¡Al fin! Después de tanto tiempo (al menos en los términos temporales de este director) al fin una nueva película. Johnnie To, el prolífico director hongkonés nos tenía acostumbrados a dos películas por año (cuanto menos) y de repente nos abandona sin novedades.
Desde aquella maravillosa Vengeance, que probaba la vigencia de un talento inclaudicable, hasta esta Don't Go Breaking my Heart habían pasado poco más de 2 años sin novedades.

Como algunos saben, Johnnie tiene dos corrientes de filmación: Por una lado las comedias románticas, "firmadas" en complicidad de Wai Ka-Fai. Por el otro, los policiales y el cine negro marca registrada.
Estaba tan ávido de nuevas señales que me venía bien cualquiera de las dos.

Llegó en este caso la comedia romántica.
Entretenida, con el siempre talentoso Louis Koo (garantía de buenos productos) y algunos tópico made in J.T.
El amor de una mujer oscilando y cambiando de manos entre dos pretendientes que se encuentran y se desencuentran.
En este caso la piedra angular de la estructura es que la comunicación entre los protagonistas se realiza mediante gestos, de un rascacielo a otro, a través de los ventanales.

Una entretenida propuesta para pasar el rato y sonreír, sin más ambiciones que pasar un buen momento.

Bienvenida sea la vuelta de To, de quien estaremos esperando ansiosamente Life Without Principle, su nuevo thriller.
Hasta entonces es bueno saber que Johnnie, con peliculones o con apenas gestos simples, nos hace saber que está vivo.