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Herr Jasper rating:
6
6.5
49,618
Sci-Fi. Thriller. Action
A sci-fi story centered on a soldier who wakes up in the body of a commuter who witnesses a train explosion. When decorated soldier Captain Colter Stevens (Jake Gyllenhaal) wakes up in the body of an unknown man, he discovers he's part of a mission to find the bomber of a Chicago commuter train. In an assignment unlike any he's ever known, he learns he's part of a government experiment called the "Source Code," a program that enables ... [+]
Language of the review:
- es
April 21, 2011
316 of 382 users found this review helpful
¡Alerta!
¡Spoiler!
Vámonos al spoiler.
¡Spoiler!
Vámonos al spoiler.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
8 minutos dan para mucho:
Encontrar al malvado terrorista.
Indagar sobre tu pasado.
Ligarte a una chica muy mona.
Curtir a medio vagón.
Convertirte en una buena persona.
93 minutos dan para mucho:
Plantear una buena premisa.
Hacer que surjan nuevas incógnitas conforme se desarrolla la historia.
Tirar de topicazos cuando se acaban las ideas.
Terminar bien una buena historia.
Cargársela a continuación con un happy ending con pinta de haber sido escrito (e impuesto) en los despachos.
Un buen final da para mucho:
No te lleva por cojones a ningún terreno y te deja espacio para que pienses.
Es subjetivo y se presta a varias interpretaciones.
El mensaje, curiosamente, cala con mucha más fuerza.
Es una muestra de elegancia.
El happy ending común de despacho, no:
El prota salva el mundo.
El prota se liga a la chica.
El malo se jode.
Es una muestra de garrulez.
Código fuente termina cuando se para el tiempo. En plan La Vida de Brian. Les falta cantar “Always look at the bright side of life”, y eso está bien y es una manera elegante de terminar. Es el momento justo para el corte a negro. Dejad de mirar la pantalla justo ahí, de verdad. Saldréis con mucho mejor sabor de boca. Lo que viene después (el final de despacho) es algo así como lo que viene después de sentarse flojillo de vientre en el retrete después de pagarse un atracón en una mariscada. Algo desagradable de presenciar, consecuencia de agentes ajenos al que lo sufre (¿alguien ha dicho productores?) y un mal rato para el que lo... crea (o pare). Apuesto a que a Duncan Jones (que lleva 2/2 en películas que merecen la pena) tampoco le hizo ninguna gracia que terminase así.
Con lo buenas que estaban las gambas, debió pensar.
Encontrar al malvado terrorista.
Indagar sobre tu pasado.
Ligarte a una chica muy mona.
Curtir a medio vagón.
Convertirte en una buena persona.
93 minutos dan para mucho:
Plantear una buena premisa.
Hacer que surjan nuevas incógnitas conforme se desarrolla la historia.
Tirar de topicazos cuando se acaban las ideas.
Terminar bien una buena historia.
Cargársela a continuación con un happy ending con pinta de haber sido escrito (e impuesto) en los despachos.
Un buen final da para mucho:
No te lleva por cojones a ningún terreno y te deja espacio para que pienses.
Es subjetivo y se presta a varias interpretaciones.
El mensaje, curiosamente, cala con mucha más fuerza.
Es una muestra de elegancia.
El happy ending común de despacho, no:
El prota salva el mundo.
El prota se liga a la chica.
El malo se jode.
Es una muestra de garrulez.
Código fuente termina cuando se para el tiempo. En plan La Vida de Brian. Les falta cantar “Always look at the bright side of life”, y eso está bien y es una manera elegante de terminar. Es el momento justo para el corte a negro. Dejad de mirar la pantalla justo ahí, de verdad. Saldréis con mucho mejor sabor de boca. Lo que viene después (el final de despacho) es algo así como lo que viene después de sentarse flojillo de vientre en el retrete después de pagarse un atracón en una mariscada. Algo desagradable de presenciar, consecuencia de agentes ajenos al que lo sufre (¿alguien ha dicho productores?) y un mal rato para el que lo... crea (o pare). Apuesto a que a Duncan Jones (que lleva 2/2 en películas que merecen la pena) tampoco le hizo ninguna gracia que terminase así.
Con lo buenas que estaban las gambas, debió pensar.