La soledad en la gran ciudad. Una pequeña historia con un gran personaje al que Alfredo Landa sabe exprimir con maestría todo lo que puede dar de sí. Desde la distancia, el retrato de una ciudad que ya no existe; las imágenes de Barcelona tienen alma, algo que está perdiendo a pasos agigantados.
Véanla.

Insultantemente aburrida.

No soy muy fan de las películas con niños, pero en este caso no pasa nada de nada. No hay una historia, solamente un retrato del veraneo de una niña. Habrá quién haga lecturas filosóficas del encuadre, la luz y el color de los calcetines, pero yo que de eso no entiendo te diré que esta película es un tostón.

No busquen más, no lo hay.

Bastante aburrida. Los primeros 80 minutos son insufribles; el resto mejora, hay algo de trama y tiene más sentido, pero tampoco es para tirar cohetes.
Me da la sensación que quieren exprimir al máximo la historia original y dejan de lado la inventiva; luego la película se resiente, peca de falta de ritmo e interés.
Sincermamente, será muy difícil que vuelva a verla.

Interesante historia que sigue el último año de instituto de una joven magistralmente interpretada por Saoirse Ronan.

La fuerza del film radica en su relación con sus padres, especialmente su madre, y con sus amigos, así como la rebelión ante la vida que, en teoría, le ha tocado vivir.

Interpretaciones muy destacables. Por poner alguna pega, el cliché de los niños ricos de instituto, un recurso muy manido.

En resumen, una buena película.

Horrorosa, sencillamente infumable. La cogí con ciertas ganas a tenor de la nota de filmaffinity, pero al poco rato mi cara ya era un poema. A los 3 minutos de película ya sabes qué va a suceder; pero entonces tienes la esperanza que el desarrollo valga la pena. A los 7 minutos ya ves que te has equivocado y apuestas a ver cuánto tiempo más eres capaz de aguantar viendo este sketch de programa de sobremesa.
Los personajes simplemente no existen, no tienen ninguna particularidad o gracia. Las actuaciones son de función de fin de curso, siendo magnánimos. El guión...tiene guión? Y el patrocinio de Ikea no es que sea muy sutil que digamos.
No se salva nada; el tono ñoñolisto de pandilla hipster envuelto en edulcorante barato da un resultado lamentable.
Una pérdida de tiempo. Una pérdida de subvenciones otra vez.
Dolera, ten fe, será fácil superarte en la próxima. O puede ser peor?