El profesional amateur

Una adorable película basada en la historia real de Maurice Flitcroft, un gruista de astillero asentado en una pequeña ciudad industrial del norte de Inglaterra.

A la edad de 46 años, tras quedar cautivado por una retransmisión televisiva, Maurice decide convertirse en jugador de golf y participar en el prestigioso Open Británico. A pesar de tenerlo todo en contra, su férrea determinación se ve recompensada y Maurice participa en el torneo, convirtiéndose en el jugador con peor registro de todos los tiempos. Lejos de desanimarse ante el resultado, Maurice sigue luchando por hacer su sueño realidad, llegando a vivir situaciones que nunca pudo imaginar.

El Gran Maurice es una película fascinante que no te dejará indiferente y te hará pasar dos horas con una amable sonrisa en la cara. Porque Maurice es, ante todo, un buen hombre, que cuida de su familia y los anima a cumplir sus sueños. Un humilde trabajador que, lejos de avergonzarse de sus limitaciones, se centra en practicar y no busca excusas en su terrible falta de medios. Y también un luchador que persevera a pesar del clasismo y el desprecio que le muestra el establishment del golf profesional de los años setenta.

Sin lugar a dudas, ver las hazañas de nuestro amigo Maurice acabará con todas tus excusas. Si Maurice con su manifiestamente mejorable swing fue capaz de compartir cancha con Severiano Ballesteros, seguro que tú serás capaz de tener éxito en cualquier cosa que te propongas. Ya no podrás decir nunca más que eres demasiado mayor para intentarlo.

Aprendamos de Maurice a no aceptar un no como respuesta y a pasar completamente de lo que digan los que pretenden arruinar nuestros sueños. Y reservemos todas nuestras energías en competir con nosotros mismos y en practicar sin descanso.

Porque como repite siempre el buen Maurice: la práctica lleva a la perfección. Y si no lo conseguimos, siempre podremos decir que lo hemos intentado.

No dejes de conocer la historia del Gran Maurice, el Fantasma del Open.

Lo primero que tengo que aclarar es que no me he documentado sobre el personaje real en cuya vida está basada esta cinta, así que juzgaré únicamente lo que se narra en la película.

Lo segundo es que sería una pena que este título se perdiera entre otras comedias británicas "amables" porque sí es una comedia (de hecho, muy graciosa) y sí que deja una sonrisa en el espectador, pero es bastante superior a la media.

La historia se centra en un hombre que, pasados los 45, descubre que tiene que dejar el trabajo de operario en un astillero en el que entró siendo adolescente y buscarse la vida de otra manera (fácil ¿verdad?).

Así que no se le ocurre nada mejor (ni peor) que convertirse ("reinventarse" que dirían algunos) en golfista profesional, sin haber pisado un campo de golf en la vida

¿Por qué no? ¿No oímos a diario que hay que perseguir tus sueños y no sé cuántas pamemas más por el estilo?

Y como él, muchos tuvieron que buscarse la vida en el Reino Unido entre los 70 y los 80, como sabemos y esta no sea probablemente, la historia más loca que surgió de esa reconversión feroz.

Quizá no sea muy sutil, o quizá todo lo contrario, pero me merece más la pena que un personaje esté escuchando en la radio que Margaret Thatcher ha llegado al poder y la pregunta del locutor de "¿Estará a la altura?" que todas las escenas de huelguistas de no sé... Billy Elliot.

Otros méritos de la película son los maravillosos protagonistas, tanto los personajes como los intérpretes: Mark Rylance, Sally Hawkins (qué maravillosa es en todos sus papeles).

Con mención especial a Mark Lewis Jones (como el amigo que de joven hizo algún "trabajillo" en un banco) y Jake Davies, como el hijo mayor de la pareja, en su continuo caminar por la cuerda floja.

