Entiendo que cuando un libro pasa a la «gran pantalla», se adapte para que sea más ameno (léase comercial), incluso que el director se invente escenas y personajes para aportar su granito de arena. Pero de ahí a lo que han hecho con esta película...

En el libro se enfatiza mucho la personalidad de los protagonistas. A medida que avanza la historia, ves como los personajes evolucionan y se transforman para volverse más adultos y adaptarse a las circunstancias de la aventura. Pero en la película están vacíos, tanto los personajes como el guión. Las conversaciones son totalmente absurdas, un sinsentido, una vergüenza ajena.

No voy a criticar los efectos especiales (que son horrorosos), ya que se habrán amoldado al bajo presupuesto que tendrían, pero podían haberse ahorrado presupuesto de efectos para contratar un mejor guionista. Aunque también se podían haber ahorrado hacer la película si no cuentan con los medios necesarios, porque más que un logro, esta película es una mancha en el currículo de cualquier director de cine.

Os aconsejo NO ver la película, pero sí leer al menos el primer libro de la saga, que pese a sus años, es un referente en la literatura fantástica.

Una película totalmente estándar de acción. Tiene todos los tópicos que puede tener cualquier película de Antena 3 de por la tarde. Un tío que mata a todos y a él no le mata nadie, enemigos que se mueren de un puñetazo, protagonista amargado por su vida pasada que va de triste pero no. Te lo compro en 1990, pero ahora ya aburre ver siempre lo mismo.

Entretenida sin más.

Una película de 1995 que yo he visto en 2019. Por norma general me gusta dejarme «engañar» por el cine para poder disfrutar de muchas más películas sin sacarlas pegas como, falta de veracidad, personajes irreales, conversaciones metidas con calzador, y toda la retaíla de artimañas que usan los directores de cine hoy en día pensando que así van a conseguir un buen entretenimiento, o peor, una buena película... y de repente... me encuentro esta, sin efectos especiales, sin alardes artísticos inecesarios, sin superhéroes, pura magia.

Es una historia de amor verdadera, y con verdadera quiero decir que es real y nos podría pasar a cualquiera. Las conversaciones entre los protagonistas son auténticas, siempre rozando lo intelectual que para eso es una película de entretenimiento, pero creíbles al fin y al cabo.

Quizá sea porque me pilló en un buen día para ver un romance, o porque estaba hastiado de tanto cine falso en el que todo ocurre en el último momento y siempre sale bien, pero esta película es genuína y debemos mantenerla en un pedestal bien alto donde se encuentren los pedestales que mantienen el buen cine.