Entre Luisita Duncan y el irse -bzmmm- para arriba-oh, oh- el hombrede acero, que al menos para mi contiene cierta aleación de materiales plásticos, sobre todoen el rostro-prefiere volar. Allá él. Quién sabe si tiene conciencia que lo hace más rápido quesus antecesores, cuyas capas de proezas herculianas no vienen al caso. Lo real es que acá la kryptonita seria una minidosis de humor, con lo cual nuestro héroe se desintegraría, supongo. Es loable, eso si, el bochinche infernal de efectos especiales, la prirotecnia, la fauna, con sus guiños intertextuales a bichos prehistóricoso históricos de películas de extraterrestres (flora hay poca o no la hay, tampoco se necesita). Y así las cosas, al actor lo veo más para algún western. Pienso que alguna vez lo veremos en alguno , cuando se aburra de los gimnasios.Y si se aplicara, quizás más, a estudiar actuación, podría darse hasta el lujo de un papel de bandido. Por lo demás , no me atrevería a afirmar que entre incendios y explosiones la película transcurra volando...