Todas las películas que tratan sobre los habitantes de los grandes bosques americanos recalcan lo mismo, son gente rara, antipática y bruta. En este caso, el jefe del clan (si es que le podemos llamar así) es un bestia redomado. Claro está, que con la cara de Henry Silva tampoco podemos pedir que sea un atractivo y afable galán.

La peli es una historia de malos que persiguen a buenos. A pesar de que la selección de actores es mejorable, la trama transcurre con cierta verosimilitud. Realmente Henry Silva sostiene la película y sin duda se le llega a odiar. Peleas, persecuciones a pie o en coche aderezan un cinta con la que se puede pasar un rato entretenido si gusta el cine de acción sin sesudas pretensiones.

En el cine del oeste los predicadores siempre dan bastante juego, esa lucha interna que hace decidir entre poner la otra mejilla o liarse a tiros suele dar buen resultado. Lamentablemente esta película se queda en una buena intención. Un excelente trailer nos enmascara una película que falla, no por la idea, sino por un montaje mal estructurado y una dirección mejorable.
La música ramplona a medio camino entre el country y los grandes éxitos de la clínica dental no parece adaptarse a las situaciones y además no tiene nada que ver con las enégicas guitarras eléctricas que parecen sonar en el trailer y que sin duda hubieran mejorado las escenas de acción.
Tom Berenger tiene el mismo gesto en toda la película, no sé si por miedo a soliviantar su hipertensión o porque nadie ha sabido decirle lo que había que hacer. El resto de actores son absolutamente planos y pareciera que han sido lanzados en paracaídas de manera sorpresiva para todos. Con lo que nos gusta el western...otra vez será.

Están muy vistas las series de comisarías, sin embargo esta no es la típica que nos enseña unas instalaciones destartaladas llenas de borrachos y putas con la irritante cámara inestable como en la de The Shield, por ejemplo. Policias educados, bien vestidos y con buenos modales que sólo se desatan en situaciones extremas. El detective Harry Bosch, personaje principal, es un hombre no muy locuaz pero que conoce bien su oficio, un poli de la vieja escuela que se resiste a las nuevas tecnologías.
Algo que marca la diferencia en esta serie es que no abundan los tiroteos enloquecidos e irresponsables y los disparos suelen requerir explicación ante superiores o un tribunal.
En general los personajes de la serie están perfectamente estructurados y su psicología está muy bien definida. La linea argumental es excelente y diseñada de tal manera que mantiene varias tramas a la vez que se van resolviendo a medida que es necesario ver el siguiente capítulo. Bosch engancha, sin duda, y después de ver el último capítulo te da pena no saber como seguirá la vida de un policía tan cojonudo.
Si conoces la ciudad de L.A. mejor que mejor, todas las localizaciones exteriores son reconocibles, con referencias publicitarias insertadas con gran habilidad y prácticamente imperceptibles, principalmente de restaurantes y locales de comida rápida.

Nos avisan en el primer minuto que esto va de crímenes horribles y que ocurrió de verdad. Lo mejor de la obra es sin lugar a dudas Billy Bob Thornton, el asesino perfecto que elabora sus actos con minuciosidad y que pareciera que tiene diseñados el plan A y el B o incluso el C y el D si así se requiriera. Mide cada palabra, cada movimiento, como si contara los pasos en una coreografía extraña hasta colocarse justo donde quiere para usar su arma o declamar la más adecuda frase.
Tan concienzudo criminal choca de plano con las victimas y policias que aparecen, gente torpe a todas luces con lenguaje atropellado y que parecen verse superados intelectualmente por la situación. Todavía no entiendo por qué el guionista decidió que el resto de personajes a excepción del propietario de bar parezcan bobos incapaces de terminar una frase. Lo del personaje de Martin Freeman llega a ser irritante; se llega a sentir necesidad de dispararle uno mismo, lo requiera o no el guión. A pesar de todo esperas ansioso la aparición de Billy Bob Thornton, el único personaje decidido, con aplomo, su boca sabe lo que hay que decir y de su arma sale lo que tiene que salir.
Una buena serie que mantiene bien el ritmo y que de no ser por Billy Bob Thornton seguramente no hubiera sentido curiosidad por verla. Gracias por salvar la serie, Billy.

¿Qué es esta película? Una del oeste pero de terror sanguinolento; digamos, un spaghetti western en sus planos típicos pero facturado en EEUU.
La puesta en escena es muy vistosa, el polvo y las moscas parece que realmente te rondan la nariz.
De manera implícita se observa una suerte de ramalazo racista con una serie de personajes rubios platino que parecen ser víctimas de alguna secta a identificar.
Hice grandes esfuerzos para entender el guión, pensando que quizá en la siguiente secuencia se aclararía todo. Ni por esas. Terminé por dar al avance rápido y no obtuve ningún resultado.
Todas esas frases con ínfulas poéticas, toda esa monserga diábolica sin guión comprensible empezó a irritarme.
Llegan los títulos de crédito y descubro que está rodada en un desierto de Namibia. Acabáramos, por eso no veíamos más que piedras y polvo.