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Voto de Patricio Escartín:
7
7.9
3,596
Drama. Fantástico
Es Nochevieja. Tres borrachos evocan una leyenda según la cual si un gran pecador es la última persona que muere al terminar el año, entonces tendrá que conducir durante un año entero la Carreta Fantasma que recoge las almas de los muertos. David Holm, uno de los tres borrachos, muere cuando suena la última campanada de la medianoche... (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2022
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Con planos enteros y planos medios, la dirección de Victor Sjöström, sobria pero efectiva, se adentra en el desarrollo de su relato anti alcoholismo en 5 capítulos. La carreta fantasma (Körkarlen, 1921) es en resumen, una advertencia espectral a través de un juego de dobles exposiciones, técnica antiquísima como el mismo cine pero que funciona tan bien, sobretodo en esta película.
Si algo se le puede reconocer a los nórdicos de inicios de la década de los 20, es su capacidad para crear atmósferas emocionales, algo que nadie hacía y de lo que se adueñaron tanto Mauritz Stiller (El tesoro de Arne, 1919) como el mismo Sjöström. En La carreta fantasma hay una atmósfera que se consigue desde la primera imagen de la película; una mujer enferma agoniza en cama. El juego lumínico es el que sin duda potencia esta aura espectral, en donde prominentes sombras resaltan a la espalda de los actores. Acompañada del tinte monocromático con el que se pintaban las películas mudas (azul para la noche en exteriores, sepia para interiores en noche) la película transmite una fría sensación, que apoya no sólo la presencia mortífera del jinete de la carretera, sino también el tono de los hechos. Una escena que concentra muy bien los recursos escenográficos y plásticos ya mencionados de los que se vale el director es cuando vemos a la Muerte descender al mar y sacar de las profundidades a un hombre ahogado; esta escena resume de cierta manera, el tono estético-atmosférico de la película, y no quiero volarme con las interpretaciones, pero el hecho de que la Muerte saque a un hombre ahogado se puede considerar como una metáfora de lo ahogado que está David Holm como alcóholico.
Si algo se le puede reconocer a los nórdicos de inicios de la década de los 20, es su capacidad para crear atmósferas emocionales, algo que nadie hacía y de lo que se adueñaron tanto Mauritz Stiller (El tesoro de Arne, 1919) como el mismo Sjöström. En La carreta fantasma hay una atmósfera que se consigue desde la primera imagen de la película; una mujer enferma agoniza en cama. El juego lumínico es el que sin duda potencia esta aura espectral, en donde prominentes sombras resaltan a la espalda de los actores. Acompañada del tinte monocromático con el que se pintaban las películas mudas (azul para la noche en exteriores, sepia para interiores en noche) la película transmite una fría sensación, que apoya no sólo la presencia mortífera del jinete de la carretera, sino también el tono de los hechos. Una escena que concentra muy bien los recursos escenográficos y plásticos ya mencionados de los que se vale el director es cuando vemos a la Muerte descender al mar y sacar de las profundidades a un hombre ahogado; esta escena resume de cierta manera, el tono estético-atmosférico de la película, y no quiero volarme con las interpretaciones, pero el hecho de que la Muerte saque a un hombre ahogado se puede considerar como una metáfora de lo ahogado que está David Holm como alcóholico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Narrada a partir del flashaback, la película se apoya en las narraciones de David Holm (interpretado por el mismo Sjöström) para ir desenvolviendo su descenso al alcoholismo y su impacto en su vida familiar. En esto, Sjöström (como director) es muy hábil, pues establece una doble, y a veces, una triple línea narrativa entre el pasado y el presente, creando una relación de causa-efecto entre las acciones del pasado y las consecuencias del presente, algo que es muy satisfactorio de ver como espectador, sobretodo cuando nos acercamos al final y descubrimos que la primera víctima a la que David Holm tendrá que recoger, como jinete de la Muerte, son sus propios hijos. Este hecho resulta climático por cómo la historia ha manejado el pasado y el presente en la relación causa-efecto de la vida de David Holm: la causa es su alcoholismo, el efecto, la inminente muerte de sus hijos a manos de su madre. De la misma forma, el hecho es todavía más poderoso porque es lo que orilla al personaje a cambiar, y porque se trata de la última advertencia para abandonar su alcoholismo.
Hasta eso, Sjöström no fue el primer cineasta en mostrar las consecuencias del alcoholismo como un cuento moral; David Wark Griffith lo hizo doce años antes con su película corta A Drunkard's Reformation (1909), de hecho, el mismo Griffith lo hizo varias veces en sus cortometrajes, pero la diferencia de Sjöström con Griffith radica no solo en la diferencia formal de que el sueco tiene más recursos como director (algo comprensible si se considera que hay doce años de diferencia entre uno y otro) sino en el hecho de que Sjöström no se limita únicamente a decir "esto es lo que te pasará si sigues tomando alcohol"; en su lugar podríamos decir que habla de temas más complejos, como la caridad, la superstición y la voluntad, envuelto en un halo de misterio.
Sin duda, una película esencial del cine sueco, admirable por la creación de una atmósfera, pero también, por su efectividad como relato moral que se niega a ser solo una historia con moralina, y que se digna a usar elementos del género fantástico como crítica social.
Hasta eso, Sjöström no fue el primer cineasta en mostrar las consecuencias del alcoholismo como un cuento moral; David Wark Griffith lo hizo doce años antes con su película corta A Drunkard's Reformation (1909), de hecho, el mismo Griffith lo hizo varias veces en sus cortometrajes, pero la diferencia de Sjöström con Griffith radica no solo en la diferencia formal de que el sueco tiene más recursos como director (algo comprensible si se considera que hay doce años de diferencia entre uno y otro) sino en el hecho de que Sjöström no se limita únicamente a decir "esto es lo que te pasará si sigues tomando alcohol"; en su lugar podríamos decir que habla de temas más complejos, como la caridad, la superstición y la voluntad, envuelto en un halo de misterio.
Sin duda, una película esencial del cine sueco, admirable por la creación de una atmósfera, pero también, por su efectividad como relato moral que se niega a ser solo una historia con moralina, y que se digna a usar elementos del género fantástico como crítica social.