Inolvidables las intervenciones del misterioso golfista francés, la familia de acogida del protagonista durante la guerra, la imagen del hijo sujetando la antena en el pub y tantas otras escenas entre el registro cómico y el muy dramático que maneja con soltura este "The Phantom of the Open"

Deleitosa película que nos muestra que en la vida no todo es ganar, o que también se puede ganar sin ganar, o cosas así, no sé. De las que el público adoramos y a veces hasta se llevan premios, como Green Book o CODA.

Yo la he ido a ver porque es de Mark Rylance y todo lo que hace este señor es de ir a ver. No decepciona y forma un personaje basado en un Maurice Flitcroft real que desconozco completamente pero por lo que se ve en los típicos vídeos reales que siempre aparecen al final de un biopic sospecho que era más un audaz timador que el cuasi inocente introvertido de la película. Pero resulta que así, creo, la peli funciona mientras con el de verdad, creo, no hubiera funcionado.

Tampoco os mentiré, si no fuera de Mark Rylance también habría ido porque es de Sally Hawkins y todo lo que hace esta señora es de ir a ver. Aquí despliega sus artes con la pericia habitual y ofrece la asociación perfecta para el insólito protagonista.

Entiendo que el resto del público eran todos golfistas porque se rieron de lo lindo con lo mal que jugaba Maurice en su primer torneo. No hay nada más reconfortante para el espíritu que saber que hay alguien peor que tú. Y en estos tiempos donde todo el mundo parece mejor que tú, películas así son más que necesarias. No solo para los esforzados golfistas sino para el disfrute universal.

Gustará a: gruístas, Moussambani, grand rapidianos
No gustará a: astilleros, franceses, snobs

El gran Maurice es una película (basada en hechos reales) tan fascinante como la persona de la que habla. De hecho, Maurice Flitcroft se convierte en un personaje tan necesario que, si no hubiera existido, habría que diseñarlo para la ficción. Y no porque fuera excepcional, sino porque siendo alguien ordinario tejió una historia extraordinaria.

Es necesario aclarar que la cinta es una feelgood movie; un producto que encandilará a todos aquellos que, como a Maurice, les gusta tomar el té con seis terrones de azúcar, pues, en efecto, el relato es simpático, reconfortante, dulce y encantador.

Además, su elenco hace un trabajo sobresaliente. Es prácticamente imposible despegar la mirada de Mark Rylance, que llena la pantalla con su actuación y hace un tándem maravilloso con Sally Hawkins. Ambos logran hacer reír a la audiencia y enternecerla en muchos momentos.

Sin embargo, lo que consigue que este film sea un hole in one es su mensaje. No solo cuenta con interpretaciones sobresalientes y una crónica magistral, sino que invita a aspirar alto, a perseguir los sueños, a ser perseverante y a no dejar que nada nos pare. El “peor golfista del mundo” –como fue apodado Flitcroft– recuerda que la práctica es el camino a la perfección y que, pase lo que pase, nunca deberían poder decir que no lo hemos intentado.

El largometraje también puede considerarse una oda a la familia e incluso funciona mejor cuando pone el foco en el vínculo entre el matrimonio protagonista, o con los hijos. De todas maneras, el resto no desmerece en absoluto. Es, verdaderamente, un título brillante, inspirador y extremadamente divertido, que es capaz de hacer que a uno no se le ocurra nada que decir en su contra.

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Desconocíamos los hechos reales detrás de un personaje tan curioso como Maurice Flitcroft, y que sin duda recomendamos que descubráis por vuestra propia cuenta a través del simpático modo que hace este largometraje.

Una historia que en la superficie es ciertamente cómica, y que en la película logran plasmar con el humor necesario para sonsacarnos varias sonrisas, pero además también goza de un fondo capaz de transmitir varios mensajes vitales, algunos con el potencial de emocionar, y otros que se pueden llegar a malinterpretar, aunque sin malicia. Sea como sea es un entretenimiento válido, bien dirigido e interpretado, que cumple en calidad.

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