajes que lograría realizar en la tierra que le vio nacer y, aunque no se siente demasiado a gusto con el Estudio para el que trabaja y en su mente ya bulle un inmenso deseo de hacer un cine sociológico y abiertamente comprometido, hace las cosas lo mejor que puede y toda esta escuela habría de servirle para los magníficos resultados que lograría luego con “Brute Force”, “The Naked City”, “Night and the City” y otros grandes títulos.

La historia fue escrita por Ian McLellan Hunter quien, en compañía de Bill Noble, da forma a una historia familiar apta para verla un domingo en familia. Se le abona que contiene frescos y aleccionadores diálogos; consigue bordar a una serie de personajes bastante simpáticos, debidamente matizados y con la suficiente fuerza de carácter que, quizás, los habilite para retomar el camino… y Dassin se encarga de que, formalmente, la película tenga una ambientación agradable, una fotografía muy satisfactoria y una edición marcadamente ágil… y la película pasa en un volión, dejando un gusto a grato entretenimiento que, además, cuenta con un necesario mensaje.

Como producción de bajo presupuesto, el reparto excluye a grandes estrellas, pero, los nombres de Herbert Marshall, Mary Astor, Susan Peters y Allyn Joslyn, son muy apreciados por los que amamos el cine clásico y su labor aquí la cumplen satisfactoriamente.

¡Ah! Asegúrate muy bien de lo que haces porque, perdida la confianza... para siempre queda empañado el amor.

Título para Latinoamérica: CUIDADO CON MAMÁ